BDAY

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Horacio caminó con el pastel en las manos hasta llegar a la mesa del comedor. Regresó a la cocina a por un chuchillo, y de vuelta al comedor. Miró a su novio, quien lo miraba muy atento a lo que hacía. Horacio sonrió.

— ¿Te comerás el pastel?— Viktor frunció el ceño sin entender. ¡Era obvio que comería su pastel!

— Claro, ¿si no qué?— Horacio negó con una sonrisa burlona en la cara— ¿Qué?

— ¿Te sentarás en mi polla?— Viktor abrió la boca para decir algo sin embargo la cerro de prisa.

— Eso también esta claro— Termino de decir y tomo el cuchillo, partiendo una pequeña rebanada del pastel de chocolate con un toque de vodka que su noviecito le había preparado.


Horacio subió con fuerza a Viktor a la mesa de madera, lo besaba con fuerza y lujuria, desabotonaba su camisa color vino con rapidez, como si de una carrera de formula uno se tratara. Volkov terminó de quitar su camisa de las mangas, sin dejar de besar al crestita desabrocho su cinturón negro, lanzándolo al suelo en cuanto estuvo fuera de su pantalón.

Echo su cabeza hacía atrás al sentir los labios de Horacio bajar por su cuello, le mordió y succiono esa parte de su cuerpo. El comisario de Los Santos suspiraba con fuerza, sacando un poco su lengua y llevándose una mordida en esa parte húmeda. Se quejo un poco pero volvió a pegar a su novio a su cuello. Disfrutando de aquella ligera succión que hacía, de su lengua y labios navegando por su cuello.

Perez bajo sus besos hacía los hombros del pálido hombre, dejando pequeñas mordidas ahí. Sin cuidado comenzó a desabrochar el pantalón del hombre, sin siquiera bajarlo saco su miembro de ahí, sintiéndolo más que erecto, tocando con su pulgar la mojada punta. Volkov jadeo con fuerza sobre los labios del inspector. Horacio no preguntó, simplemente llevo su boca al miembro grueso de su novio, metiendolo por completo a su boca y al sacarlo, dejando un besito sobre la punta.

— ¡Más!— Gimió el mayor, llavando su mano a la cabeza del chico, despeinando su bonita cresta— Por favor— Pidió esta vez suave.

Y Horacio cumplió aquella petición, saboreando el pene rosado de su novio como el manjar que era. Escupió un poco sobre él y con ese lubricante natural lo masturbo con fuerza. Viktor gemía en alto, siquiera le importaban los vecinos porque ¡era su cumpleaños! y él lo festejaba como quería.

El menor bajo sus pantalones y para placer visual de su novio, comenzó a masturbarse. Mientras su boca le daba placer a su novio, con su mano se autocomplacía, gimiendo de vez en cuando sobre el pene de su chico.

— Joder, Horacio, ¡Joder!— Gritó al sentir el calor acumularse en su pecho, sus piernas temblaban un poco y sentía ligeras contracciones, lo que solo significaba una cosa: iba a llegar al punto máximo de placer, y no quería, todavía no— Déjame sentir tu polla dentro— Le dijo, de una manera tan vulgar que a Horacio lo volvió loco.

Horacio quito por completo su pantalón, se sentó sobre la silla frente al hombre, quitó su camisa para luego ir a desabrochar los zapatos del ruso, quien se sonrojo un poco, después de dejarlos sobre el suelo solo estiro con fuerza su pantalón, quitandolo de en medio. Viktor esperaba paciente que era lo siguiente que iba a hacer. Horacio se levantó y alejó de ahí, caminando por el pasillo largo del departamento, dejando a Viktor confundido.

¿Había terminado? ¿pero qué no él había decidido comer el pastel y sentarse en la polla? ¿debió elegir sentarse en el pastel?

Pocos minutos después Horacio regresó con una botella azul marino y de letras plateadas, Viktor sabía exactamente que era. Sin embargo, prefirió concentrarse en su novio y la manera tan bonita y seductora en que movía sus caderas mientras caminaba. Era una preciosura, su novio era una verdadera preciosura.

Horacio levantó su mirada, sorprendiéndose y excitándose ante la imagen que tenía frente a él, incluso sintió sus piernas temblar un poco.

Viktor metía tres dedos en su rosada entrada, con rapidez y fuerza, su cabeza estaba echada hacía atrás, su pene reposaba sobre su abdomen y los dedos de sus pies se doblaban ligeramente. Volkov saco sus dedos y los llevo a su boca, lamiéndolos y metiéndose un cuarto dedo, cubriéndolos con aquel resbaloso líquido llamado saliva. Pocos segundos después volvió a introducir sus dedos en él, metiendo el cuarto sin mucho esfuerzo. Gimiendo en alto, ansioso por el pene de su novio.

Y su novio, bueno, su novio lo miraba a unos metros, con su pene palpitante y doliendo, necesitaba atención. Joder, su pene necesitaba estar dentro de Viktor, sin embargo prefería estar ahí, mirando las ligeras embestidas que su novio se proporcionaba con sus largos y delgados dedos. Viktor era aquello que te hacía sentir cosquillas en el estomago, pero también en el pene. Era hermosamente excitante. Viktor era eso que podía darte placer visual tanto vestido como desvestido.

Horacio respiró con pesadez, no quería interrumpir aquello, de verdad que no quería pero su pene lo necesitaba y sabía que Viktor también necesitaba de su pene.

— Por favor, Horacio— Rogó su novio, mirándolo con el labio inferior entre sus dientes— ¡Oh, Horacio!— Aquel gemido fue todo lo que necesito para salir de su pequeño trance placentero.

Perez se acercó al comisario, volvió a sentarse frente a él y le extendió una mano, Viktor saco sus deditos de él y, antes de darle la mano, metió sus dedos a la boca de su novio, sonriendo un poco. Viktor de un salto quedo en el suelo, sin siquiera pedírselo él solo se giro y, con sumo cuidado de no lastimar a su novio tomo su pene y lo introdujo en él, bajando despacio, sintiéndose lleno finalmente, sintiéndose completo.

El inspector tomó de la cintura a su novio, ayudándolo a subir y bajar sobre su miembro, ayudándola a embestirse con fuerza pero sin mucha velocidad, velocidad que poco a poco fue aumentando al mismo tiempo que su placer.

El sonido que el trasero de Viktor emitia al chocar con los muslos de su novio era una melodía para sus oídos, era una bella melodía que ojala nunca acabará.

Horacio se acercó al oído de Viktor y con un tono burlón, le preguntó:

— ¿Te ha gustado el pastel?— Viktor rió despacio, siendo interrumpido por un gemido, pero no iba a quedarse sin responder.

— Me hubiera gustado con más leche— Horacio soltó una carcajada.

— No puede ser, Viktor. Eres un sucio— Viktor detuvo los saltitos y lo miró sobre su hombro.

— ¿Y me lo dices tu? Asqueroso— Saltó con fuerza, generando un gemido fuerte de parte de su novio.

Viktor saltó por un rato más sobre el pene de Horacio, en algunas ocasiones lo hacía lento pero después necesitaba más, así que aumentaba la velocidad y constancia de sus movimientos. Podía sentir el pene de su novio palpitar dentro de él, lo sentía tan cálido y gordo, que le encantaba como nadie se podía hacer una idea. Amaba aquel gordo y largo trozo de carne, y amaba quien lo osaba de tener. Así que estaba bien, estaba tan bien como lo hacía sentir, como sus sentidos se perdían en la manera en que lo hacía disfrutar. Su cabeza volaba a otro Universo cuando la polla de su novio estaba dentro de él, y aquello era maravilloso.

Horacio quito a su novio de encima de él, levantándose de la silla y haciendo una seña de que se arrodillara. Perez sonrió.

— Joder— Dijo, con su voz un poco ronca pero bonita— Abre la boquita, que te voy a dar la leche que le ha faltado al pastel— Viktor rió un poco, sin embargo lo hizo.

Viktor abrió la boca y saco su lengua, masturbandose mientras esperaba. Metió la punta del miembro de su novio en su boca para segundos después sacarlo y volver a su posición anterior, con la lengua afuera de su boca. Horacio sintió aquel pequeño universo explotar dentro de su pecho y abdomen, haciendo que tiras blancas y agridulces emanarán de su miembro, haciéndolas caer en la boquita y mejillas de su novio. Y quizás fue el sabor del líquido, quizás la mirada de Horacio, quizás su mano acelerada, o quizás todo, pero hizo a Viktor gemir con fuerza y venirse en su mano y suelo.

— Te ha gustado el pastel, ¿eh?— Se burlo un poco el inspector.

Cuando se relajo un poco Viktor, tomo el líquido blanco del suelo y con una sonrisa ensucio el pecho de su novio.

— Le faltó un poco de humedad— Dijo riendo un poquito, Horacio tomo un poco de lo que su novio dejo sobre su pecho y lo metió en su boca— ¡No, Horacio! Que estaba en el suelo, esta sucio.

— Peores cosas me he metido a la boca, amor, no te preocupes... En tu próximo cumpleaños vuelve a comerte el pastel, por favor— Bromeó por última vez.

One-Shots || +18 || VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora