Día 12. Encerrados [Edelweiss]

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Finalmente había terminado la aburrida reunión mundial habitual donde nadie llegaba a ningún acuerdo y todo eran discusiones absurdas. El austríaco siempre salía de ahí con dolor de cabeza y aquel día no era la excepción. Estados Unidos y Rusia intentaban imponer cosas, Alemania intentaba calmarlos, básicamente lo de siempre, un festival de idiotas.

Al salir de aquella estupidez, el austríaco, antes de ir a casa se metió en el cuarto de baño para lavar su rostro y peinarse un poco, no podía ir con una imagen por la calle. En aquel lugar vio a un chico más bajo que él de cabellos rubios y ojos verdes que conocía perfectamente aunque siempre lo negaría.

-Hey. -El rubio intentó acabar con aquel silencio y saludó al más alto.
-Hola, Suiza. -Respondió el austríaco de forma bastante seca. No tenía ganas de hablar, estaba demasiado cansado.
-¿Vas a alguna parte? -Parecía interesado en qué iba a hacer él, y por educación debía contestarle por lo menos.
-No, no tengo nada que hacer. Como si fuera a pasar mi día con alguno de estos estúpidos.
-Yo... -Le costó pronunciar las siguientes palabras. -Mi hermana se ha ido con las otras chicas y... Me he quedado solo. No es que me moleste pero... Pensé que también estarías solo y me gustaría ir a comer contigo. Invito yo.
-¡De ninguna manera! Invito yo.
-Tsk, la última vez invitaste tú. Es más justo que lo haga yo.
-Está bien. -Acabó cediendo. Total, ambos eran igual de tacaños.

Salieron de ahí sin decir ni una palabra, subiendo al ascensor que los llevaría a la salida. Sin embargo, este se detuvo en medio de su trayecto y las puertas no abrían. Al parecer se había ido la luz.

-Tiene que ser una puta broma. -El suizo empezó a golpear la puerta, con un enfado bastante notable.
-¡Para! Si sigues así esto caerá al vacío. -El austríaco estaba empezando a entrar en pánico y no dejaba de tocar el botón de emergencia pero nadie parecía ir allí, probablemente tampoco funcionaba.
-No hay cobertura. -El suizo se resignó y se sentó en una esquina. El austríaco hizo lo mismo y ambos se quedaron mirando sin decir nada, solo esperaban que alguien les abriese la puerta. Pero pasó una media hora y seguían igual, además cada vez hacía más calor ahí dentro.

Ambos tuvieron que quitarse sus abrigos, intentando darle al botón de emergencia cada cinco minutos, pero era inútil, y el austríaco ya estaba completamente en pánico.

-Voy a acabar como Sacro Imperio... Voy a irme de viaje... Al más allá...
-Cálmate, la luz tiene que volver en algún momento. -El de cabellos rubios se acercó al castaño, acariciando su cabeza como hacía de pequeño cuando tenía miedo por algo. Este no pareció quejarse, no estaba en la situación para hacerlo.
-No puedo calmarme. Esto es peor que una tormenta.
-Eh, no. Y piensa que estoy aquí. -Este dejó un pequeño beso en la frente adversa y se acurrucó a su lado. -Si pudimos con los ataques de Hungría, podemos con esto.
-Está bien, tienes razón... Se acomodó al lado del más bajo, esperando que la luz volviese pronto. Este, por su parte le acariciaba la cabeza todo el tiempo, hasta que se aburrió y empezó a recorrer su espalda con una de sus manos.

En una situación normal, el austríaco se quejaría, pero en esa situación se sentía aliviado de poder estar así. No supo ni por qué, pero él empezó a acariciar una de las mejillas del suizo y dejó un pequeño beso sobre esta.

-Danke. -Susurró en su oído, volviendo a besar su mejilla. -Si hubiera estado aquí solo estaría mucho peor. -Este comentario junto con aquella acción hicieron sonreír al de cabellos rubios, que se volteó para quedar frente a él y besó sus labios. El otro correspondió, dejándose llevar por aquella situación.

Poco a poco empezaban a olvidarse de aquella situación entre besos, abrazos y caricias, hasta que notaron que la luz se encendía y aquel ascensor volvía a moverse. En ese momento ambos se separaron bruscamente, se pusieron sus abrigos y no dijeron nada más del tema.

-¿Qué vas a querer comer? -Preguntó el suizo, con un leve sonrojo en su rostro.
-Me apetecen unos waffles. -Respondió, de la misma manera que el otro preguntó.

Al llegar abajo vieron que el ascensor que tenían enfrente también se abría, y de ahí salieron un par de países que no conocían mucho. Por lo que recordaban eran amigos de Rusia. Uno de ellos, de cabello oscuro y ojos azul grisáceo salió de ahí más rápido que el otro, sin dirigirle la palabra. El otro, más alto y moreno de piel que el otro, parecía molesto, pero los dos tenían la ropa hecha un desastre e incluso tenían algunas marcas extrañas, lo que hizo que el austríaco y el suizo riesen, no habían sido los únicos que habían tenido que buscar ese tipo de entretenimiento en el ascensor.

-Qué indecente... -Bromeó el austríaco.
-Totalmente. -El suizo le siguió la corriente y besó una de sus mejillas, sorprendiéndolo por completo.
-¿Qué tal si primero pasamos por mi habitación antes de ir a comer algo?
-Me parece muy buena idea.

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Creo que nunca había escrito nada de este ship, se me hizo super soft. Los que hayan leído mi fic cardverse sabrán a qué países se encuentran saliendo del otro ascensor, supongo. Ya que por diversos motivos no veo bien escribir algo de ese ship en este momento, por lo menos quería que apareciesen de forma indirecta en uno de mis fics. Espero que os haya gustado <3

Fictober 2020 [Hetalia] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora