Día 20. Enemies to lovers [RumHun]

92 1 0
                                    

Las reuniones en las que ambos estaban cerca siempre acababan en terribles discusiones, era completamente imposible que aquellos dos países estuviesen de acuerdo en algo. La oscura y fría personalidad de Vladimir, Rumanía, chocaba mucho con la alegre y fuerte Hungría, que no soportaba escucharlo, sentía que cada vez que hablaba tenía ganas de golpearlo con la sartén.
Era muy complicado para países de alrededor como Bulgaria o el pequeño Moldavia intervenir en aquellos conflictos porque siempre acababan recibiendo algún golpe o insulto por tratar de mediar, por la parte de Hungría, Austria ni siquiera trataba mediar porque sabía que acabaría como los otros dos y prefería ni intentarlo.

Un día como otro cualquiera, Hungría estaba en su casa haciendo lo que siempre hacía. Durante la estancia en la casa de Austria se había acostumbrado a hacer las tareas del hogar, tristemente había sido más una sirvienta suya que su esposa, aunque estaba bien con eso, siempre supo que a él no le gustaban las mujeres y no le molestaba su trabajo, pero sí que lo pasaba mal porque en cierto modo él le gustaba. Por suerte en la actualidad aquellos sentimientos ya desaparecieron, pero sus costumbres seguían siendo las mismas. Cuando terminó de limpiar toda la casa fue a la cocina y preparó uno de sus platos preferidos, disponiéndose a comer cuando alguien llamó a la puerta de su casa. No se sorprendió cuando vio a su jefe ahí, últimamente había tratado de negociar con jefes de países de alrededor sin éxito.

-Hungría, cariño. Ven aquí. -La trataba como si de una hija se tratase, pero ella en cierto modo no lo soportaba, le caía algo mal.
-¿Qué ocurre?  -Preguntó la húngara, sin tener ni idea de qué tramaba.
-A las seis tienes una reunión, parece que las negociaciones con un país están siendo positivas.
-De acuerdo. ¿Quién es? ¿Ucrania?
-No. Ya lo verás. Tú prepara todo para la reunión. Podemos conseguir mucho con esto. Así que por favor, da tu mejor esfuerzo igual que yo lo haré.
-Hm... Está bien.

Su jefe se retiró y ella no dio demasiada importancia al tema. Después de comer limpió todo y preparó la sala de reuniones. Tenía un té que Austria le regaló y tenía reservado para ocasiones especiales, el cual preparó junto con unos trozos de pastel que su mismo amigo había hecho un par de días antes.
Cuando terminó de servir todo en la mesa, se puso un vestido más formal, se recogió el pelo, se maquilló un poco y bajó al escuchar el timbre para recibirlos. En aquella puerta estaban su jefe y, oh no, aquella persona odiosa que no podía ni ver con su jefe.

-No voy a aceptar negociar con él. -La húngara replicó como si de una niña se tratase.
-Yo tampoco quiero estar aquí. -El rumano se quejó.
-Escuchadme, vosotros quedaos aquí. -El jefe de Hungría los metió en la casa y se marchó con el otro. -No quiero que interfiráis en esto. Llegaremos nosotros al acuerdo y solo firmaréis.

Los dos países se encontraban cada uno sentado en una punta del sofá, mirando hacia el techo haciendo muecas de enfado.

-¿Qué se ha creído ese estúpido? No quiero tener que obedecerle... Estoy harta. -La húngara se levantó del sofá y tiró al suelo un cojín.
-Si te crees que tu jefe es un mandón vete un día con el mío. -El rumano le lanzó un cojín a la cara a la húngara. -Quejica, estamos así por tu culpa. Yo había accedido a venir.
-A mí nadie me dio la oportunidad de elegir. -La húngara le lanzó ese mismo cojín al rumano.
-Vale, escúchame. Vamos a calmarnos como adultos que somos. Tiene que haber una forma de que saboteemos su plan.
-Vamos a la sala de reuniones. -Así aprovechaba y comía algo, estaba demasiado agobiada. Cuando llegaron allí se sentó frente al otro país y tomó un pedazo de pastel sin decir nada más, sirviéndose té en una taza. -Come lo que quieras, total, todo lo ha hecho Roderich.
-Tienes a tu novio explotado. -Se sirvió una taza de té y tomó un trozo de pastel.
-No es mi novio.
-Vamos, no te cortes. Estamos en confianza.
-Vamos a ver, que tiene novio.
-Ups, perdón. -Tomó un trago de aquella taza de té, riendo por lo bajo por aquella situación.
-¿Y tu novio no está aquí para defenderte? -La húngara contraatacó, refiriéndose claramente al búlgaro.
-Lo hemos dejado. -Respondió con sinceridad, no le importaba decirlo abiertamente. La discusión que tuvieron porque él quería algo demasiado serio y lo agobió fue bastante fuerte.
-Ah, lo siento. -Respondió con incomodidad.
-No te disculpes, no lo sabías. -Rió el rumano, terminando de comer lo que había en su plato. -Chocábamos mucho.
-No creo que tanto como tú y yo.
-No, claro que no.
-Entonces seguro que tiene solución.
-No la tiene, además parece que ya me ha reemplazado. Se lo está pasando bien con Vuk.
-Vaya... -Podría haberse burlado de él. Pero no lo hizo, sabía lo que dolía ver a la persona que querías con otro. -Bueno pues ese estúpido no te merecía.
-Ya. Supongo... Tsk, por qué estamos haciendo esto.
-Empezaste tú diciendo que Roderich es mi novio.
-Ya, error mío. Y ya es muy tarde y no hemos planeado nada contra nuestros jefes... Qué desastre.
-¿Y por qué no aceptamos y ya? Εn plan, hoy hemos estado dialogando sin problema. No veo la razón para no negociar.
-Si a ti no te molesta... Yo acepté venir desde el principio.

Para evitar más conflictos, ambos firmaron aquella negociación sin ningún problema. Pero lo que pasaría posteriormente sería algo completamente inesperado para ambos. Siempre que sus jefes se reunían para continuar con las negociaciones, los dos se quedaban solos y habían empezado a hacer planes más interesantes que sentarse a quejarse de sus problemas como quien va al psicólogo. Habían ido al cine a ver películas de terror, a pasear por ambas capitales de ambos, incluso a cenar juntos. Aquel día se encontraban paseando por la ciudad de Budapest en invierno, con las calles completamente blancas. Habían pasado cuatro meses desde que las negociaciones entre sus jefes comenzaron y aquellos eran los únicos momentos en los que salían juntos, el resto del tiempo pretendían odiarse como siempre.

-¡Mira! Hice un muñeco de nieve. -La húngara dijo muy motivada, cuando de repente una bola de nieve le dio en la cara.
-Sí, precioso, y tú ahora también lo eres. -Rió el rumano, pero recibió en su estómago la cabeza del muñeco. -¡Bruta! Eso dolió.
-Perdón, me excedí. -Se echó a reír, caminando hacia delante para darle una palmadita en la espalda, pero resbaló y cayó, empujando al rumano, cayendo sobre él.
-¿Me quieres matar hoy? -Se rió, apartando su mirada al darse cuenta de que estaban demasiado cerca. Estaba notando que sus mejillas estaban tomando un color bastante rojizo.
-¡Pues estaría bien! -Bromeó, también notando aquel rubor en sus propias mejillas, pero no se separaba de él, tampoco dejaba de mirarlo. Este se la quedó mirando por unos instantes, dignándose a hablar.
-¿Vas a quedarte así todo el día? Pesas much- -No pudo terminar aquella frase, los labios de la chica lo callaron con un beso al que este correspondió, rodeando la espalda de ella en un abrazo.
-¿Quieres que me aparte ahora? -Dijo con una sonrisa en su rostro.
-No, no hace falta. -Esta vez fue él quien la besó, acariciando su largo cabello castaño.

Ninguno de los dos tenía idea de cómo habían acabado encontrándose en aquella situación viendo de donde partían y del odio tan grande que se habían tenido. Solo necesitaron conocerse un poco y algunas citas en secreto para saber lo mucho que encajaban y que se habían juzgado previamente de forma injusta. Ahora ya poco quedaba de aquella enemistad inicial, ambos habían empezado a desarrollar sentimientos por el otro y ya no podían negarlo por mucho que lo intentasen, ambos lo pasaban demasiado bien juntos y se necesitaban el uno al otro.

_____________________________________

Perdón por la heterosexualidad-- Vale no, pero creo que es el único ship hetero que me gusta en este anime y me parece infravaloradísimo. Stan RumHun mis niñes. <3

Fictober 2020 [Hetalia] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora