—Seulgi, Irene necesito que vengan conmigo de inmediato, ¡y solas! —la pelinegra e Irene se miraron y sin demora siguieron a la señora Bae hacia la casa.
La primera que entró después de Marie fue Irene.
—¿Hermana Ana? —se había dado de lleno con la monja — ¿Seolhyun? ¿Yoonji? —estaba todo el mundo en la sala de la casa Bae parece — ¿Qué demonios hacen aquí...? ¡O Dios! —no pudo terminar la pregunta porque una pequeña de casi tres años muy parecida a su novia la miraba con enormes ojos oscuros, la cabeza torcida, y con un conejo en su brazo — ¡Seulgi! – tenía la sensación de que ese no iba a ser el último reto del día.
Con el grito de Irene la pelinegra llegó más rápido aun al gran encuentro. A la primera que Seuy vio fue a su madre, pero inmediatamente su cabeza giró a la mujer que tenía los hábitos puestos y que con la poca fuerza física que tenía sostenía por sus brazos a una furiosa Seolhyun.
—¿Qué... qué... qué... Qué hacen acá? —finalmente preguntó — ¿Irene... qué...? —apenas la cabeza de Seulgi giró para buscar a su novia la encontró con su mirada puesta en otra cosa. La mirada de Irene era derecha y un poco inclinada hacia abajo, a la pelinegra no le quedó otra que seguir su línea de visión — ¿Irene, qué...? —la pregunta murió en su garganta cuando los ojos de Seulgi encontraron a la misma pequeña que la empresaria miraba con gran atención. La niña tenía el mismo color de pelo que Seulgi y al igual que la pelinegra también lo llevaba atado en una cola de caballo. Sus pequeñas zapatillas de suela blanca y lona azul estaban desatadas. Tenía un jean azul y una remera roja con un dibujo de un patito de hule estampado. El color rojo parecía predominar, porque la mochila que tenía la pequeña sobre sus hombros era de esa misma tonalidad, aunque el conejo medio destrozado que tenía agarrado fuertemente en uno de sus brazos era celeste y parecía bastante sucio. La mano libre de la pequeña estaba en su boca, la niña se chupaba el dedo como si su vida dependiera de ello. Pero lo más impactante de la pequeña, y por lo que Seulgi se dio cuenta que estaba nada más y nada menos que en presencia de su hija, fue la forma en que con su cuello torcido, y con grandes ojos oscuros abiertos miraba a Irene. La mini pelinegra miraba a la castaña con la misma obsesión que lo hacían Seulgi y hasta la misma Jennie. Al igual que Jennie y que Seulgi, la nena se había enamorado a primera vista de la empresaria y eso para Seulgi valía más que cualquier prueba de ADN. Por su parte, Irene miraba a la pequeña con una mezcla de adoración y ternura que llamaba la atención de todos los presentes.
La pelinegra empezaba a caer en la cuenta poco a poco de lo que estaba pasando e intercalaba sus miradas entre la gente mayor que esperaba su reacción y entre Irene y la niña que no dejaban de mirarse mutuamente.
—No, no, no... no es cierto... —los pies de la tatuadora retrocedían como si tuvieran voluntad propia y la cabeza de la chica se agitaba en negativa sin pausa alguna —. No... No... No puede ser... —la necesidad de salir corriendo de ese lugar la llenaba y las miradas que estaba recibiendo de las cuatro mujeres mayores no ayudaban en nada. Una vez más Seulgi Kang había hecho algo mal. Sus pies se movieron más rápido esta vez y con un rumbo definido.
—¡Ah no! ¡Eso sí que no! —el silencio de la sala que solo era interrumpido por las constantes negativas de Seulgi y su respiración agitada se rompió cuando Seolhyun pudo soltarse de su hermana y se fue inmediatamente hacia la tatuadora — ¡No pienso permitir que huyas como una cobarde! —a pesar de los muchos más años que le llevaba a la joven Seolhyun llegó antes que la pelinegra pudiera ni siquiera pensar que le impedía moverse. El problema fue que Seolhyun no la agarró del brazo ni de la cintura, ni del hombro, Seolhyun fue por la parte dolorosa.
—¡Auch! ¡Auch! ¡Auch! —la pelinegra se retorció apenas la melliza tuvo en sus manos el miembro de la pelinegra — ¡Auch! ¡Duele! ¡Duele! —chillaba.
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No soy para ti (SEULRENE)
FanfictionUna millonaria inversora llega a la ciudad de Seúl acompañada de su socia y mejores amigas con el propósito de arrasar con todo y agregar más logros y millones a su perfecta y controlada vida. Nunca pensó que sus prioridades iban a cambiar de forma...