Un día antes del cumpleaños número 29 de Irene
-Irene... -Seulgi suspiró y tomó la pálida y esculpida mano que tenía enfrente -. Yo... Yo... quería... quería... -rápidamente se agachó dejando una de sus rodillas en el piso -. Irene... -Seulgi respiró hondo y volvió a empezar -. Tú... Tú... Tú eres... eres... -la pelinegra soltó la mano que sostenía y dejando caer su otra rodilla agachó su cabeza para tratar de tranquilizarse. El silencio inundó el lugar donde se encontraba de forma que solo se podían escuchar las respiraciones exageradas de una pelinegra que trataba de llenar sus pulmones de aire.
-Seulgi...
Sin perder más tiempo, la tatuadora volvió a tomar la mano que tenía enfrente, levantó una de sus rodillas y miró directo a los ojos de la mujer que le prestaba atención a cada uno de sus movimientos.
-Irene... -vamos de nuevo -. Cuando... Cuando... estuvimos en la casa de tus padres, en... en Los Ángeles, te dije que yo... que yo no era para ti y la verdad es que hoy...hoy... Ahora lo sigo pensando -confesó -. Irene, tú eres todo -le dijo a la dueña de la mano que sostenía -. Eres todo y más, mucho más. Eres la princesa de los cuentos, la heroína de las historietas, la protagonista de cualquier novela y la estrella de cualquier película -encajaba en todo -. Todo en ti es perfecto. Tu... Tu cuerpo es... Siempre que dibujaba chicas pin up pensaba que eran dibujos pocos reales, que esas mujeres con curvas no podían existir, pero desde que te vi, ahora... ahora todas me recuerdan a ti y es como si me pidieran que te dibujara a ti de enfermera, de policía, de bailarina, de bombera... -un carraspeo la hizo volver al tema principal. Seulgi agitó su cabeza -. Tu boca es perfecta también, al igual que tus ojos -le dijo -. Ambos... Las dos cosas combinan a la perfección porque cuando te enojas y aprietas los labios, si alguien mira tus ojos chocolates lo más probable es que se queme en el intento -sí lo sabrá ella -. Cuando estás contenta y de tu boca sale la risa más hermosa de todo el universo, tus ojos brillan de forma especial. Juro que con el brillo de tus ojos podríamos iluminar todo Seúl -exageró creyéndoselo -. Cuando me miras con ganas de... de... Tú sabes -algo que no se podía decir parece -. Tu boca está un poquitito abierta y tus ojos chocolates se ponen oscuros y... y... como si hipnotizaran -la pelinegra agachó su cabeza -. Eres muy inteligente, y la gente te mira y te respeta cuando hablas. Tiffany... Tiffany dice que no hay quien se atreva a enfrentarte y que todos los que entran a tu oficina salen como encantados contigo o llorando, eso no estoy segura de que sea bueno pero Tiffany también dice que de la oficina de Wendy todos salen llorando y nunca encantados pero siempre con miedo, al menos contigo no -algo era algo -. Pero yo, Irene... yo... yo... yo no soy nada de eso. No soy linda, al contrario, tengo cosas de más que son horrendas -pobre rarón -. Solo sé hacer tatuajes y no soy para nada inteligente -concluyó suspirando -. Pero puedo cuidarte -agregó -. Puedo cuidarte y protegerte porque soy fuerte y... y... Bueno, tú sabes que sé pelear y una princesa como tú siempre necesita su... su caballero que la defienda y yo puedo serlo, puedo ser tu armadura -se avergonzó -. También puedo darte todo lo que tú quieras porque tengo dinero, no sé por qué la gente paga tanto por mis tatuajes, pero lo hace y yo gano dinero. Sunny dice que debería cobrar aún más pero yo considero que está bien así -aseguró -. También... También.... -tomo aire -. Irene, yo puedo amarte. Puedo amarte mucho, mucho. Dijiste que tú ibas a enseñarme a hacerlo y yo quiero aprender todo lo que tú me quieras enseñar. Quiero amarte, amar a Jennie, nuestra hija -la pelinegra sonrió, cada vez le gustaba más llamar a Jennie así -. Quiero amarlas a ambas durante todos los días. Porque tú no solo me diste un presente, también me diste un pasado y un futuro. Irene, tú eres mi vida... -tomó aire, estaba por llegar el momento -. Tú eres el amor de mi vida... Y yo sé que no soy para ti, pero quiero irme de este mundo intentando serlo -la pelinegra buscó en el bolsillo de su campera y sacó una pequeña y elegante cajita. La abrió con seguridad y dejó ver el hermoso anillo -. Irene Bae... ¿Quieres casarte conmigo? -preguntó.
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No soy para ti (SEULRENE)
Fiksi PenggemarUna millonaria inversora llega a la ciudad de Seúl acompañada de su socia y mejores amigas con el propósito de arrasar con todo y agregar más logros y millones a su perfecta y controlada vida. Nunca pensó que sus prioridades iban a cambiar de forma...