No sabía quién había tenido la grandiosa idea, pero la representación del país de Austria se encontraba poniéndose uno de sus trajes más elegantes que aún no había estrenado para aquel evento que ni siquiera le interesaba, había intentado ser el pianista pero su jefe no se lo permitió. Le habían obligado a ir a un baile de máscaras y ahí estaba, preparándose para aquella "fiesta" que en realidad servía para unir a los países para que se llevasen mejor desde el anonimato. Al austríaco le parecía una estupidez aquello, para él todos eran unos idiotas y que fuesen anónimos no le haría llevarse mejor con alguien, pero se sentía más cómodo sin que no supiesen quién es.
Para mantenerse más anónimo, sujetó con un clip oscuro que no se veía apenas en su pelo a Mariazell, aquel mechón que sobresalía de su cabeza. También se quitó las gafas, que como solo eran de adorno no le afectaban y tapó su característico lunar con maquillaje. Después se miró al espejo con la máscara, estaba irreconocible.
Aquella fiesta sería en la casa de Francia, así que se puso de camino hacia aquel lugar, sin apartar de su mente el pensamiento de aquella fiesta.
Cuando llegó, le sorprendió demasiado no reconocer a nadie. Todos se ocultaban perfectamente y él sentía que no estaba tan bien oculto. De todas formas había muchísimos países castaños y podía estar usando lentillas perfectamente.
-Mierda, se lo han trabajado bastante.
-¡Hey! -Alguien con el cabello azul que parecía una peluca y unas lentillas rosas y un traje más bien informal le saludó. Por la voz y aquel saludo tenía bien claro de quién se trataba. Era América.
-Hola... ¿Cuando empieza esto?
-Oh, ya mismo. ¡Verás que divertido será! Dicen que el héroe Estados Unidos ha ayudado mucho.
-Ehm... Claro. -Asintió y se alejó un poco tratando de buscar alguna cosa interesante.Pronto la música empezó a sonar y ya había varios países, incluido el que acababa de hablarle, hinchándose a comer. Él, por su parte, fue hacia los dulces y tomó un pequeño cupcake.
-Yo que tú no me comía eso. -Un hombre alto, con una peluca larga de color blanco que le llegaba hasta los tobillos y unos ojos violetas como los suyos lo detuvo. -Los rumores dicen que los ha hecho Inglaterra.
-Oh... Ya veo. Gracias. -Lo dejó de nuevo en aquel lugar y fue a por otro dulce.
-De nada. ¿Quieres bailar? Ya se están juntando por parejas.
-Esto... Quiero comer un poco, el viaje ha sido largo. Lo siento.
-No pasa nada, si luego nos vemos déjame bailar contigo.
-Claro. -Es cierto, aquellas fiestas eran para bailar en pareja y él no sabía con quién. Aquel chico era amable pero claramente era Francia y no quería bailar con él. Seguramente él trataría de cambiar de pareja todo el rato y lo dejaría solo.Pasó un rato comiendo dulces y cuando miró ya había muchísimas parejas bailando, mientras que él estaba solo y no era capaz de acercarse a nadie.
-Hola. ¿Quieres bailar? -Un hombre de cabello negro, no sabía decir si era una peluca o real y unos ojos rojos que probablemente eran lentillas quería bailar con él. Aceptó y fueron hacia donde estaban todos. Este chico lo agarró de la cintura y este puso las manos sobre sus hombros, empezando a bailar al ritmo de la música, que era bastante lenta en aquel momento.
El austríaco debía reconocer que bailaba muy bien, había tenido bastante suerte sea quien sea aquel país.Ya había pasado como una hora y ahí seguían los dos, riendo y bailando. No le había hecho gracia aquel plan al austríaco pero ahora lo estaba agradeciendo porque no sabía que había un país con el que pasarlo tan bien. Pero en aquel momento le dio por recordar a cierto estúpido prusiano y se detuvo un segundo. Había estado enamorado de él por siglos y aunque no fuesen nada estaba pensando que él estaría por ahí bailando con alguien y estaba perdiendo su oportunidad, pero no veía a nadie parecido a él por ahí. Estaba muy bien disfrazado.
-¿Pasa algo? -Preguntó su compañero de baile, parecía preocupado.
-No, nada... Solo necesito salir fuera a tomar el aire.
-¿Puedo ir contigo?
-Claro que sí.Ambos salieron a una terraza que había en aquel salón de baile.
-¿Qué te ocurre? -El de cabello negro preguntó, acariciando el cabello del austríaco con cariño.
-Solo... Me acordé de alguien. Pensé que podía aprovechar el anonimato para bailar con él pero... He perdido la oportunidad.
-Aún puedes hacerlo. -Esbozó una sonrisa. Aquel chico era realmente amable con él, fuese quien fuese le estaba agradecido.
-No. Me lo estoy pasando bien contigo.
-Como quieras, yo no te obligo a estar conmigo. ¿Pero has pensado si esa persona soy yo?
-Nah, lo dudo. La persona de la que hablo se pasa el día gritando y molestándome.
-Eso fue grosero. -El de cabellos negros se dijo para sí mismo, acercándose más a él. Entonces acarició una de sus mejillas y puso tras su oreja un mechón de pelo que le sobresalía. -Bueno, todos se están metiendo mucho en un papel para no parecer ellos. Quién sabe si yo estoy haciendo lo mismo.
-No creo que su cabeza llegara a idear un personaje tan divertido. -El austríaco rió, tomando de la mano al de cabello oscuro. -Volvamos dentro.
-¿Estás seguro?
-Sí.Al entrar había un baile lento y todos estaban muy pegados. Ellos imitaron al resto y comenzaron a bailar. Una extraña sensación recorrió el cuerpo del austríaco al notar de cerca el olor de su pareja de baile. Le era extrañamente familiar.
-No me jodas... -Pensó el austríaco. -No, no puede ser...
-¿No puede ser el qué?
-No, nada. -Había hablado sin querer en voz alta.
-Sí puede ser. -Susurró en su oído dejando de fingir una voz que no era la suya habitual y hablando en alemán. El austríaco se estremeció al escuchar aquellas palabras y miró al adverso con los ojos como platos. Su pareja de baile sonrió y se pegó aún más a él, mirándolo a los ojos con una sonrisa. Ninguno se atrevió a decir nada más pero fue entonces cuando el austríaco se detuvo a mirar sus ojos, sin saber cómo no los había reconocido. Seguramente sería su pesimismo pensando que sería cualquier otra persona. La sensación de saber que estaba bailando con él era extraña, sentía que estaba haciendo lo que siempre había deseado hacer. Aún recordaba en los bailes de siglos atrás cuando le tocó bailar obligado con su exmarido y posteriormente con su exmujer. Siempre sentía que no estaba con quien tenía que estar y lo frustraba. Bailando con él, en cambio, se sentía libre y sentía que ambos encajaban muy bien.Cuando aquel baile acabó el que bailaba con él lo agarró del brazo y lo llevó fuera de nuevo, asegurándose de que estaban solos y lo abrazó, aferrándolo a él y besando sus labios. Este correspondió, acariciando las mejillas del adverso.
-Qué fácil fue encontrarte y convencerte para bailar, gracias por ponérmelo fácil, Rod. -Dijo ya con su voz de siempre, riendo ante su reacción de sorpresa.
-¿Sabías que era yo?
-Claro. Es fácil reconocerte.
-Idiota, a ti no.
-Llevo ensayando dos semanas. ¿No fue asombroso? Hasta me puse un tinte falso para esto. Quedaba más realista. Se quita con agua o eso espero, no me gustaría quedar con el pelo así.
-¿Tenías ganas de... bailar conmigo?
-Sí.
-¿Por qué?
-No sé, digo yo que será por lo mismo que tú. Pareces idiota a veces.
-Es imposible que estés enamorado de mí. Me odias.
-No te odio, llevo siglos enamorado de ti. Si te he estado molestando tanto tiempo ha sido para llamar tu atención.
-Somos idiotas... También me gustas desde hace siglos.
-Eso no lo esperaba hasta que has dicho que me estabas buscando. Me ha animado a decirte la verdad.
-Me alegro.Ambos se besaron de nuevo, acariciando la espalda el uno del otro en medio de un abrazo. Al separarse de aquel abrazo el prusiano tomó la mano del austríaco y la besó. -¿Un último baile? Aquí, los dos solos. Sin que nadie nos moleste.
-Claro.Con la música de dentro de fondo, los dos bailaron ya sin sus máscaras, solos, sin nadie que los pudiese ver porque todos estaban demasiado ocupados dentro. Al finalizar ese baile ambos se besaron y colocaron sus máscaras de nuevo y fueron hacia la habitación que le habían asignado al prusiano, donde ambos pasarían la noche juntos.
¿Hm...? -El austríaco despertó, acordándose al instante de por qué estaba ahí. Su pareja parecía no estar ahí, pero escuchó el sonido de la ducha así que sabía donde estaba. Fue hacia ahí, sin vestirse ni siquiera, solo con su ropa interior y sin importarle mucho abrió, viéndolo ya con su cabello habitual. Este no se sorprendió de aquella acción, solo tiró de él hacia dentro y quitó aquella ropa interior, besando sus labios después.
-¿Aún puedes moverte?
-No solo eso, necesito más. -El de cabellos blancos rió, aferrando más a su pareja en un beso aún más intenso, apoyándolo contra pared y este se agarró de la cintura de su pareja con sus piernas. Parecía que se iban a entretener aquella mañana.______________________________________
Se ha retrasado un día pero valía la pena siendo mi ship fav. Espero que os guste este fic tanto como a mí escribirlo <3
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Fictober 2020 [Hetalia]
RomanceOneShots diarios con una temática cada día con distintos ships de Hetalia. No sigo una lista en concreto, mezclé varias para que quedasen las temáticas como más cómoda me sentía para escribir. Algunos ships se van a repetir varias veces porque tampo...