⚠ Pequeña serie de 5 partes de AUs +18 con la misma temática ⚠
⇜ Sé que no esta bien pero no me importa, deja a tu novia y ven a reclamarme como tuyo ⇝
Viktor miró al inspector jefe e hizo un ligero movimiento con la cabeza. El inspector le regreso aquel gesto, relamiendo sus labios.
Y Volkov no pudo dejar de pensar en aquel simple movimiento, tan descarado y sensual, tan bonito y ligero que le daban unas inmensas ganas de tomar al chico y besarlo contra los casilleros de los vestidores.
Pasaba las manos por su rostro, desesperando, frustrado y enfadado consigo mismo. Es que siquiera quería mirar a su esposa, no quería tocarla, no quería besarla ni abrazarla por las noches, aquello era horrible para él. No quería hacerle daño pero simplemente no podía fingir amor a un matrimonio casi obligado, realizado solo para que su jefe y mejor amigo se quedará tranquilo.
Viktor no podía dejar de pensar en aquel inspector que llegó a rechazar cuando era solo un alumno, no podía dejar de pensar en su bonito rostro, en su bonito cabello que al principio le parecía feo pero ahora le encantaba, le encantaba verlo despeinado y echarse aire con las manos en cuanto se quitaba la máscara, dejando a la luz su precioso rostro que estaba oculto la mayoría de las horas.
Y creer que su esposa era preciosa, era una mujer realmente bonita, con su cabello largo y castaño, aquellos ojazos miel, esos labios rojos como una manzana y su cuerpo delgado y largo. Pero es que a él no le gustaba, realmente no lo hacía, no podía mirarla con ojos de amor, es que era una mierda porque estaba casado con ella, casado con alguien a quien su corazón no le podía ser fiel y tampoco su cabeza en la que solo estaba aquel chico de cresta teñida y outfits escandalosos pero preciosos y que siempre se ajustaban a su cuerpo. Tan bonito y sensual, tan mal pero tan perfecto.
El comisario se levanto de la cama, era de madrugada y solo quería retirar sus pensamientos sobre aquellos ojos verdes preciosos. Se puso algún conjunto para hacer ejercicio y salió de aquella casa que no sentía un hogar en definitiva, aquello no era ni cercano a sentirse cálido. Apenas toco la calle con sus tenis deportivos comenzó a trotar, corriendo de vez en cuando sin rumbo, tratando de que su cuerpo se cansara y pudiera dormir junto a su mujer. Si su mente no podía callar aquella bonita voz al menos que su cuerpo se rindiera por unas horas.
Horas después regresó a casa, ya había amanecido y sabría que su esposa estaría despierta. Solía ser muy madrugadora y salir desde temprano a hacer mandados y luego ir a trabajar, la conocía tan bien sin embargo aquello no le interesaba. Conocer a Lisa no le interesaba, él solo quería conocer al bonito inspector y agente del CNI.
— ¿Dónde estuviste?— Preguntó la mujer apenas entró a la casa, mirándolo desde la sala de estar con los brazos cruzados sobre su pecho— ¿Dónde estuviste?— Volvió a preguntar.
— He ido a hacer un poco de ejercicio.
— Oh, si, ¿crees que me tragare eso? ¿crees que soy estúpida, Viktor? ¿ejercicio en plena madrugada? ¿me estas jodiendo— Viktor rodó los ojos.
Otra vez a pasar por las discusiones, otra vez a escuchar los gritos y queja de Lisa.
— ¿Cuál es el problema? He querido ir y ya esta. Tampoco es para que te pongas así— Trataba de restarle importancia.
— ¿Por qué estas conmigo si ni siquiera te intereso?— Volkov suspiró— ¿Eh?
— Si me interesas, Lisa, basta de pasar por esto otra vez. De verdad que no me voy a quedar aquí a escucharte reprocharme todo, no tengo cinco años, que te quede claro eso— Entró a su habitación, buscando la mayor lejanía de su mujer.
