07.

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—¡Una vez más!—

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—¡Una vez más!—

Los mellizos se quejaron, Nara Sora sonrió con autosuficiencia mientras se recargaba en una de las columnas de madera de su casa. Estaba entrenando a los adolescentes, específicamente supervisando el avance de ambos en el uso de su Kekkei Genkai.

Alzó la mirada al cielo notando como el lienzo azul se comenzaba a tinturar con colores rojizos al mismo tiempo que su entrenado oído percibía como la puerta principal era abierta. Haku, quien dormía a sus pies, también movió sus orejas como una antena percibiendo señal pero ni siquiera se molestó en moverse.

Al igual que Sora sabía de quién se trataba, con este año que transcurría sumarían quince en los que había estado conviviendo con el líder Nara.

—Nevada.— la mujer sintió como un brazo se envolvía en su cintura haciéndola suspirar.

Alzó levemente su rostro encontrándose con su esposo completamente atento al entrenamiento de sus hijos pero aún así sosteniéndola cerca de él. El Nara, al sentir la mirada de la fémina sobre él, bajó su mirada dejando que sus rostros se aproximaran para dejar un pequeño beso sobre sus labios.

—¡Te vencí!—

—¡No, yo te vencí!—

—¡Mamá!— esos fueron los dos al unísono. Riendo levemente Sora alejó su atención de su esposo centrándola en los adolescentes.

Kumo estaba inmovilizada por una trampa de hielo rodeando sus pies. Por otro lado Shikadai estaba siendo preso de las sombras creadas por su hermana.

—Empate.— declaró. —Felicidades, ambos están usando cada vez mejor las habilidades que no tenían desarrolladas.—

Era como si cambiaran de papeles pero no era así, ambos habían heradado tanto Nara como Yuki así que era lo que se esperaría de ellos.

Los hermanos se dieron la mano con sonrisas completamente Nara decorando su rostro.

—Hacemos lindos niños ¿No lo crees?—

—Definitivamente.— el patriarca coincidió con su esposa.

[...]

—¡Maldición!—

El consejero del Nanadaime devolvía hasta las entrañas en aquel excusado. Detrás de él, el rubio de ojos azules lo observaba con una mueca de preocupación pero también de diversión.

—Te ves terrible, Shikamaru.— la máxima autoridad de la Aldea le dijo riendo levemente. El de coleta unicamente rodó sus ojos mientras enjuagaba su boca.

—No es nada, de seguro algo me hizo mal.—

—Llevas días así, Shikamaru ¡Si no fueras hombre juraría que estás embarazado 'ttebayo!—

𝒀𝑼𝑲𝑰 - 𝑵𝒂𝒓𝒂 𝑺𝒉𝒊𝒌𝒂𝒎𝒂𝒓𝒖. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora