Capítulo 24: "Llegó la pizza"

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Maratón 3/3

Rato después – Oficina de Irene

Irene había decidido que era mejor que ella misma acompañara a Seulgi hasta el estacionamiento. No porque no confiaba en Tiffany, sino porque primero que la mujer aun no salía del estupor de ver a la tatuadora desnuda y segundo, y no menos importante, si la prubi acompañaba a la pelinegra, de esa manera podía aprovechar el ascensor para repasar las partes de la boca que amaba de la otra chica y dejar que Seulgi esculcara su boca como ella quisiera, o podía aprovechar la poca luminosidad del parqueadero de autos para, apoyadas en el camioncito de helados, repasar el contorno del pene de la pelinegra con sus propias manos y de paso, también podía dejar que Seulgi se desquitara jugando un rato con sus pechos. En fin, hicieron todo eso y un poco más. Toda la diversión terminó cuando el guardia del estacionamiento encendió el pitido que avisa la entrada de un nuevo auto y la rubia le dio el último y profundo beso a su chica para dejarla ir toda rezongona por su erección sin tratar. La sonrisa que Irene portaba en su rostro a medida que caminaba por el edificio le dio que sospechar a más de uno de sus propios empleados. La rubia no sabía si la miraban por eso o por su raro caminar, sea por lo que sea, Irene lo llevaba con orgullo, la sonrisa porque tenía una novia que la hacía enamorarse cada vez más y su caminar, porque para ella era una medalla de honor, no cualquier recibe el exclusivo trato del rarón y vive para contarlo.

—Tiffany... —llegó al escritorio de su secretaria.

—¿Se encuentra bien, señorita Bae? —la mujer la miraba como una madre preocupada mira a su hijo. Irene alzó una ceja y contestó.

—Estoy perfecta, Tiffany, gracias por preoc...

—¿Está segura? Porque... Disculpe si me meto, pero... es que... Cómo decirlo... Lo que vi es... es... es... —la preocupación de la mujer no encontraba palabras.

—Tiffany —la frenó Irene —. Estoy muy bien. Agradezco tu preocupación de todas maneras —tampoco había tanta confianza entre ellas — ¿Terminaste con tus tareas? —le preguntó.

—Por supuesto, señorita Bae —le aseguró orgullosa de su propio trabajo —. Ya limpié su agenda de hoy como usted me ordenó y todos los asuntos urgentes ya están solucionados —informó.

—Perfecto —dijo Irene —. Da el aviso de que todos los empleados tienen el resto del día libre y después de eso puedes retirarte, muchas gracias por todo, Tiffany —le dijo a su empleada — ¿Algún problema? —la mujer se le había quedado mirando como si de su boca escupiera fuego.

—Disculpe, pero... ¿Me podría repetir lo que acaba de decir, Señorita Bae? —pidió con respeto la mujer.

—Tiffany —Irene se resignó —. No has escuchado mal ni nada por el estilo. No tengo la cabeza en el correcto lugar para trabajar esta tarde —la cara de pícara de Tiffany lo dijo todo — ¡Exacto! —Irene le adivinó el pensamiento —. Ya sabes dónde está mi cabeza y por eso si yo no trabajo, no puedo obligar a mis empleados a hacerlo también, por lo tanto tarde libre para todo, no pasa nada si en una tarde no trabajamos —anunció retirándose para su oficina —. Hazte cargo por favor —ordenó suavemente. Tiffany miró el teléfono sabiendo que le esperaba una difícil tarea de convencer a los empleados de que lo que decía no era una broma.

Apenas Irene entró a su oficina se encontró con la mirada de Wendy sobre ella. La canadiense estaba sentada sobre el escritorio y la miraba seriamente y de brazos cruzados. Irene le respondió mirándola con la misma seriedad. Wendy fue la primera en quebrarse cuando de su boca salió una mueca de burla y le abrió los brazos a su amiga.

—Wendy... —Irene corrió a los brazos de su amiga y se fundieron en un fuerte y acogedor abrazos de esos que compartían en verdaderos momentos de necesidad y que Irene solo recordaba haber compartido con Wendy cinco de ellos, uno cuando ganaron su primer Campeonato Nacional de Porristas, otro cuando Wendy le confesó a Irene su homosexualidad, un tercero cuando Joy le dijo a Wendy que estaba enamorada de Tyler, el penúltimo cuando Irene y ella se abrazaron luego del test de embarazo negativo que la ex castaña se tuvo que hacer porque pensaba que estaba embarazada de Sehun y el quinto y último hace unos días luego de que Joy anunciara su noviazgo con Sungjae. Este era el sexto en casi veinte cinco años de amistad —. Estoy tan feliz —le confesó Irene.

No soy para ti (SEULRENE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora