Capitulo 1

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Un mes, Hoy se cumplía un mes desde que Kenma no iba a las practicas de vóleibol. El chico se estaba alejando y evitando a todos poco a poco con excusas del tipo "Hoy tengo planes familiares", "Debo ayudar a mi madre en casa", "Debo hacer mis tareas atrasadas", etc. Todos los chicos del equipo estaban sorprendidos de que el muchacho no fuera arrastrado por su capitán a la fuerza. Pero para eso si tenían una explicación, Aratani, La novia de Kuroo, esa muchacha lo envolvía completamente y el 90% del tiempo estaba ella allí, Tanto era así que incluso durante las practicas era imposible hablar con el.

- Kuroo, Necesitamos hablar contigo- Dijo el líbero del equipo ya harto de la incertidumbre de la situación.

- Lo siento chicos, Debo ir con Aratani, me está esperando y...- El muchacho no pudo terminar ya que fue interumpido por Yaku.

- YA BASTA, necesitamos únicamente 5 minutos, esa chica no se desaparecerá si no vas de inmediato.

- Kuroo-San Por favor- Dijo Lev mientras posaba suavemente una mano en el hombro del mayor.

-Mira Kuroo, estamos preocupados por Kenma, hace un mes que no viene a las prácticas, nos evita a todos y cada vez asiste menos a clases. Queriamos saber si tu sabes algo sobre lo que le ocurre o si podrias acercarte a hablar con él.- Dijo Yaku muy preocupado.

- Chicos, No se que le puede ocurrir a Kenma, seguramente es una de sus rabietas, o quiza esta esperando la salida de algun juego que le gusta, No lo se. no creo que sea grave.- Dijo Kuroo de manera despreocupada.

El luego de esa pequeña conversación el muchacho tomo su bolso y se despidió rápidamente para ir corriendo donde una chica de 1,70 de altura, delgada y palida lo esperaba de brazos cruzados en la puerta del gimnasio.

- ¿Por que tardaste tanto?- dijo la muchacha mientras lo miraba con desaprobación.

- Lo siento cariño, Estaba hablando con los muchachos sobre Kenma. Estan preocupados por el.- Dijo el pelinegro mientras le tomaba la mano.

- Ya te dije que solo es una de esas rabietas que le dan, siempre Intentando llamar tu atención y teniendote de perrito faldero.

- Les dije lo mismo, Simplemente es una rabieta.

Mientras tanto en casa de Kenma, estaba su madre abrazando a su hijo, intentando que el muchacho comiera por lo menos 3 bocados del plato que le servía.
Un mes, Hace un mes que El muchacho rubio había dejado de comer normalmente, Al principio se saltaba las comidas diciendo que comería mas tarde, a su madre no le parecía nada fuera de lo normal ya que su hijo no tenía buenos horarios de comida, pero al final siempre comía lo que le correspondía.

- Mamá, Por favor...- Dijo el muchacho con lagrimas en sus ojos.

- No Kenma, Debes comer, ¿Acaso quieres morir?- Dijo la señora tambien con lagrimas en los ojos.

Kenma ya no podía más, afirmo con su cabeza, se levantó, corrió al baño y cerró con seguro la puerta, El chico planeaba quedarse ahí hasta que fuera la noche si era necesario para que su madre no lo obligara a comerse el plato de comida.

El muchacho se miró al espejo y levanto su camiseta para poder ver su cuerpo, estaba delgado, más delgado de lo que ya era, Podían verse ligeramente sus costillas, unos moretones en la espalda por la cantidad exagerada de abdominales que hacía y pequeños cortes que aún no cicatrizaban en sus muñecas.

- Kenma, Hijo mío... Por favor- Dijo su madre entre llanto desde afuera del baño.

El chico bajo su camiseta y se quedo en silencio sentado en la taza de baño. Las horas pasaban y Kenma seguía ahí mismo. durante algunos minutos miraba por la diminuta ventana del baño hacía la calle, Veía a la gente pasar y se preguntaba a el mismo por que había dejado de ser feliz, La ansiedad comenzaba a atacarlo y apartaba la mirada para volver a sentarse donde mismo.

Cuando ya eran casi las 2 am Kenma salió del baño y ahí estaba su madre, durmiendo en el sillón y el plato de comida frio en la mesita de centro. El muchacho subió a su habitación y cerró la puerta con pestillo. Se sentó en el suelo y comenzó como todas las noches con una rutina de 70 abdominales antes de dormir.

Unas casas mas allá se vivía una situación completamente distinta, Kuroo se encontraba con Aratani, Ambos dormían abrazados y se decían cuanto se amaban celebrando Un mes más de novios.

En el fondo Kuroo estaba preocupado por su amigo, pero le iba restando importancia ya que se sentía muy ocupado entre el voleibol y Aratani. Ya Eran casi las 3 am cuando Kuroo se levantó al baño y vío la puerta de la habitación de su madre abierta y la luz encendida.

- Mamá, ¿Que haces despierta?- dijo el chico entrando suavemente a la habitación.

Su madre le hizo un gesto con las manos de que se quedara en silencio por que estaba hablando por teléfono. Al otro lado de la llamada la madre de Kuroo escuchaba los sollozos de la madre de Kenma, La pobre señora no sabia que hacer, no sabía como ayudar a su hijo y estaba desesperada.

- Amiga, tranquila, Kuroo esta levantado ahora, puedo decirle que vaya a ayudarte.

Kuroo la miró con duda y espero a que colgara la llamada.

- Hijo, es algo urgente, necesito que vayamos a casa de Kenma, Su madre esta desesperada y necesita nuestra ayuda.

Al escuchar eso a Kuroo se le despertaron las alarmas y comenzó a pensar que quizá no era solo una rabieta de su amigo.

El muchacho fue a paso rápido a su habitación en la cual estaba Aratani durmiendo, dudo si despertar a la chica unos segundos, pero al final termino por hacerlo.
- Aratani, cariño despierta- dijo Kuroo mientras movía suavemente a la muchacha- Necesito que vayas a tu casa, es una emergencia, lo siento muchísimo.

- ¿Kuroo? ¿Qué sucede? – preguntó la muchacha desconcertada.

Kuroo sabía el problema en el que se metería con su novia por enviarla en la madrugada de vuelta a su casa, pero era una emergencia y lo necesitaban en aquella casa que lo acogió prácticamente toda su vida.
En casa de Kenma se encontraba su madre tocando suavemente la puerta de la habitación de su hijo, la señora quería hablar con el y saber por qué se sentía de esa manera, el muchacho siempre había sido un chico feliz, siempre acompañado de Tetsuro, envuelto en el vóley y con sus juegos. La señora escuchó como golpeaban la puerta de su casa y supo inmediatamente quienes eran, se acerco a la puerta y la abrió para dejar pasar a su vieja amiga que venía acompañada de su hijo, ambos pasaron y se sentaron en el sofá de la sala.

- Hola Aiko, ¿Qué sucede, amiga? - pregunto preocupada la madre de Kuroo.

- Lamento tanto hacer todo este escandalo a estas horas de la noche, es solo que estoy tan desesperada…-.
En ese momento la señora se derrumbó ahí mismo, ya no podía contener las lágrimas de la preocupación que sentía, su amiga la abrazó mientras ella les contaba la situación por la que estaban pasando. Comenzó contando los comportamientos extraños por los que Kenma comenzó, siguió con las rutinas de ejercicios excesivas, les comentó el aspecto que tenía su hijo, las marcas que había logrado divisar en su hijo y todo el dolor que sentía al ver como su pequeño hijo se derrumbaba poco a poco frente a sus ojos y ella no podía hacer nada. Por otro lado, Kuroo se lamentaba a si mismo por pensar que todo era una simple rabieta, su amigo estaba mal y lo necesitaba.

- ¿Dónde está Kenma? - pregunto Kuroo con un tono seco.

- El esta encerrado en su habitación, No me abre la puerta por más que lo intente-.

Kuroo subió las escaleras quedando frente a la puerta de la habitación de su amigo, toco tres veces y no tuvo respuesta.

-Kenma, abre la puerta por favor-.


Ojos de tristeza | Kuroken | Kenma |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora