Horas más tarde
Las tres chicas iban en un taxi de camino a encontrarse con Heechul en la puerta del estudio de tatuajes.
—No entiendo por qué nos tuvimos que tomar un taxi. No te bastó con hacerme mudar a ese nido de ratas donde no puedo pegar un ojo, porque si duermo, estoy segura de que la rarita es capaz de secuestrarme para sacarme la piel y hacerse un tapado —protestó la canadiense nuevamente. Desde que Irene le había arrebatado de un manotazo las llaves del auto, la cara de Wendy no había cambiado. Se subió al taxi, se cruzó de brazos y se encargo de actualizar las protestas a cada rato —¿Qué tienes contra mí, Irene? ¿Por qué no dejas que use mi hermoso coche? —presionó.
Irene no quería volver a contestar la misma pregunta, no quería que Wendy la sacara por tercera vez de sus pensamientos. Su mente estaba en el lugar que quería y no quería interrumpirla, así que decidió ignorar a su amiga una vez más.
La empresaria no entendía su cuerpo, no entendía su mente, no entendía como se comportaba cuando Seulgi estaba frente a ella. Cuando la chica dormía, que más hubiera querido Irene que acostarse a su lado y mirarla sin cansancio. Cuando despertó asustada por el exabrupto de Joy, Irene no pudo evitar querer tomarla entre sus brazos y tenerla segura entre ellos hasta que la pelinegra se tranquilizara. ¿Pero cómo podía hacer eso, si la otra chica apenas permitía que estuvieran a unos cuantos pasos de distancia? Se preguntó a sí misma. Pregunta que la hizo mirar a la pelirroja que tenía a su lado. Joy había visto lo mismo que ella, la bailarina también había presenciado la forma en que Seulgi llegó a temblar por el solo hecho de tener las manos de Irene en cada uno de sus brazos. Evidentemente, a la pelinegra la ponía incomoda la presencia de otras personas a su alrededor, ni hablar de que otra persona se acercara a ella o intentara tocarla. La misma Irene alcanzó a ver como apenas ellas salían por la puerta del departamento, todo el cuerpo de la otra chica se relaja, y si no hubiese sido porque en ese momento Wendy había empezado con sus chillidos, la castaña hubiera jurado que escuchó a Seulgi suspirar.
—Si yo hubiera manejado, ya hubiéramos llegado, ¿sabes? —al parecer, Wendy no se callaba —. Si yo hubiera manejado MI COCHE, no tendríamos que ir todas apretujadas en este mugriento carcacho y...
—Hazme el favor de callarte Wendy —la canadiense lo había logrado, había logrado que Irene saliera de sus pensamientos —¿Cuántas veces tengo que explicarte que por unos meses hay que tratar de pasar desapercibidas? ¡Contéstame, Wendy! ¿Cuántas veces tengo que explicarte? —insistió irritada.
La canadiense cruzó aún más sus brazos de ser posible.
—Si no me dejaste usar mi Porsche, al menos hubiéramos salido en tu Mercedes —alcanzó a murmurar.
Gracias a Dios que el taxista frenó antes de que Irene pudiera contestar. La castaña pudo divisar a un impaciente Heechul en la vereda.
—Dijeron en una hora —les reclamó el chico apenas las tuvo de frente.
—Calmate, diva, y no me mires así —lo frenó Wendy —. Si hubiéramos usado mi...
—¡Ya sabemos que si hubiéramos usado tu coche, hubiéramos llegado antes, pero no lo hicimos, Wendy! ¡Ya nos tienes cansadas con tus quejas! —para sorpresa de los otros tres, Joy había perdido la paciencia que la caracteriza. Las ideas y vueltas con la morena no la tenían bien. Después de la fiesta de despedida, se había prometido firmemente que no iba a dejar que Wendy hiciera y deshiciera cuando ella quisiera, se iba a poner firme en exigir de la canadiense mucho más de las migajas que recibía. Pero después, la estúpida de Wendy la tuvo que seguir a su cuarto y bastó con que le susurrara dos o tres cosas lindas para que Joy dejara que Wendy la pusiera contra la pared y la hiciera gritar rápidamente su nombre. Las convicciones de la bailarina se habían ido a la miércoles junto con la ropa interior de la misma.
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No soy para ti (SEULRENE)
Fiksi PenggemarUna millonaria inversora llega a la ciudad de Seúl acompañada de su socia y mejores amigas con el propósito de arrasar con todo y agregar más logros y millones a su perfecta y controlada vida. Nunca pensó que sus prioridades iban a cambiar de forma...