Padres.

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❝ Más sabe el diablo por
viejo, que por diablo ❞

—¡Buenos días!— la peliazul exclamó entrando por la puerta de la oficina

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—¡Buenos días!— la peliazul exclamó entrando por la puerta de la oficina. Ambos hombres la observaron con una sonrisa y ojos perezosos.

—Buenos días, Sora.— saludó el Rokudaime. —Te ves más feliz que de costumbre.— mencionó. El Nara la observó expectante queriendo saber si tenía algo que ver.

—Oh bueno, tuve una buena semana con un día libre.— recordó el martes que junto a Shikamaru había ido a visitar el cementerio. —¡Y es viernes! ¿Cómo no estar feliz? Iré al complejo Yuki además.— agregó, colocándose al lado de Shikamaru. Lo observó con atención notando una mancha rojiza en su frente.

Kakashi rio al notar lo que Sora veía.

—¿Qué te pasó, Nara?—

—Mamá.— bramó sin dejar de sellar los papeles que el Hokage le pasaba.

—¿Es por qué no has llegado a dormir?— cuestionó. El Hatake alzó ambas cejas.

Chismoso.

—Espero se estén cuidado, niños ¡Hana me matará por ser cómplice de su amorío!—

—¿Qué?— dijo Shikamaru sin comprender.

—¿Por qué Hana-sensei le diría algo? Oh por Kami, Kakashi-sama ¿¡Está saliendo con mi sensei!?—

—Técnicamente ya no lo es.— soltó despreocupado. La Yuki abrió sus ojos de sobremanera escuchando las risas del Nara de fondo. —No le digas que te dije, ella me contó que te lo diría el lunes a la hora del almuerzo.—

—Espere un segundo... ¡Usted era lo que le disgustaba a Hana-sensei!— Sora exclamó riendo recordando el:

Casi nada me disgusta, bueno, el idiota de Ka... Eso tampoco les importa. Bien ¿Ya puedes decir tu presentación?—

—Nunca nos caímos mal, nos conocemos desde la Academia pero claramente tuvimos que pasar por mucho para formalizar lo nuestro aunque en nuestros tiempos de senseis puedo asegúrate que hacía de todo menos desagradarle.—

Por Kami.

—¡Cerdo!— el Hatake carcajeó sin control viendo a la Yuki enrojecida, el Nara solo negaba divertido.

—Es mi venganza Sora, estás aquí coqueteando con Shikamaru sin importarte mi lado de hermano mayor sobreprotector.—

—Más bien de papá.— participó el Nara, Hatake Kakashi le había dado más miradas amenazadora de las que podía recordar los primeros meses que adoptó a Sora como una hermanita menor/hija postiza, después pasó de esas miradas a burlas frecuentes. Ni Ōkami-san lo había intimidado así.

—Oh bien ¡Sigamos con el trabajo!—

—Uhm.— escuchó refunfuñar a Sora mientras volvía a su papeleo.

[...]

—¿No irás al departamento esta tarde?— repitió lo que el chico había dicho en forma de pregunta. Éste asintió mientras caminaban con las manos entrelazadas.

—Tengo tareas que cumplir con el Clan, pero en la noche iré contigo al complejo Yuki... Tal vez podamos ir al claro en el bosque.— ambos se detuvieron frente al edificio Jōnin con sonrisas en sus rostros. —Nos vemos más tarde, cuídate ¿Sí?— la fémina asintió completamente satisfecha al sentir como su acompañante besaba suavemente sus labios antes de irse saltando por los tejados.

—¡Shikamaru-sensei es novio de Sora-san!— un canturreo infantil la sacó de sí. Avergonzada, giró a ver a la propietaria de aquella voz encontrándose con la pequeña Mirai observándolos desde la ventana del departamento de Kurenai-sensei, la antes mencionada en seguida la reprendió. —¡Lo siento Sora! A veces no tiene filtro.— Sora notó la regadera de flores entre sus manos, suponía que la ocupaba para regar las bonitas amapolas rojas que decoraban la jardinera de su ventana.

