Día 7. Almas gemelas [NedSpa]

156 5 0
                                    

Era un día más en casa de la personificación del país de Holanda.

Su vida era una simple rutina de trabajo y de intentar descansar, para algunos países resultaba realmente aburrida. Pero realmente era feliz. En su tiempo libre se dedicaba a dibujar, pasar tiempo con su hermana, escuchar música... Disfrutaba de las pequeñas cosas más que nadie.

En aquel momento se encontraba con su trabajo más duro y más después de haberlo tenido que posponer, estaba organizando las distintas alternativas para realizar el festival de Eurovisión en su país.

-Vas a tener que preparar varios escenarios. Recuerda ponerte en lo peor siempre, no sabemos lo que puede pasar de aquí a mayo. -Su jefe le advirtió.
-Ja. -El holandés encendió un cigarrillo y le dio una calada. Estaba realmente agobiado con aquel asunto.
-En fin, descansa por ahora. Aún no sabemos con certeza lo que podemos hacer.

¿Pero cómo iba a descansar con la presión que tenía con diversos planes sin tener una respuesta clara? Eso además de los problemas que estaba teniendo por temas políticos con su propio jefe por ser demasiado egoísta respecto al resto.

-Maldito viejo, déjame en paz. -Dijo para sí mismo. Después se marchó hacia su habitación y para relajarse estuvo haciendo unos dibujos. Cuando se relajó decidió salir a tomar un café, siempre tomaba todo fuera, era demasiado penoso incluso para hacer café y siempre que lo hacía era instantáneo.

Al entrar en su cafetería preferida, dejó escapar un suspiro y cuando se disponía a mirar su teléfono alguien apareció tras él.

-Hey, Holanda. Cuánto tiempo.

¿Qué hacía él aquí?

-Hallo. -Respondió con su frío tono de voz habitual, dando un trago a su café. -¿Qué haces en mi país?
-Mi jefe tiene una reunión aquí mañana. Este es mi lugar favorito cuando vengo y hace mal tiempo. Hacen mis cafés preferidos. Además sirven churros. -El español se sentó frente a él, como si fuesen mejores amigos.
-Ya veo. -Al poco rato le sirvieron su café al español y era exactamente el mismo que él tomaba. Incluso este echó la misma cantidad de azúcar. El neerlandés no dijo nada pero se quedó bastante sorprendido.
-Hm... Estás tan callado como siempre. ¿Va todo bien?
-Sí, supongo. -No sabía hablarle de otra forma. Detestaba su felicidad constante.
-¿Supones? -El español parecía preocupado por él. -Tienes muchas ojeras. ¿Has estado durmiendo bien? ¿Tienes mucho trabajo?
-Haces muchas preguntas. Pareces mi madre. -Dio otro trago a su café, esperando acabarlo lo más rápido posible para irse de allí.
-Estás teniendo mucho lío con el festival. ¿Verdad? -No sabía cómo lo hacía pero siempre parecía que le leía la mente.
-Eso no es de tu incumbencia.
-Claro que lo es. No es fácil tener casi todo preparado y que te cancelen los planes, además de tener que pensar muchas alternativas sin saber cuál saldrá adelante. Sinceramente, yo no podría soportar la presión que Polonia y sobre todo tú estáis soportando.
-Sí, bueno. Con Polonia no te llevas precisamente bien.
-JAJAJA, solo tenemos nuestros piques con el concurso. Él es buen tipo. Pero tú... Eres más cercano a mí y me preocupa más tu salud. Por favor date un descanso. Puedes venir a mi casa cuando quieras.
-Sabes que siempre voy allí de vacaciones. Pero mi jefe no me deja pisar tu país. -Su odio a su jefe superaba cualquier otra cosa y así es como se terminó abriendo.
-No podré pasar esta Navidad contigo, entonces...
-Oh, tremenda pérdida. No vas a ver al holandés aburrido que te habla mal siempre que te ve.
-No digas eso, te tengo mucho aprecio. Tu hermana y tú sois parte de mi familia. Ella fue como una hermana para mí y tú...
-¿Y yo qué? ¿Me ves como el típico hermano al que apenas ves?
-Deja de ponerte a la defensiva. No iba a decir eso.

Ambos sabían lo que el español iba a decir pero ninguno lo diría. Antes de la independencia del holandés este había pasado la mayor parte de sus noches en España con él. No supo cuándo empezó a ser su amante pero lo disfrutaba, incluso si su interés era únicamente sexual. Sin embargo al pelear por su independencia descubrió que sentía algo más allá de atracción y sufrió bastante por eso. Esa era la razón por la que lo había evitado todo este tiempo. Solo tenían encuentros casuales como aquel, encuentros en reuniones y pasaban las navidades los dos junto a Emma, Bélgica.

Volviendo a aquel momento, los dos mantuvieron la mirada frente a la del otro, como si se estuviesen retando a hablar.

-Sabes perfectamente lo que fuiste para mí.
-¿Un objeto de desahogo sexual?
-No, imbécil.

Sus miradas volvieron a encontrarse, pero esta vez el holandés pudo notar un brillo extraño en los ojos del español. Un brillo que solo tenía con él.

-En fin, da igual.
-No, Holand- Tim. Perdón.
-¿Por qué me llamas por mi nombre?
-Tenemos esa confianza, no me jodas. Nunca me has llamado España.
-Ya, bueno.
-¿Podemos pasear juntos? Como si nada hubiese pasado...
-Odias el mal tiempo y hoy está nublado.
-Vaya, qué bien me conoces.
-Tsk. Para nada.

El español esbozó una amplia sonrisa y fue a ponerse su abrigo. No se dio cuenta de que el holandés había pagado los cafés de ambos, cosa que en parte le agradó y por otra le molestó porque siempre lo cuidaba de más aunque no lo admitiera.
Después salieron de aquella cafetería y fueron a pasear por la ciudad de Rotterdam. El tiempo había mejorado considerablemente durante aquel rato e incluso hacía sol.

-No tenías que pagar lo mío también.
-No puedo evitarlo. Ya bastante mal te trata económicamente mi jefe. -Aquello hizo sonreír al español, pero a la vez le preocupó aún más.
-Espero que no hayas discutido con él por eso.
-No realmente. Solo me quejo de las injusticias.
-Vamos, que sí lo has hecho. -Se detuvo, quedándose en frente del neerlandés, poniendo sus manos sobre las mejillas de este. -Parece que te importo un poco.
-No.
-¿No reconoces que te importo?
-No es eso. Has dicho un poco.
-Ya veo. -Satisfecho por aquella respuesta, continuó caminando hasta que llegó a uno de sus parques preferidos. -Me quiero quedar aquí un rato, Tim.
-¿Te gusta este sitio?
-Sí, he venido alguna vez. Me relaja mucho sentarme en el césped y ver el cielo.
-Aquí suelo venir a dibujar. -El de cabellos rubios sacó un cigarrillo y dejó salir el humo, mirando después al castaño. -Me sorprende que vengas a mis sitios preferidos.
-Son los míos también. Supongo que ambos tenemos buen gusto.
-Sí, supongo. ¿Cuánto tiempo llevamos sin pasar tanto rato juntos?
-Siglos. -Respondió el español algo entristecido. -Te hice daño y no quieres pasar tiempo conmigo, es normal.
-No. -Simplemente no pudo evitarlo, el holandés abrazó al español. Nunca lo veía deprimido desde que se fue de su casa y no quería que aquello sucediese de nuevo. Este correspondió al abrazo y ya estaba sonriente de nuevo.
-También llevaba siglos sin estar entre tus brazos.
-Sí. ¿Y sin besarme cuánto llevas?
-Sigl- -El neerlandés lo calló con un beso y no pudo terminar.
-Segundos. -Dijo, manteniendo su semblante frío y serio de siempre.
-Había olvidado el sabor a tabaco de tus labios.
-¿Es asqueroso?
-Es lo más delicioso que he probado.

Ambos se recostaron en el césped de aquel lugar, quedándose abrazados y besándose de vez en cuando.

-Creo que atraes el buen tiempo aquí. -Dijo el neerlandés acariciando el cabello del español. -No recordaba la última vez que había salido el sol y ha sido venir tú y aquí está.
-¿Quizá es porque te he hecho feliz y tu país lo nota? -Bromeó, besando los labios del más alto.
-Sí, será eso. -Dijo tras corresponder a aquel beso.

Y es que, por mucho que el neerlandés lo negase, sentía como si el español fuese su alma gemela. Ambos se complementaban perfectamente, además de tener gustos similares en muchas cosas. Además siempre que estaban mal sabían lo que le pasaba al otro con solo mirarlo y con solo pasar un rato juntos todos sus problemas desaparecían. El cálido español siempre derretía el frío corazón del holandés.

_________________________________

AMO ESTE SHIP y tenía muchas ganas de subir algo de ellos. Espero que os guste este fic <3

Fictober 2020 [Hetalia] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora