POV Poché.
- Oye Majo, y que te gusta hacer? - Me pregunta Lucía mientras me lleva a casa de mis padres.
- Mhm pues leer, escuchar música, dibujar.. - Y besar a la profesora Daniela, pero es obvio que eso nunca se lo diría. - Y a ti?
- Bailar y cantar.. tengo un desempeño increíble haciendo ambas cosas.. sueño en un futuro poder hacer música y bailar mis propias coreos. - Dice entusiasmada.
- Espero y algún día lo logres, si eres tan buena así como dices.. pues probablemente lo logres.
- Tienes que verme, te prometo que te voy a encantar. - Roza su mano con mi brazo. - Un día de estos te voy a invitar.
- Si.. claro. - Digo quitando mi brazo de la manera más disimulada del mundo, su contacto en mi piel no me gusta. - Es por aquí. - Señalo la calle donde se ubica mi ex casa.
Finalmente Lucía se estaciona al frente de la casa, agradezco tanto el haber llegado ya, esto se estaba tornando incómodo.
- Gracias por traerme, eres muy amable. - Digo dandole una sonrisa rápida.
- De nada bonita, por ti haría lo que sea. - Ok.. definitivamente esto es raro.
- Nos vemos luego en la escuela. - Digo con intención de retirarme del auto.
- Oye espera.. no te vas a despedir? - Me dice de manera diferente. - Por lo menos dame un abrazo eh.
Sólo para que no parezca que soy descortés, me inclino y la abrazo, Lucía me aprieta más de lo debido y en serio me resulta incómodo, así que me retiro rápidamente de su abrazo y enseguida salgo del auto.
Llego a la puerta de entrada de mi casa, esperando que alguien me abra ya que la última vez que vine aquí dejé las llaves.
Al cabo de unos minutos después, mi madre abre la puerta.. lo primero que me fijo es en su mirada cuando me observa, se nota aliviada.
- María José. - Dice ella. - Pasa, pasa.
Yo entro detrás de ella a la casa, todo sigue exactamente igual y no se notan que hayan ocurrido cambios, al parecer solo está ella en casa.
- No hay nadie. - Dice como si leyera mis pensamientos. - Valentina se fue a su departamento y tu padre está trabajando.
- Bueno.. al grano, que querías que me mandaste a llamar? - Pregunto sin esperar.
- Yo.... yo quiero saber cómo estás hija, cómo estás viviendo. - Dice acongojada.
- Ahora sí te interesa saber cómo estoy? Por qué no te intereso cuando estaba aquí? Todo lo que sufrí por culpa de mi padre y a ti nunca te importó. - Escupo mis palabras sin remordimiento alguno, necesito sacar todo esto de mi sistema.
- María José.. yo, yo no puedo hacer nada en contra de tu padre, yo no sé cómo él vaya a reaccionar si yo me meto en sus discusiones. - Dice.
- Pero no te importaba ver como el me destruía el autoestima, me golpeaba y me hacía sentir la persona más miserable del mundo. - Río irónica.
- Yo sólo quiero que me perdones hija.. de verdad. - Puedo sentir que su mirada es real, pero yo aún no estoy lista para perdonarla, al menos no ahorita.
- No puedo pensar en unas disculpas todavía, quizás en algunos años lo haga. - Digo con sinceridad. - Alguna otra cosa que quiera decirme antes de irme?
- Supongo que no piensas volver a casa. - Yo niego. - Bueno, toma. - Ella me pasa un sobre, lo reviso rápidamente encontrando dinero en su interior. - Acéptalo, si no vas a volver a vivir aquí, por lo menos quédate con el dinero. - Asiento no muy convencida y guardando el dinero en mi mochila.
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Resilience
Fanfic" Y después de la tormenta, siempre sale el sol" Una frase que María José lleva escuchando toda su vida, pero.. ¿Cómo puede creer en ella si en su vida siempre hay una constante tormenta y nunca sale el sol? No tiene motivos para sonreír, para ella...