No Control (Radiodust)

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El felino y la pequeña cíclope volvían junto a la Overlord que parecía estar tan asombrada y preocupada como ellos, se acercó a los demonios delirantes que parecían estar ensimismados en otra situación arreal y atemporal a lo que en realidad sucedía, Rossie buscaba algo más allá de sus visiones mientras los otros dos trataban de despertarlos de ellas.

Mientras afuera ella buscaba nuevamente el muñeco de Alastor para intentar remediar el asunto, el susodicho no sufría de la misma suerte que los demás; su mente era un enorme y gran recuerdo de su tortuoso pasado, solo se limitaba a sonreír paseándose por allí con elegancia mientras miraba los hechos que no podía cambiar ni aunque reviviera, ni porque se redimiera o creyera en cualquier causa que le ofrecieran, solo estaban él y su pasado siendo horrible una y otra vez tratando de torturar la poca cordura que aún tenía.

A: Sé que esto es truco de Valentino pero... sigue siendo doloroso – continuó caminando un poco más antes de chocar con un chico de cabellera rubia y extravagante vestimenta – lo siento mucho

AD: Oh no te preocupes cariño~ - el chico se giró y Alastor descubrió enseguida de quien se trataba, vestido como verdadero mafioso de los años 40, con delineador negro alrededor de su ojo sano y sobras negras en el otro, era el mismo chico que hacía unos instantes le cubría la espalda – dime, ¿qué hace tremenda monada por estos rumbos? – paseaba sus manos por el pecho del demonio que solo se limitaba a mirarle con sorpresa

A: Angel... ¿qué haces aquí? – le apartó con ambas manos antes de ver el ceño fruncido del contrario

AD: Escucha fresita, yo voy a donde quiero cuando quiero, no pienso dejar que una fresa parlante con dentadura de miedo venga a decirme que no puedo hacer lo que deseo, que me grite en mi cara que soy un inútil que no puedo hacer nada, ¡no pienso dejar que me sigas manipulando PADRE! – el chico comenzó a sollozar mientras se alejaba lentamente

A: E-Espera – trató de tomarlo del brazo pero en su lugar solo tomó un pedazo de tela color café, gastada y de apariencia conocida, una mano tocó su hombro haciendo que este se girara

X: Oh cariño, algo está mal dentro de ti, ¿no es cierto?

A: ¿M-Mamá? – el demonio pronto recobró la compostura antes de echar a llorar, se abrazó de ella tan fuerte como si su vida dependiese de ello – L-Lo siento tanto... debí... yo debía – su voz se entrecortaba por más que intentara disimularlo

MA: No amor mío, tú no podías estar allí... tu destino estaba escrito y mírate ahora, eres tal y como siempre lo deseaste, al final pudiste vengarte y vengarme – acariciaba su cabeza mientras su cabellera roja desaparecía volviéndose castaña – eres todo un hombre

A: Y-Yo... creí que me sentiría mejor después de... pero – finalmente su voluntad se quebró logrando que las lágrimas corrieran por sus ahora rosadas mejillas, los lentes que portaba estaban rotos y ensangrentados, sus ojos cafés cual roble yacían cerrados sintiendo el dulce aroma de la mujer que más amaba en el mundo – jamás lo entenderé

MA: Cariño, escucha, sé que la vida es difícil aún más la muerte, sé que puedes resistir todas las atrocidades que ella te depare, incluso a tu tumba llegaste con una sonrisa, pero cuando se trata de amor... no puedes entender lo que le sucede a tu corazón, solo tú puedes liberarte de la maldición que sobre ti han puesto, solo tú tienes la respuesta – al mujer separó del abrazo al chico besando su frente creando una cruz en ella, miró a su hijo un segundo, estaba tan destruido por dentro y por fuera, aún podía visualizar las mordidas de los canes en su pecho, piernas, cuello, el disparo del cazador justo en su brazo y cabeza, todo seguía allí, las heridas que nunca sanaron seguían allí; pero sobre todo las marcas de sus manos, aquellas que su padre habría infringido en él cuando le daba en gana