Capítulo 4: "Las chicas como tú"

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Wendy se perdió por un lado y Irene se fue rápidamente hacia el pasillo. Revisó su nuevo cuarto y nada. Lo mismo hizo con el de sus amigas y tampoco estaba allí. Trató de entrar al baño, pero un grito varonil de "ocupado" le dio la respuesta que buscaba. Solo quedaba uno. Justo la puerta por la cual se podía ver un pequeño hilo de luz a través de la rendija que separaba el piso de la puerta. Irene se frenó frente a la puerta y apoyó sus oídos, no escuchó ruido alguno.

—Nada de cosas raras bajo mis narices, Kang —subió el puño y golpeó sin prudencia. Nada espaca del control Bae.

Después de los golpes en la puerta, la castaña volvió a apoyar su oreja en la pared y esta vez sí escuchó ruidos. Eran ruidos de movimientos, una silla que se corría tal vez, también captó uno que otro paso. Por fin iba a volver a ver a la pelinegra.

Escuchó varios pasos y estaba lista para ver abrir la puerta, hasta que un estruendo en la sala la hizo cambiar su atención.

—¡Eres un idiota! —un hombre con la boca rota desde el piso gritaba a otro —¡Mira lo que hiciste! —la vasija que había alojado velas flotantes se había convertido en pequeños pedacitos de vidrio que estaba desparramados por el piso de la sala. Vaya saber a dónde habrán ido a parar las velas. El tipo que estaba en el piso se levantó y agarró al otro por el cuello de su camisa, estaba listo para romperle la cara de un golpe.

—Mhmm —un carraspeo lo detuvo e hizo que  ambos hombres y todo el círculo de personas que observaban divertidos la pelea, fijaran su mirada en la persona que tenían enfrente. Parada en la entrada del pasillo estaba Irene Bae cruzada de brazos y con un gesto inmutable.

—Irene... digo... Señorita Bae... Lo siento mucho —el primero de los hombres que lanzó el golpe se agachó y empezó a recoger los pedazos de cristal.

—Deja eso —ordenó Irene haciendo que el hombre detuviera su intento. La castaña sabía que Wendy ya debía estar en su cuarto entre las piernas de alguna mujer, así que era el momento perfecto para terminar con esta fiesta —. De más está decir que quiero mi departamento vacío en menos de un minuto, ¿cierto? —no hubo respuestas verbales, directamente cada persona fue tomando sus pertenencias y saliendo por donde habían entrado —. Y Tyler —esta vez si se dirigió al chico golpeador, quien a su vez se frenó y volteó a verla —, no aparezcas por la oficina el lunes, ni ningún otro día —ordenó. Ups, alguien se había quedado sin empleo.

La castaña sintió una puerta cerrarse y volteó rápidamente a la habitación donde estaba Seulgi, evidentemente la pelinegra había contestado a su llamado, pero al no ver a nadie, volvió a cerrar.

—Carajo —se quejó Irene con todas las intenciones de volver a esa puerta y golpear nuevamente. Alguien frenó su intento agarrándola del brazo.

—Irene —la llamó.

—¿Qué quieres, Bogum? —la castaña se sacó la mano del chico de su brazo.

—¿Yo también me tengo que ir? —preguntó tratando de sonar seductor.

La empresaria miró a Bogum, luego volvió a mirar la puerta y finalmente suspiró.

—Espérame en mi habitación —le dijo al chico, finalmente.

Con una sonrisa de superioridad el chico contestó.

—De acuerdo. Pero no me hagas esperar tanto, no creo poder aguantar mucho tiempo —esto último lo dijo mientras caminaba hacia el cuarto sacándose su cintúron.

—Genial —se dijo Irene para sí misma —. Al menos se va a pasar rápido —caminó despacio hasta la puerta de Seulgi por segunda vez en la noche. Levantó su puño cerrado para golpear.

No soy para ti (SEULRENE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora