Maratón 2/3
Seulgi siguió amándola hasta que Irene alcanzó su cuarto orgasmo de la noche. La pelinegra se había encargado de haberla recorrido toda y de que no quedara centímetro de su piel sin reclamar como propio. Pero ahora, en un tiempo de descanso, la pelinegra estaba sorprendida por lo que Irene le estaba diciendo.—¿Nunca, nunca? —preguntó incrédula mirando a la ex castaña que descansaba en su pecho. Irene todavía agitada y con los ojos cerrados, agitó la cabeza para mirar —¿Nunca más de un... Nunca más de un orgasmo? —hizo la pregunta completa y volvió a tener la misma respuesta — ¿Estás seg...?
—Seulgi... —Irene no quería escuchar más la misma pregunta —. Bésame, por favor —pidió.
Se fundieron en un abrazo de piel ardiente, muslos entrelazados, bocas sedientas y con los ojos cerrados y manos sin vergüenza. Irene deslizó su propia mano entre sus cuerpos y sorprendió a la pelinegra al sujetarle el miembro. Seulgi se arqueó y gimió como si la hubieran herido de muerte. Su pene creció en la mano de Irene, mientras el beso se profundizaba y los dedos de Seulgi separaban los labios de la vagina para hurgarla. No hallaban la saciedad, no existía fin.
—Quiero ponerme sobre ti —le dijo la ex castaña.
Seulgi sonrió.
—Puedes hacer conmigo lo que quieras —le dijo entregada.
Con mucho esfuerzo se paró del sillón y buscó otro condón agradeciendo haber estado preparada para esa noche. Volvió a Seulgi y le colocó el preservativo bajo su atenta e intensa mirada. Cuando se acomodó, volvió a sentirse nerviosa por el tamaño de la chica.
—Ayúdame —le dijo suavemente a la pelinegra y esta no dudó en seguir su indicación. La ayudó a acomodarse y a deslizarse sobre su pene duro y caliente hasta que el cuerpo de Irene lo tragó por completo, el rostro de Irene pasó del dolor al placer en milésimas de segundos. Poco a poco Irene se iba meciendo sobre Seulgi e iba encontrando el vaivén correcto.
Por su parte, Seulgi no atinaba a nada, se limitaba admirar la mujer que estaba sobre ella. Con sus enormes pechos resaltando, le recordaba más que nunca al dibujo que había hecho sobre la pared de la oficina. Su Irene. Su amor. Su autoritaria y dulce mujer sin vello, rubia y con marrones ojos. Su dama. Ella nunca había estado en los planes de Seulgi, pero solo tuvo que abrir una puerta para encontrársela. En verdad la pelinegra nunca había buscado enamorarse, pero Irene le provocaba una clase de pasión que jamás había sentido, ni siquiera con sus dibujos. Sin duda su vida había cambiado y ya no la podía pensar sin Irene en ella. El sentimiento que salía de Seulgi, el amor que sentía por la mujer que estaba moviéndose sabrosamente sobre ella la emocionó. La pelinegra se incorporó para quedar frente a ella. Irene se acomodó y la recibió en su nueva postura.
—Mírame por favor -le pidió la pelinegra a Irene. Por unos instantes se contemplaron en silencio —. Eres lo más lindo que he visto en mi vida —le dijo sincerándose.
—Tú eres lo mejor que me ha pasado en mi vida. Hiciste que naciera de nuevo, que volviera a recuperar esa Irene que perdí y tanto quería que volviera —confesó.
El placer las sorprendió con los labios unidos y ambas gimieron en la boca de la otra hasta que se desarmaron sobre el sofá. Se quedaron quietas mientras recuperaban el aliento. Para malestar de la pelinegra, Irene salió de ella y bajó del sillón para después caminar hasta la pared pintada por Seulgi. La pelinegra se incorporó sobre sus codos para contemplar a la ex castaña.
—Adoro lo que hiciste —le dijo desde su lugar —. Podría pasarme horas mirándola —la pared era una pintura en sí misma.
La rubia se perdió en los detalles hasta que sintió como Seulgi la abrazaba por detrás. El pene de Seulgi se coló entre sus nalgas haciendo que Irene se mordiera sus labios, estaba cansada pero el deseo nunca cesaba.
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No soy para ti (SEULRENE)
FanfictionUna millonaria inversora llega a la ciudad de Seúl acompañada de su socia y mejores amigas con el propósito de arrasar con todo y agregar más logros y millones a su perfecta y controlada vida. Nunca pensó que sus prioridades iban a cambiar de forma...