Alivio.

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—¿Cuándo me dejaras ir con mi familia? Sé que Charlie me está buscando.

—Aun te veo bastante ansiosa cuando estas sedienta. Nos quedaremos acá otra semana.

—¿Otra? Ya no lo soporto, no te ofendas.

—Trato de no tomármelo personal.

Adara soltó una risita, luego, siguió escalando entre los árboles.

Sam, quien estaba familiarizado con las actitudes de las mellizas Swan después de la partida de los Cullen, sonrió levemente, feliz de ver a Adara tan tranquila. Aunque no hablaban tanto y en realidad no sabían mucho el uno del otro, desde hacía un par de meses ambos se habían vuelto cercanos, convivían constantemente gracias a que Bella la llevaba a la reserva. En esa primera semana de conversión la había visto reír más de lo que había reído en los últimos dos meses.

[***]

Al igual que su primera semana, la pasaron en el bosque. Adara mejoró bastante a la hora de cazar, cada vez le era menos difícil atrapar a sus presas. También había perfeccionado su manera de saciarse, apenas y se manchaba el rostro cuando terminaba, lo cual era un alivio para Sam, quien sentía nauseas de ver a Adara cazar.

—Ya te lo he dicho, puedo quedarme sola un rato. —dijo relamiéndose los labios. La verdad es que no tenía nada, solo quería molestar al hombre lobo.

—¿Para que arriesgarnos? —su vista viajaba de un lado a otro, evitando mirar a Adara.

—¿Sabes lo que creo? Que ya te encariñaste de mí, y ahora solo buscas pretextos para no separarnos. —se acercó poniéndose entre él y la brisa del viento.

Sam hizo un gesto de asco, empujándola lejos de él.

—Tu olor ya me provoca suficiente repulsión, no es necesario que te pongas en las corrientes de aire. Haces que me arda la nariz.

—Si, bueno, el olor a perro mojado no es mejor, eh.

Sin importarle su ropa, Sam brincó, transformándose en el aire. Adara lo observó retadoramente, esperando que se acercara.

El lobo corrió en dirección a Adara, sin embargo, ella brincó, haciendo a Sam derrapar. Cambió de dirección y volvió a correr, mostrándole los colmillos. Adara rio con burla antes de estamparse contra el enorme cuerpo, cayendo al suelo. Las patas del lobo descansaban al lado de su cabeza. Adara pateó el estómago de Sam, lanzándolo en el aire. Se levantó ágilmente, esperando, mas Sam no volvió a correr contra ella. Se quedó quieto, con la cabeza en alto, luego, dirigió su mirada a Adara apenas unos segundos antes de correr lejos de ahí.

Adara se recostó frustrada sobre el suelo; estaba disfrutando aquella pequeña batalla.

Ahora que no dormía, su forma de percibir el tiempo había cambiado radicalmente. Podía pasar horas apreciando el bosque y apenas y se daba cuenta. Por lo que no le sorprendía darse cuenta que había pasado todo el día o toda la noche con la vista enfocada en detalles que su vista humana jamás le hubiera permitido localizar.

El sol volvía a salir cuando Sam apareció. Al principio no le tomó mucha importancia, sabía que era el alfa y tenía que cumplir ciertas responsabilidades de las que Paul no podía hacerse cargo solo. Mas la expresión del hombre lobo la hizo ponerse en alerta. En menos de un segundo ya estaba parada a su lado.

—Es Jacob... entró en fase.

—¿Y Bella lo...? —negó, Adara suspiró, de alivio.

—Pero no podrá verlo, al menos durante un tiempo. Por su seguridad.

Hematoide.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora