En la cita de Joy y Wendy
—Wen... Wen... Wendy... —Joy llevaba por lo menos quince minutos tratando de que Wendy se bajara del auto, pero no conseguía moverla de donde se había quedado.
Apenas llegaron al estacionamiento del restaurante, la bailarina se bajó entusiasmada pero cuando vio que Wendy no la seguía, fue hasta la puerta del conductor y la abrió con suavidad. Wendy estaba quieta, mirando fijamente hacia adelante y sus nudillos estaban blancos de la fuerza con que agarraba el manubrio del coche.
—Wen... Me encanta el lugar que elegiste, es mi preferido, vamos. —la animó.
Wendy agitó la cabeza en negativa.
—No puedo, Joy, no puedo hacerlo. Lo voy a arruinar y no vas a querer ser ni siquiera mi amiga. —le dijo.
—Sí puedes, Wen... vamos. —intentó agarrarle la mano pero Wendy la rechazó.
—No puedo —volvió a agitar su cabeza — Lo siento, no puedo hacerlo. Prefiero que volvamos a casa y que estés enojada conmigo un par de días pero que después me puedas hablar. Si hacemos esto seguro lo arruino todo y después no me vas a querer ver más y yo no voy a poder soportar eso, Joy. Por favor no me obligues a hacerlo, no puedo perderte. —dijo todo sin mirarla.
Joy se quedó por unos minutos mirando fijamente a Wendy. Luego suspiró y cerró la puerta del conductor para darle vuelta al auto y así poder volver a su asiento.
Wendy miraba a la pelirroja caminar resignada. Supuso que Joy se había cansado de tratar con ella y llevó una de sus manos al contacto para arrancar el motor del auto justo cuando su acompañante ocupaba el lugar de su derecha.
—¿Puedes apagar el motor por favor? —pidió suavemente la rubia.
—Pero Joy... Yo... pensé que... pensé que nos íbamos a ir y...
—Apaga el motor, Wen —ordenó esta vez de tal forma que a Wendy no le quedó otra que hacerle caso —. Y dame las llaves. —agregó.
Wendy giró lo ojos e hizo caso. Resignada apoyó su cabeza en el volante luego de soltar un suspiro.
—Joy, yo...
—Sé que tienes miedo, Wendy —afirmó Joy interrumpiendo lo que seguramente iba a ser una excusa más del miedo de la canadiense.
—No tengo mied...
—Sí lo tienes —no dejó lugar a duda —. Y tienes que dejar de mentirme, siempre sé cuándo lo haces, te conozco demasiado y no me gusta que lo hagas, me hace sentir tonta. —era cierto, nadie la conocía mejor que Joy, ni siquiera Irene llegaba a tal punto.
—Perdona, nunca quise que te sintieras así. —se disculpó sinceramente.
Joy acarició el cabelló de Wendy.
—Lo sé. Pero no tienes que avergonzarte de tener miedo, yo... yo también lo tengo. —confesó agachado su cabeza y escondiendo la mano de vuelta.
Wendy levantó su rostro de inmediato y la miró sorprendida.
—¿Tú tienes miedo? Pero, Joy, tú nunca tienes miedo. —era sabido ya, entre el grupo de amigos, que Joy era la más valiente de todos. Nunca le temía a enfrentarse a nada ni nadie.
—Wendy... —Joy suspiró y la volvió a enfrentar —. Voy a contarte algo y quiero que no te atemorices más por lo que voy a decirte. Al contrario, quiero que lo veas como si yo te estuviera contando algo que solo lo sabe una persona. —Wendy iba a preguntar de quien se trataba pero era obvio que Joy hablaba de Irene. De todas formas asintió dándole paso a lo que venía.
ESTÁS LEYENDO
No soy para ti (SEULRENE)
FanficUna millonaria inversora llega a la ciudad de Seúl acompañada de su socia y mejores amigas con el propósito de arrasar con todo y agregar más logros y millones a su perfecta y controlada vida. Nunca pensó que sus prioridades iban a cambiar de forma...