Horacio parpadeo con suavidad, mirando a su superior, con una sonrisa en la cara no visible ante los ojos de los demás.
— A ver, Dan, necesito que me ponga atención, ¿vale? Montaremos un operativo y no podemos dejar que se pierda— Horacio asentía, perdiéndose en los labios y ojitos marrones del mayor— Inspector, ¿me esta escuchando?— Horacio levantó su máscara, mostrando solo sus labios y, sin pensárselo mucho, dejo un beso sobre la mejilla del mayor. Haciendo que se sorprendiera y sus adentros se volvieran locos.
— Lo escucho perfectamente, comisario— Respondió, regresando la máscara a su lugar— Continué, por favor— Viktor continuo explicando, un tanto desconcertado y desorientado.
Ninguno de los dos sabía que había pasado para que terminaran en aquella manera. Habían hablado y organizado el operativo pero después de ello los recuerdos estaban borrosos en sus mentes.
Horacio estaba empotrado sobre el escritorio de alguna oficina de aquella comisaria, los labios de ambos hombres se mezclaban con fogosidad, se meneaban al son de quién sabe que melodía, encajaban como un rompecabezas, como si de un eclipse en su punto perfecto, la luna tapando al sol tan perfectamente que asustaba.
Viktor tomaba los muslos del menor con suavidad, acariciando su cintura de vez en cuando y llevando sus manos hasta su espalda, mientras tanto el inspector acariciaba la nuca del hombre, tratando de sentirlo más a profundidad, acariciando y rasguñando ligeramente su espalda.
Aquella misma noche, como todas, pero esta con mucha más intensidad no podía dejar de pensar en Horacio, en los labios de Perez danzando sobre los suyos con intensidad y pasión, demasiado bonito, demasiado sentimientos dentro de él. Todo aquello era demasiado.
Acariciaba sus labios con las yemas de sus dedos involuntariamente, recordando aquel momento que ojalá hubiese sido congelado, que pudiese regresar y quedarse ahí para siempre. Ojalá poder tener a Horacio siempre con él, ojalá.
La pantalla de su móvil se encendió, Viktor de inmediato tomo aquel artefacto, mirando en la pantalla "H", respiro con dificultad, se levantó de prisa y se sentó en el borde de la cama, con cuidado de no despertar a su esposa. Aquel mensaje era una ubicación, una simple ubicación, no había más mensajes, solo aquello. Volkov se preocupo un poco, pensando que de alguna cosa sobre el CNI podría tratarse, sin embargo con el segundo mensaje se quedo extrañamente más tranquilo "Te espero" decía.
Viktor se vistió de manera más decente pero de incógnito, con ropa deportiva y ocultando su rostro debajo de aquel pasamontañas negro, colocándose los lentes negros y tomando sus llaves antes de salir de aquella casa. Olvidándose de que estaba en matrimonio, olvidándose hasta de que estaba una mujer durmiendo ahí dentro. Porque definitivamente de Horacio no podía.
Al llegar a la ubicación frunció un poco el ceño. "The Motor Motel" ponía el anuncio que estaba sobre aquellos recintos de habitaciones alejadas de la ruidosa ciudad, miró de nuevo el gps de su automóvil, la ubicación exacta era en la tercera habitación. Suspiró, sin embargo se estaciono frente a aquella. Bajó de su auto con tranquilidad y apenas toco la puerta, una mano salió y tomó su sudadera, arrastrándolo hacia el interior.
Horacio se tiró sobre él, retirando la máscara con brusquedad y besando su boca con rapidez, tratando de que Viktor no reaccionará y no se arrepintiera pero aquello definitivamente no pasaría. Volkov dejó sus manos sobre la espalda del chico, acercándolo más a él, queriendo sentir aquel cuerpo muy cerca de él, necesitando más toque, más de ese chiquillo.
La espalda de Horacio pegó con fuerza en la pared de la habitación, los fuertes brazos de Viktor lo sostenían del trasero, estrujándolo un poco, con los labios de Perez mordiendo los suyos, paseando su lengua por toda su cavidad bucal y chocando sus dientes.
— Joder, Horacio— Habló el ruso, con su voz más ronca de lo normal.
— ¿Quieres irte?— Preguntó sobre sus labios.
— No sabes cuanto he deseado estar así contigo. Definitivamente no— Una sonrisa salió de los labios del chico.
Horacio empezó a sacar su sudadera negra, el calor se estaba apoderando de su cuerpo y definitivamente esas prendas no necesitaría, la gorra voló junto a la sudadera a la silla de madera café que se encontraba ahí en una esquina.
Viktor acariciaba la piel de Horacio como si se fuese a acabar en algún momento, como si aquello no duraría mucho, como si ese fuese su último toque. Viktor solo quería tatuar en su memoria toda la pequeña y delgada figura de su compañero nocturno.
El comisario dejó al pequeño sobre la cama de mantas azules con estampados blancos, se posó en el borde de rodillas y sacó con fuerza su sudadera de adidas junto a su camiseta negra, tirándolas en el suelo y posándose sobre el cuerpo de su compañero de trabajo.
Acarició con sus labios su cuello para luego hacerlo con su lengua y dientes, queriendo probar toda esa tierna y bronceada piel. Lamió los pezones del chico, haciéndolo suspirar y disfrutar de aquel tacto. Deseando más, Viktor acaricio con sus manos las piernas del hombresillo, dejando que rodearan su cintura. Después de juguetear con su torso, regresó a su boca, besándolo con fuerza y extasiado de él, extasiado de todo lo que su cuerpo estaba sintiendo en aquel momento.
Horacio hacía lo mismo, dejaba que el comisario disfrutara con él pero le rasguñaba la espalda y brazos cuando sentía un placer exquisito. Quizás lo rasguñaba sabiendo que tenía esposa, quizás haciéndolo a posta, quizás para que la terminara de una vez.
Perez mordió el cuello del comisario, succionando esa parte, dejando una marca roja que en ese momento a ninguno le importo, al contrario, incluso Viktor se sintió un poco orgulloso.
— Viktor— Le llamó y esté lo miró mientras desabrochaba su pantalón de chandal— Deja a tu esposa— Le pidió, Volkov inclino un poco la cabeza, sin contestar lo volvió a besar, tratando de esquivar su petición, tratando de no recordar la mujer que dormía en su cama.
— No hables sobre ello ahora, Horacio, por favor— Susurró sobre sus labios— No quiero saber de ella cuando estoy contigo, solo... Déjame disfrutarte— Horacio asintió despacio y lo besó.
— Lo siento— Se disculpó apenas terminaron aquel beso e hizo que el ruso se recostara sobre le cama. Se coloco sobre él y sonrió— Eres muy bonito— Acarició la mejilla del mayor y le dejo un casto beso sobre los labios.
Después de aquello el calor se intensifico, entre aquellas cuatro paredes estaban acalorados, sin embargo todo se sentía bien. Sus cuerpos tocándose hasta fundirse, sus manos recorriendo la figura del otro, sus labios tatuándose los del otro, besándose como si aquello fuese lo último. Tomándose como si sus vidas dependieran del otro.
El comisario gimió en cuanto la boca de su pequeño amante toco su miembro, lo miraba estabilizándose con los antebrazos, disfrutando de la vista que aquel agente le daba. Chupando su miembro de arriba a abajo, lamiendo constantemente su punta y succionandola con lentitud, queriendo disfrutar lo máximo posible al lado del hombre que le hacía sentir mil cosas en el estómago. Viktor lo coloco sobre él, haciendo que colocara su trasero cerca de su rostro, creando aquel mítico 69.
Volkov lamía con suavidad la entrada del chico, introduciendo su lengua de vez en cuando y escuchando los ruidosos gemidos del chiquillo, después introduciendo dos dedos, dejando que los gemido llenaran aquella barata habitación. Sintiendo las uñas con esmalte negro enterrarse en sus muslos, apretándolos cuando sentía un placer increíble, encorvando su espalda de vez en cuando y echando su cabeza hacía atrás mientras lo masturbaba. Viktor movía sus dedos dentro del chico, con rapidez, doblándolos dentro de él y sacándolos cuando quería escuchar los gemidos del chico al introducirlos.
Horacio se levantó, miró al comisario sobre su hombro y se bajo de encima de su torso, se sentó en su abdomen y lo besó, bajando sus caderas un poco y haciendo movimientos fuertes sobre el miembro de este, dejando que el rose de pieles lo volvieran loco. Poco después, con muchas ganas y deseando que ya no sufriera, tomó su pene y lo introdujo en él, deleitándose con los jadeos gangosos de su superior, enterrando sus dedos en su cintura, haciendo que se moviera de arriba a abajo con cierta rapidez y constancia.
La habitación era un completo poema, el más hermoso que podías escuchar recitado por el mejor lector. El sudor, los fluidos, el sonido de las pieles unirse como un rompecabezas, las salivas resonando cuando los besos surgían y se separaban, las manos recorriendo el cuerpo del otro, los ligeros estujos de piel, los bruscos movimientos de caderas y piernas, los jadeos y los gemidos que pronunciaban el nombre del otro compañero. Pero sobre todo aquellos ojos que se miraban con una intensidad que era difícil de descifrar si solo era placer o había amor entre ellos, parecían unos locos enamorados y muy posiblemente lo eran, pero aquello no lo dirían.
Horacio sintió aquella mojada punta chocar contra su punto más dulce, echaba su cabeza hacía atrás, retirando bruscamente el cabello que caía por su frente pegándose gracias al sudor, tratando de recuperar un poco de aire pero todo lo que se podía respirar era placer. Su mente estaba hundida en los toques y gozo que el ruso le dedicaba.
Y entonces un pensamiento vago paso por su cabeza. Viktor haciendo aquello mismo con la preciosa mujer que tenía como esposa. Y joder, aquello le jodió de sobremanera.
Devoró los labios del ruso, proclamandolos como suyos, mordiéndolos y dejando pequeñas cortadas en ellos, liberándolos de su boca hinchados y más rojos que de costumbre. Sonrió satisfecho por su trabajo. Dejando un casto beso antes de volver a saltar sobre el pene de su superior.
El inspector gimió en alto nuevamente cuando tocaron su próstata con fuerza, y entonces su pecho y vientre ardieron, quemandolo por dentro, pidiendo más y más, pidiendo arder como el mismísimo sol.
Lo cual paso, su pecho ardió en cuanto sintió el líquido espeso llenarlo. Horacio dejó el suyo sobre el estómago del otro, riendo ligeramente ante aquello. Tomó con sus dedos un poco y le dio de probar a su amante quien con una sonrisa aceptó tragar aquello.
— Joder— Jadeó, sacando el miembro del comisario de él, buscó con rapidez un pañuelo y le limpió el abdomen y estómago. Viktor se levantó, dispuesto a vestirse sin embargo le llamó— Ven aquí— Obedeció— No pensabas irte, ¿o sí?— Preguntó, sujetando al comisario y haciendo que se volviera a acostar.
— En realidad no quiero— Susurró, acurrucándose con el menor, escondiendo su rostro en su pecho, abrazándolo por la cintura y dejando que las piernas del chico rodearan su abdomen.
Y en ese momento, por primera vez en muchísimo tiempo sintió que pertenecía a un lugar, aquello era el hogar que con su mujer no obtenía. Los brazos de Horacio eran su hogar sin duda alguna, y no quería alejarse de ellos.
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One-Shots || +18 || VOLKACIO
Fanfiction❝Follaba con él todas las noches, sé como amarlo❞ [ 🍂 ] One-Shots / AU's. [ 🍂 ] Volkacio: Viktor Volkov X Horacio Perez. [ 🍂 ] One-Shots +18. [ 🍂 ] Actualizaciones un poco lentas. [ 🍂 ] Si quieres leer las actualizaciones antes puedes seguirme...