Ahora recordaba que Shikamaru le había contado sobre la mudanza de fin de año a una casa de mayor tamaño que Kurenai-sensei tenía planeada. Shikamaru era el protector de Mirai, por iniciativa propia así como por promesa a su fallecido sensei.

Sora por su parte había ayudado a Hinata cuando cuidaba de Mirai en las ocasiones que la madre de la infanta salía a misiones y también recordaba veces en las que Kurenai-sensei se les había unido con su equipo al verlos a ellos junto a Hana-sensei, quién era su mejor amiga, comiendo en algún restaurante. Eran personas buenas.

La Yuki recordó el paquete de galletas de azúcar caseras que aún tenía en su casa y su sonrisa se iluminó.

—¡Sin problemas Kurenai-sensei! ¿Puedo visitar a la pequeña Mirai?— cuestionó. La de ojos rubí asintió con una sonrisa haciendo a la Yuki entrar rápidamente al edificio para ir en busca de aquellas galletas y obsequiarsela a la pequeña.

[...]

Atento a las piezas en el tablero, el Nara hizo su movimiento sin alzar la mirada si quiera un segundo. El juego estaba siendo más difícil que de costumbre o tal vez eran sus nervios.

—¿Qué sucede, Shikamaru? En este año he logrado conocerte bien, niño. La duda con la que mueves tus piezas no es común en ti.— alzando la mirada, el castaño tragó saliva sabiendo que había llegado el momento.

Tenía que enfrentar al patriarca de los Yuki, el padre de la mujer que amaba.

—Tengo algo que decirle Ōkami-san.— confesó volviendo la mirada al tablero, viendo el movimiento que el hombre había hecho. Después de varios enfrentamientos con Ōkami-san había descubierto de dónde Sora tenía esa habilidad en el shōgi, su padre era un oponente demasiado bueno.

—¿Algo? ¿Del Clan?— Ōkami era inteligente, al chico le temblaban las manos, su mueca perezosa e impasible ahora gritaba preocupación por cada línea de expresión y definitivamente era completamente raro verlo llegar sin su hija a su lado. No era que Shikamaru no fuese un visitante común, sino que siempre venía con Sora.

—No... Bueno, sí, no sé.—

—Hijo, por favor.— el Nara se alejó del tablero llevando sus manos hasta la taza de té a su lado, meneando un poco el líquido.

—Es sobre Sora.— finalmente lo dijo. Pensó el Yuki. —Usted es su padre, lo considero ahora como uno para mí, agradezco la confianza de su familia así como las experiencias que me comparte para ser un mejor líder de mi Clan... Es por eso mismo que no quiero que usted sienta que me encuentro abusando de su confianza.—

El Yuki asintió atento al chico. Shikaku había críado a un buen hombre, no había lugar a dudas.

—No tengo nada formal con su hija pero la amo, la amo con todo mi ser.— confesó con un leve sonrojo en sus mejillas. —Y definitivamente no creo poder esperar para tener el proceso de novios a esposos, no cuando en este año que llevamos conociéndonos nuestra relación es íntima en tantos niveles ¡No me mal entienda! Quiero decir que nos conocemos mejor que el otro. —rápidamente se corrigió haciendo al Yuki reír.— En pocas palabras, quiero su permiso para pedir la mano de Sora.

Vaya hijo, pensé que nunca lo pedirías. Es decir, ustedes han estado viviendo prácticamente juntos.— los colores subieron al rostro del Nara y logró balbucear un “¿C-cómo?” —Yo también fui un Jōnin y ustedes están viviendo en un edificio lleno de ellos, conozco a mi hija perfectamente y Tsuki es soplona.—

La loba blanca, ¡La pareja de Haku! Oh por Kami, esos lobos cotilla.

Más sabe el diablo por viejo que por diablo.— susurró el Nara.

—Así es hijo.—

Presiento que queda poquito para el final. Dos o tres capítulos. La alargué un poquito porque vivo enamorada de estos dos. Aunque posiblemente haga extras.

𝒀𝑼𝑲𝑰 - 𝑵𝒂𝒓𝒂 𝑺𝒉𝒊𝒌𝒂𝒎𝒂𝒓𝒖. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora