Día 24. Holding hands. [SuFin]

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Finalmente estaban juntos después del todo tiempo que habían estado separados. Ambos habían pensado el uno en el otro todos los días, sin importar todo el tiempo que pasaba. Sabían que aquel reencuentro llegaría tarde o temprano y ahí se encontraban, los dos juntos después de tanto sufrimiento. Lo malo ya había pasado. Y esperaban que así fuera para siempre, ya habían sufrido demasiado.

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UN SIGLO DESPUÉS
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-¡Su-san! -Vamos a llegar tarde. -El finlandés tomó la mano de su pareja y salieron a pasear por las calles de Estocolmo. Era la época preferida del menor para salir, se acercaba la Navidad y todas las calles estaban decoradas e iluminadas, además todos se veían felices, nada podía salir mal por esas fechas.
-Ya estoy, Tino. -El sueco tomó la mano del finlandés y pasearon un rato por las calles. Ya había empezado a nevar y a ambos les encantaba pasear por las calles nevadas y decoradas. Durante su paseo se detuvieron en algún puesto del mercado navideño, donde el sueco regaló un peluche nuevo de Santa a su pareja, que tenía muchos pero siempre le hacía ilusión tener más.

Después se fueron a un pequeño parque a hacer muñecos de nieve. Finlandia era como un niño pequeño con ese tipo de cosas y a Suecia nada le hacía más ilusión que verlo así de feliz.

-¡Mira, Su-san! Este muñeco tan alto eres tú. No es ni la mitad de bonito que tú pero lo intenté. -Rió, acercándose al más alto y abrazándolo.
-A mí me gusta. Lo hiciste con mucho cariño y se nota. -El de gafas correspondió aquel abrazo y acariciando el cabello del más bajo.
-¡Me alegro! -Se puso de puntillas y esperó que su pareja se agachara para dejar un pequeño beso sobre sus labios. -Su-san, me apetece chocolate caliente. ¿Podemos comprarlo?
-Claro que sí. -Por el camino el más bajo siguió mirando puestos con decoración navideña y regalos, hasta que encontró un pequeño llavero de un reno que le regaló al sueco. Este lo guardó intentando dibujar una sonrisa en su rostro, cosa que le costaba bastante a excepción de cuando estaba con él. Después se sentaron en un banco a tomar un chocolate. Siempre que salían se sentaban en el mismo sitio, en una calle donde apenas no pasaba nadie.

-Me encanta ver a la gente tan feliz... Todos sonríen, compran regalos... Parece que nada malo pasa en el mundo. Es por eso que me gusta tanto la Navidad.
-Realmente eres la mejor persona que existe. -El sueco besó los labios del finlandés. Este corrsopondió y ambos se quedaron abrazados juntos, tomando la mano del otro. Cuando sus manos estaban unidas sentían que no tenían ningún problema a su alrededor y que todo estaba bien. Que los dos estaban juntos. Ya estaban acostumbrados a esa sensación, pero aún recordaban el dolor de estar separados. Aunque ya se habían recuperado, el recuerdo siempre se mantendría ahí.

Ambos llevaban un rato en su propio mundo, solo disfrutando de la compañía del otro, cuando alguien le lanzó un peluche a la cara al sueco.

-¡Tortolitos! Qué poca vergüenza, dándose cariño en medio de la calle. ¡Iréis al infierno! -Cierto danés estaba frente a ellos, riéndose. A este su peluche le fue devuelto en toda la cara.
-¿Qué haces en mi país?
-Noru y yo vinimos de visita.
-¿Dónde está Noruega?
-¡Da igual eso, venid! Iremos con él.

El finlandés tuvo que discutir un poco con el sueco pero este acabó aceptando ir con el danés. Para sorpresa de ambos, acabaron en la puerta de la casa del sueco. Este no parecía sorprendido para nada, en ese momento el finlandés sabía que ambos países tramaban algo.
Cuando entraron las luces se encendieron de golpe y Noruega, Islandia y Estonia aparecieron con unos gorros de cumpleaños.

-¡Sorpresa, Fin! -Gritó el danés, abrazando al más bajo, pero el sueco lo apartó rápido.
-Feliz cumpleaños, Tino. Junté a todos para hacerte una fiesta sorpresa. -El finlandés había estado tan ocupado con su trabajo que ni siquiera recordaba que era su cumpleaños. Este acabó llorando, abrazando a los dos países que tenía más cerca.
-¡Os quiero mucho! -Fue a abrazar al resto.
-Hay una sorpresa fuera. -El islandés señaló al jardín. Todos fueron hacia allí, donde se encontraba un gran árbol de Navidad y muchísimas luces. Debajo de este había muchísimos regalos. Hacía años que no se juntaban todos para celebrar un cumpleaños por motivos de trabajo y era algo que jamás se habría esperado, y no pudo evitar dejar escapar algunas lágrimas por eso. Su pareja no tardó en abrazarlo y después tomar su mano cuando eso pasó, era su forma de decirle "todo está bien" aún siendo incapaz de expresar del todo sus sentimientos delante de todos. Ojalá aquel momento fuese eterno y todos pudiesen estar juntos y así de felices siempre, era lo que más deseaba y lo que pidió al soplar las velas de su tarta de muñeco de nieve más tarde.

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Amo este ship, es demasiado soft <3 quise dejar el título en inglés porque sonaba mejor que en español, idk.

Y sí, este fic es una continuación del anterior que hice aquí sobre este ship. <3

Fictober 2020 [Hetalia] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora