Revista Escolar

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Pasamos lo que quedo de la tarde en la playa jugando con Lottie en la arena, me moje un poco los pies y solo por eso creo que ahora tengo un resfriado.

-¿Segura que no quieres ir a un doctor?

-No, solo sigue conduciendo a mi casa

-Pero...

-Alexander estoy bien

Digo riendo. Jamás pensé que se preocupara así... y menos por mí.

-¿Te veré mañana?

-Oh si, iremos a comprar tu disco de los domingos con un descuento especial cortesía de tu fiel servidor

-Oye, no era cierto que solo estaba contigo por tu trabajo

-¿Ah no?- me dedica una rápida sonrisa- ¿Entonces por qué?

¿Por  qué? Porque me gustas, me fascina estar contigo, adoro tu lado tierno al estar con tu hermanita, amo tu risa y...

-Es por lo que tu trabajo me puede conseguir

Él solo niega con la cabeza.

-Bueno Bueno, ya llegamos

Me quedo sin decir nada mirando a mi casa. De vuelta a la realidad.

-Muchas gracias por hoy, me la pase increíble

-No tanto como yo-dice sonriente

Me acerco y lo beso delicadamente.

-Nos vemos mañana

-Te veo mañana hermosa

La palabra hermosa por sí sola no me provoca nada. Pero cuando sale de la boca de Alexander Payne, mi novio,  es simplemente perfecta.

Me he despertado temprano. Me arreglo y bajo a desayunar algo. Mi padre y Ana están en la barra del  comedor.

-¿Vas a desayunar Ina?

-No- le digo Ana

-¿Vas a salir Val?

-Si papá

Buenos, ese había sido mi plan. Pero espere Alexander hasta las cinco de la tarde en mi habitación. Y es que no fue hasta esa hora que me decidí llamarlo. Pero jamás respondió. Lo intento tantas veces como mi paciencia me deja. Pero no consigo ni una sola respuesta. Le mando mensajes sin un solo resultado. Lo dejo de intentar casi a las ocho de la noche. Mi papá entra en mi habitación y me entra un plato con un Sándwich.

La apuesta © ➼ Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora