Capítulo 37: "Wiwi"

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En el living de la casa Bae

—¿Qué pasó? ¿Cómo estás? ¿Dónde está Seulgi? ¿Y Yeji? ¿Cómo te fue en la playa, cariño? ¿Te divertiste? ¿Quieres comer algo? —estas fueron apenas unas de las tantas preguntas que la madre de Irene le entendió a su hija apenas Jennie y ella entraron a la casa. Unas iban dirigidas a la castaña otra a la pequeña que llevaba en sus brazos. Irene las distinguió por el tono que usó su madre para las de ella era un tono inquisidor mientras que las preguntas hacia Seohyun iban con toda la dulzura posible.

Irene giró los ojos ante la locura de Marie.

—Estoy bien, mamá, tengo mucho en mi cabeza, pero estoy bien —aseguró —. Seulgi y Yeji están juntas —contestó bajando a Jennie para que la pequeña fuera a saludar a los recientes hospedados en la casa Bae. Al parecer ya todos estaban más tranquilos y con la llegada de Yunho los grupos de habían dividido y las conversaciones eran variadas y con un aire más ligero

—¿Las dejaste solas? —le preguntó Marie sorprendida.

—Sí, madre —no necesitaba que Marie le recordara las ganas que tenía de estar espiando esa interacción —. Me cuesta —confesó —. Pero Seulgi tiene que encontrarse con su hija y Yeji con su madre —afirmó con seguridad y caminó hasta donde Wendy ya estaba lista para la cita con su impecable vestido negro y su pelo no tan negro alisado.  La morena hablaba con Yoonji, Yunho y Stephan en lo que parecía una animada conversación e Irene estaba segura de que sea lo que sea que estuvieran hablando al menos la iban a alejar de la mirada inquisidora de su madre e iba a hacer que su mente saliera de la playa un poco al menos.

»Estás preciosa, Wendy —la felicitó Irene.

—Lo sé, Irene —admitió su socia con poca humildad —. Pero escucha esto... —señaló a Yunho —, te vas a morir cuando te enteres... Empieza a hablar, viejito número dos. —Stephan y el padre de Seulgi giraron los ojos.

—Buenas tardes, Irene —el hombre pasó de la orden de Wendy y priorizó la educación saludando a la que aún era novia de su hija antes que nada —. Tengo entendido que recibiste una pequeña sorpresa, ¿es así? —lo decía por Yeji. Irene asintió con una sonrisa —. Y también tengo entendido que mi hija dejó la famosa semillita en tu vientre...

—¡Oh Dios! —Wendy no evitó la carcajada — ¿La semillita? ¿En serio? —miró a Yunho —. Ya tenemos una monja que se encarga de decir esas estupideces, asi que tú lo tienes que decir tal cual es, viejito número dos... ¡Tu hija preñó a Irene! ¿Oíste? —entre adultos la morena no se controlaba —. Tu hija y su inmenso rarón le llenaron la cocina de humo a mi amiga y...

—Wendy, hija mía —la hermana Ana aparecía en la conversación silenciando a la joven canadiense — ¿Qué es lo que te ha hecho alejarte del rebaño de Dios? ¿Con qué pecado te has visto tentada por Satán? —la mujer se persignó.

Wendy abrió los ojos grandes.

—Ehhh... Hermana, no es lo que...

—Hija mía, voy a rezar por ti y cuando volvamos le voy a pedir al padre que te exorcice —concluyó la mona —. Mientras tanto, sería bueno que rezaras cincuenta padres nuestro y cincuenta ave maría, hija. ¡Tenemos que sacarte de ese mal camino! —la monja dio media vuelta y dejó el grupo.

—No te preocupes, Wendy —Irene vio la cara de su amiga y le palmó la espalda —. Poco va a tardar la hermana en darse cuenta que tu del mal camino no sales ni porque te bañes en agua bendita. —todos se rieron el sujeto en cuestión.

—Yo que tú me cuidaría de las bromitas, castaña culona —le advirtió su socia —. No querrás que cuente enfrente de tus suegros lo que tú y cierta rarita han estado haciendo en la cocina... o en tu oficina... o en cierto callejón cercano al...

No soy para ti (SEULRENE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora