Día 17. Verano [TurGre]

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Si había algo que le gustaba al griego del verano eran pasar todo el día en el mar, siempre que no tuviese trabajo, claro. Y aquel era uno de esos días, le encantaba pasar un rato bajo el agua y quedarse dormido tomando el sol, siempre con algún gatito cerca. A veces hasta se dejaban abrazar y pasaba las tardes dormido con ellos, eran como peluches.

En una de sus siestas bajo el sol, alguien empezó a hacer sombra al griego y este, molesto, abrió los ojos y cuando se encontró quien era lo agarró de la pierna y lo tiró a la arena.

-¡O-oye! No me tires. Solo te iba a despertar para que te eches crema, que te estás quemando. A saber el rato que llevas ahí. -El turco rebuscó en la bolsa del griego hasta sacar un bote de crema. -Estás muy blanco, tienes que tener más cuidado. -Aún quedaba parte de su instinto sobreprotector que tenía cuando él era niño.
-¿Qué te importa? Además... ¿Qué haces aquí? -Molesto, intentó quitarle aquel bote, pero este lo tenía agarrado con fuerza.

-Es mi día libre y quise venir aquí. Tus playas me gustan. -No le dejó quitarle el bote, tenía algo planeado. -Gírate.
-Tsk... Porque no llego, sino no te haría caso. -El griego quedó de espaldas al turco y este empezó a echar aquella crema sobre su espalda y sus hombros, masajeando aquella zona mientras lo hacía, el otro no se quejó, cuando iban a las termas también le hacía masajes y lo dejaba como nuevo.
-Me odias mucho pero sé que te gusta esto. -Con sus manos se fue hacia su parte delantera por un segundo, rozando su pecho. Podía ser su último momento de vida por hacer eso. El griego no tardó ni un segundo en apartarlo de ahí de un puñetazo en la cara. -Eres muy aburrido, Grec... Heracles.
-¿Por qué me llamas así?
-Porque puedo.
-Maldito viejo.
-Como si fuera la primera vez que toco ahí. ¿No recuerdas hace tiempo en las termas?
-Dijimos que no íbamos a comentar más ese tipo de asuntos.
-Pero ya me he cansado de no expresar mis sentimientos. -El griego pareció molesto al escucharlo y no se le ocurrió nada mejor que callarlo con un beso.
-No hay nada que decir.
-Sí que hay mucho que decir. -El turco se levantó de aquel lugar y se dispuso a irse lejos de él. -No puedes jugar conmigo así. O me quieres o me odias, ya me he cansado. No soy un objeto de desahogo para cuando necesitas acostarte con alguien.
-Espera... -Ya era tarde, no lo iba a escuchar. Después de aquello, el griego se fue al agua a pensar ahí más fríamente la situación. Su cabeza estaba hecha un lío. Claro que él le gustaba y no lo quería solo para ese tipo de cosas, sin embargo le costaba muchísimo admitirlo, su personalidad se lo impedía.

Tras pensarlo mucho, había tomado una decisión. Ya nada iba a ser igual pero estaba seguro de que hacía lo correcto. Marcó el teléfono del turco y esperó impaciente a que este contestase. Tenía mil pensamientos en mente en ese momento.

-¿Qué quieres? -El turco respondió algo molesto.
-Ven a mi casa. Quiero hablar.
-No voy a ir para que me digas alguna estupidez de que no hay nada de malo en esto y que no tiene importancia. Lo siento pero no, ya me he arrastrado lo suficiente.
-Sadik, no es nada de eso. Quiero hablar.
-Vaya, si sabes llamarme por mi nombre. Pues mira. ¿Sabes qué? Ahora yo no quiero hablar. Haberlo pensado todas las veces que me has evitado.
-Espera...
-No. Adiós.

Y colgó. El griego estaba tan molesto en aquel momento que en su mente solo había gatitos con cuchillos. Y eso era un pensamiento muy oscuro.

No iba a dejar las cosas así, ahora que había tomado una decisión simplemente no podía hacerlo. Sin pensarlo se puso de camino hasta su casa. Era muy tarde en la madrugada, serían como las tres, pero le dio igual y llamó al timbre. El turco estaba despierto, pues las luces del salón estaban encendidas. Este fue a abrir y al verlo lo miró aún con esa expresión de molestia.

-Pasa, pero solo porque es tarde. -El griego entró y nada más cerrar la puerta se lanzó sobre sus brazos y lo besó. El turco intentó rechazarlo pero simplemente no podía. Siempre que los labios del griego rozaban los suyos perdía la razón.
-Escúchame, lo siento por hacerte pensar que te utilizaba... Y no voy a repetirlo más. Te quiero. Te quiero mucho. Tanto que hasta siento que a veces me duele y lloro por ello. Te quiero tanto que estoy ignorando mis sentimientos negativos hacia ti por esto.
-¿Era tan difícil decirlo? Pero... ¿Sabes qué? Yo no te quiero.
-¿Ah, no?
-No. Yo te amo. -Esta vez fue él el que besó sus labios. Este correspondió y se quedó abrazado a él.
-Idiota, yo también. Pero lo veía una palabra muy fuerte para decirla así de primeras.
-No lo es. Es... Bonito sentirse así.
-Sí, tienes razón.

Y aquella noche los dos durmieron abrazados, sin ningún interés en hacer otro tipo de cosas. Necesitaban el cariño del otro, nada más. Se sentían felices estando al lado del otro, de poder besarlo y acariciarlo, de dormir abrazados... Por fin sentían que su preocupación más grande desapareció, pues esta era no ser capaces de declararse sus sentimientos nunca.

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Este fic es una continuación en cierto modo del anterior de ellos en este fictober. Tenía que darle un final claro y este me pareció perfecto, con su momento de drama. <3

Fictober 2020 [Hetalia] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora