༒ I

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—¿Está todo listo? —preguntó tajante apenas salió de la importante junta nocturna de la que había sido partícipe.

—Si señor, el chico lo espera en su casa. —Jeon Jungkook como era conocido en la élite de los CEOS, se aflojó el amarre de su corbata y entró al auto conducido por su chofer.

—Quiero ver una foto —le pidió a su asistente quien lo acompañaba en el mismo auto.

—Se llama...

—No me interesa su nombre —dijo con desdén tomando la foto del chico rubio.

Jungkook sonrió y devolvió la foto.

—Es perfecto. —Después de un largo día de trabajo, Yoongi se encargaba de contratar algún hombre o mujer para su jefe y lo llevaba a su casa para que pudiera tener sexo con ellos.

Ya se había vuelto una rutina, aún que como tal, el acto sexual no era la razón principal de su obsesión de tener siempre alguien con quien estar.

Silencio, es lo que más lo llenaba de placer, eso y ver como cada uno de ellos luchaba contra su instinto, uno tan básico como comunicarse a través del sonido.

Su sed de sexo era solo la punta del iceberg de todo lo que escondía, y pobre de aquél que no pudiera darle lo que el pedía.

Yoongi aún recordaba a la pobre chica, Irene, no había olvidado su nombre. Esa noche Jungkook había estado con ella, todo parecía estar bien con sus respectivas reglas, no besos, no sonidos, ni caricias, solo su placer propio, pero nada salió como había previsto esa noche, apenas Jeon Jungkook había llegado al orgasmo, Irene gimió equivocadamente al llegar al suyo.

Jeon paró toda acción mirándola con furia. Con brusquedad la tomó del brazo y la volteó. En su mirada se podía notar el temor.

Primero fue una bofetada que hizo sangrar su labio, Irene gimió de nuevo solo que ahora de puro dolor, Jungkook la cargó sobre su hombro y la llevó hasta el sofá donde la obligó a inclinarse mientras él la azotaba varias veces.

Jamás quiso regresar de nuevo después de eso. Ella había sido una de las pocas personas que desobedecieron sin querer a Jungkook, otras más solo hacían su trabajo y se iban.

Aunque los golpes era algo que sabían que podría pasar, jamás pensaron que sería por enojo real y no porque estos le causaran algún placer, lo cual no era el caso para Jeon.

Ante el ojo público su fetiche era un secreto, para la sociedad él era el respetable Jeon Jungkook, el CEO más importante en Londres y el soltero más cotizado.

Incluso para Yoongi, su asistente, era un misterio el acto sexual que practicaba su jefe. ¿A quién podría molestarle que su pareja sexual gozara y que lo demostrara con sus gemidos? Claramente ese alguien era Jungkook.

Nadie nunca imaginó lo que realmente escondía el CEO de Gold In. Hasta que él llegó a su vida.

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Unas horas antes

—¿Tienes muchos clientes hoy?

Jimin soltó un suspiro y negó mientras se ponía crema en su cuerpo semi desnudo, delante de Hwasa su amiga y roommate.

—Ha estado un poco tranquilo, en estas fechas todos quieren ser fieles o no tienen suficiente dinero para pagar un prepago. —Bufó mientras se vestía.

—No podemos darnos el lujo de estar sin trabajo o bajar nuestra cuota, apenas si nos queda dinero para las compras y el alquiler, Seungri se queda con todo nuestro dinero. —Jimin asintió en respuesta.

༒•MELOLΔGṈIΔ•༒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora