Ancla.

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—¿Qué haces? —se llevó las manos a la boca, volviendo exagerada su sorpresa. —No puede ser, ¡estás haciendo tarea! Creí que jamás vería algo así.

—Ja-ja-ja. Por si no lo recuerdas, falté tres semanas, tener todos los trabajos es lo menos que puedo hacer. Me sorprende que no me corrieran.

—Si, la escuela es más flexible que el trabajo.

Adara resopló. Desde septiembre del año pasado pocas cosas le alegraban el día o la hacían salir de su mal humor. Entre ellas se encontraba su empleo: la veterinaria del pueblo. Era pequeña y no solían tener grandes casos, en su mayoría solo recibían visitas de dueños que deseaban mantener a sus mascotas aseadas y desparasitadas.

Trabajar en aquella veterinaria le daba la libertad de jugar con los animales que iban, especialmente perros. Por esa razón lo consideraba el empleo perfecto para ella. Desgraciadamente su desaparición obligó al negocio a contratar a alguien nuevo, no podían esperarla para siempre y muy a su pesar, Adara lo entendía.

Ser una neófita le facilitaba mucho realizar los deberes, no sólo su agilidad motriz era mayor, la mental también lo era. No es que fuera pésima en la escuela antes de la mordida, de hecho, le iba bastante bien, sin embargo, ahora todo parecía más fácil de comprender y memorizar.

Aquello le ayudó mucho realizar las tareas, entender fácilmente los temas vistos en clase durante su ausencia acortó el tiempo que debía ocupar en hacerlos.

Para su sorpresa, mientras copiaba los apuntes de Bella, descubrió otro cambio en ella: su letra. Ahora era mucho más legible, aunque eso era poco para describir su nueva caligrafía. Le resultaba sumamente sencillo escribir de manera tan elegante. Parecía una tipografía de computadora.

Aunque ahora escribía y comprendía todo mucho más rápido, no fue suficiente para terminar todos los deberes antes de que Charlie llegara.

—¿Qué tal estuvo su día? —las observaba atentamente.

—Del asco, llevo todo el día haciendo la tarea.

—Jake está evitando mis llamadas. —jugó desanimadamente con la comida. —¿Estará molesto conmigo?

—Claro que no, ¿por qué lo estaría? —se apresuró a decir, aunque nadie lo notó.

—Creo que se ha cansado de mí.

—Imposible. —aseguró Charlie. —Tal vez tiene tareas, e igual que tu hermana tiene el tiempo encima. —Adara le sonrió ampliamente con los labios cerrados. —¿Otra vez no cenarás?

La sonrisa desapareció de sus labios. Tenía la esperanza de que Charlie ignorara aquello. Que ingenua había sido.

—Estoy levantándome muy temprano, me da hambre más temprano, entonces ceno más temprano.

—Temprano, temprano, temprano. —agregó Bella tratando de desviar la atención de Charlie.

—He sido muy considerado contigo librándote de una revisión médica, pero si descubro que no estás comiendo...

—Castigada para toda la vida. —le interrumpió sonriendo. Trataba de encontrarle lo divertido al nuevo concepto de vida que tenía.

—Ya estás castigada para toda la vida, así que agrégale otra vida a tu condenada.

—Lo que diga, jefe Swan. —hizo un saludo militar.

El resto de la cena pasó en silencio, excepto por los golpeteos de los cubiertos contra los trastes. Adara esperaba con ansias el momento en que Charlie anunciara que ya se iba a dormir. Le urgía salir de casa y encontrarse con Sam.

Hematoide.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora