Perseguida

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Me despierto más de una vez por la noche y eso es solo porque Alexander parece estar inquieto al dormir. Cuando ya es como la séptima vez que me despierta y veo que son las seis de la mañana decido levantarme de una buena vez. Me doy un largo y relajante baño y cuando salgo él sigue disfrutando de sus, al parecer no tan dulces, sueños. Me dispongo a hacer el desayuno. Aun me parece un poco extraño no estar en mi casa, mis padres se la han de estar pasando de maravilla ya que ni una sola llamada me han hecho, tan solo un vago mensaje diciendo que habían llegado con bien y que esperaban me portara a la altura de sus expectativas. Y bueno aquí estaba en la casa de mi novio. Solo espero que mi madre no me eche de cabeza o estoy perdida. Mientras preparo unos ricos chilaquiles siento unos brazos rodear mi cintura por detrás y unos labios besan mi mejilla. Sonrío ampliamente y mis abejas asesinas saludan a su apicultor.

-Buenos días

-Huele delicioso –dice en mi oído

-Si me dejas terminar olerán mejor

-Ah claro

Se separa de mí y lo escucho sentarse en los bancos de la barra.

-¿Vas a salir temprano hoy?

-No lo sé, ayer James llego con más trabajo que no hice… además tengo que ir con su prima a comprar un estúpido vestido

-¿Puedo acompañarte?

-Aunque eso me encantaría no creo que quieras ver a Kenya o ella a ti

-¿James irá con ustedes?

-Umm no

-Hagamos esto, te dejo en el trabajo y luego paso por ti a donde Kenya y tú vayan a ir

-No sé a dónde iremos Alexander, necesito mi auto

-Y yo te necesito a ti –dice cursimente

-¿Qué pasa contigo? –le pregunto medio riendo

-Nada –responde pero no le creo

-Bien, puedes llevarme y recogerme y así

Él sonríe contento.

-Pero nada de pleitos Alexander

-¿Puedo dejarte hasta tu oficina?

-No

-Pero

-Alexander, tienes que confiar en mí

-Confío en ti… pero no es James

-¿Qué ha hecho James para que desconfíes de él?

Alexander me mira como si estuviera a punto de decir algo, luego simplemente niega con la cabeza.

-Voy a darme un baño –dice

-Pero… Alexander ¿Y el desayuno?

Se gira y me mira un poco para luego seguir su camino.

-No tengo hambre gracias

Se va sin decir más. Sé que sigue molesto por todo el asunto, pero en verdad debe dejar de preocuparse tanto. Aunque el hambre parece que se va de mí también no puedo desperdiciar así que desayuno sola, bueno con Harry a mi lado.

-¿Cuándo se supone es la estúpida fiesta? –me pregunta Alexander de camino a mi trabajo

-Este viernes

-Así que aún tengo que soportar esta situación por una semana más

-Solo tres días Alexander

La apuesta © ➼ Editando.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora