Día 4. Luz de sol. [RomBul]

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Aquel día iba a ser algo distinto para el país con complejo de vampiro (así lo denominaba su mejor amigo, la personificación del país de Bulgaria). Cansado de hacer planes nocturnos de ver una película o cosas así, decidió quedar con él durante el día. Y un día de buen tiempo. Era una forma de variar un poco en sus planes aunque en un inicio a su amigo no le hizo demasiada gracia, este estaba demasiado acostumbrado a la oscuridad por su rollo vampiro y todo eso, pero era imposible para él negarse a un plan con Bulgaria.

Habían decidido dar un paseo por la ciudad los dos juntos, y empezó mejor de lo que habían planeado. Pasaron bastante rato en una librería, donde Vladimir se detuvo a mirar todos los libros que quería leer. Le encantaban las novelas de terror y a veces al búlgaro le gustaba leerlas también.

-¡Mira esta novela de vampiros, Dima! ¡Es genial! Quiero leerla. -Con la ilusión de un niño pequeño, le enseñó el libro al búlgaro, el cual esbozó una amplia sonrisa y se lo quedó. -Te la voy a comprar.
-No hace falta que hagas eso por mí. -Por mucho que dijera eso, por dentro estaba bastante emocionado.
-Compraré un libro para ti y otro para mí. Lo leeremos juntos. -Tomó dos ejemplares de aquella novela y siguió mirando libros con el rumano. Cuando ya habían visto todo, el de cabello más oscuro pagó los libros y se marcharon. Al lado de aquella librería había una cafetería de decoración bastante vintage y sin duda pensaron que era el lugar perfecto para empezar a leer sus libros.

-Ya que me has regalado el libro déjame invitarte a algo. -El búlgaro sabía que el rumano no le dejaría pagar aunque se negara así que asintió.
-Está bien.
-Hm...Yo tomaré un té rojo y un trozo de pastel de zanahoria. ¿Qué querrás tú?
-Un café está bien.
-Vamos, come algo. No te cortes porque yo invito.
-Está bien. Tomaré otro trozo de pastel de zanahoria...
-¡Perfecto!

Estuvieron leyendo un par de capítulos del libro hasta que les sirvieron su comida. La bebida del de cabellos claros era roja como la sangre, pero olía bastante bien. Ambos probaron un trozo del pastel y empezaron a comentar lo que acababan de leer. Les encantaba leer y ver películas juntos, lo pasaban bien comentando todo.
-La verdad, tienes muy buen gusto eligiendo estos libros. -El de cabellos oscuros sonrió. El rumano por su parte se alegraba de tener un amigo que le apoyase tanto con sus gustos, aparte de Noruega e Inglaterra. La diferencia es que el búlgaro se interesaba por esas cosas por él y eso acabó enamorando completamente al rumano, aunque aún no había sido capaz de confesar sus sentimientos por miedo a perder aquella amistad que tanto le gustaba.

Tras un rato comentando cosas de aquel libro y hablando de temas varios, salieron a caminar un rato, hasta que encontraron una tienda de objetos de terror en su camino y frente a esta, una tienda de anime.

-Iremos primero a la de terror pero después vamos a la de anime, porfa. -El búlgaro debía reconocer que por culpa de Japón era un poco otaku.
-¡Claro, vamos!

El rumano quedó fascinado con todas las cosas que había allí. Y más porque se acercaba como él lle llamaba, Samhain (el nombre original de Halloween). Acabó comprándose un par de tazas con forma de calavera, una capa de vampiro, unas luces de murciélagos y una cajita en forma de ataúd. El búlgaro, por la cercanía a aquel día tan terrorífico, compró una taza similar a la de su amigo.

Después en la tienda de anime el rumano le regaló un par de mangas al búlgaro como agradecimiento por el libro de antes, definitivamente aquel día ambos se estaban excediendo pero un día era un día.

-Hm... Tengo hambre. -El rumano reconoció en un momento que su estómago sonó.
-Vamos a mi coche, tengo una sorpresa. - Había estado toda la noche anterior cocinando precisamente para aquel día. Tenía la idea de hacer un picnic con él.
-¡Vale! -Tomó la mano del búlgaro y fue así con él hasta llegar al vehículo. Se subieron y el búlgaro se detuvo en un amplio parque.
-Haremos un picnic. Ayer preparé un montón de comida para esto, menos mal que hace buen tiempo.
-No hacía falta que te molestaras tanto... Siempre que hacemos planes haces tantas cosas geniales que me siento un inútil a tu lado.
-No lo eres, idiota. Las hago porque me gusta hacerlas, simplemente.

Los dos se sentaron en una pequeña mesa de madera y pusieron un mantel que el búlgaro llevaba. Este era de color negro. La comida también era de temática de terror, Japón le había enseñado a hacer obentos de ese tipo.

-¿Has hecho todo esto por mí? -El rumano quedó sin palabras viendo todo eso.
-Sí bueno. Creo que ha llegado el momento de que hable. -Estaba un poco nervioso en aquel momento, a pesar de haber ensayado lo que iba a decir toda la noche. -La verdad es que hoy quería hacer algo muy especial y distinto del resto, que destacara... Porque... Quería decirte que... Me gustas. Desde hace muchísimo tiempo estoy enamorado de ti pero nunca te lo he dicho porque tengo mucho miedo de arruinar nuestra amistad, pero no puedo aguantarlo más.

Ambos quedaron en silencio por unos segundos. El de cabellos claros mostró una amplia sonrisa en aquel momento y dejó un pequeño beso sobre sus labios.

-Yo llevo igual mucho tiempo. También estoy enamorado de ti, Dimitri. -Aquella ocasión era para decir su nombre completo.
-¿En serio? -También sonrió, aquel momento era el más feliz de su vida, no sabía cómo describir lo feliz que se sentía con él.

Durante el resto del día estuvieron tumbados sobre el césped de aquel parque, leyendo abrazados de un solo libro, mientras los besos y las caricias se estaban volviendo algo normal en ellos. Aquel día especial, sin duda había sido un éxito para ambos.

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Pues aquí otro one shot~ Espero que os guste, creo que es el que más me ha gustado escribir de los que llevo <3

Fictober 2020 [Hetalia] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora