Kinmonku ✨

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Kakyuu Pov's

Una vez que llegamos a mis aposentos, nos acomodamos en la mesa, que tenía en la antesala a la habitación y con vistas a una pequeña terraza, que ya tenía alguna bebida y comida colocada a petición mía.

Me senté en la cabecera y Plut se sentó justo a mi lado mientras la pequeña Saturn se sentaba entre Fighter y Healer para molestarlas, me parecía divertido ver la interacción de esas tres y me encantaba volver a ver una sonrisa real en mis guardianas.

- No diré que no estoy sorprendida - admití mientras me concentraba en la guardiana a mi lado. - Sinceramente, esperaba una visita, pero jamás tuya.

La risa suave de Plut no se hizo esperar, y ella me miró con un brillo bastante bonito en sus ojos.

- Bueno, creo que para Fighter, es mejor que haya sido yo quién ha venido de visita a que fuera Uranus, ¿no? - cuestionó Plut con gracia, causando un bufido en la líder de mis guardianas, parece que jamás acabaría de tolerar a la guardiana de la tierra.

- Haruka-papa es muy intensa, pero es buena persona, Fighter-sama - admitió Saturn con una sonrisa. - Pensaba que habías cambiado de opinión sobre ella...

- La respeto por su fortaleza y su poder - dijo Fighter pensativa - e incluso por su lealtad, pero... creo que nunca podremos llegar a ser amigas, somos demasiado parecidas.

Eso causo risas en toda la mesa y una mirada amenazadora de Fighter a Healer, dado que era la que se estaba riendo a carcajada limpia.

- KaKyuu-himme - intervino Plut consiguiendo que todos se quedaran en silencio. - Me gustaría contar con su autorización para usar mis poderes y conectar... El Palacio Real de Kinmonku con el Palacio Real de la Luna.

- ¿Conectar qué...? - preguntó Maker con una mirada brillante por la curiosidad

- Bueno... - comentó Plut con una sonrisa suave. - Ustedes saben que soy la Sailor del cambio, la Sailor que representa a Plutón, lo qué no saben es que también soy la guardiana de las puertas del tiempo.

- ¿Puertas del tiempo...? - volvió a interrumpir Maker con su curiosidad creciendo

- ¡Maker! - grito Healer con ansiedad. - Si no la dejas acabar nunca sabremos que...

- Ustedes, basta - exclamé, haciendo que ambas se quedaran en silencio. - He oído hablar de leyendas sobre las puertas del tiempo, así como leyendas sobre el Reino de la luna... - comenté con suavidad y curiosidad con una mirada hacia Plut. - No sabía que ninguno de los dos fuese real.

- Técnicamente nunca han dejado de ser reales. - admitió Plut con una sonrisa ligera. - Pero el Reino de la Luna ha estado muerto desde hace algo más de 1000 años, debido a que en la última batalla contra una entidad malvada su Reina se sacrificó para darle una nueva oportunidad a su hija y guardianas, así como al Planeta Tierra y al príncipe de éste...

Jadeos se escucharon en la habitación y todos miraban a la Sailor con curiosidad.

- Debido a esa batalla, fue en parte que las Outer no querían despertarme a mi - admitió Saturn con voz triste. - Una vez que la Reina uso todo su poder para sellar a Metallia, algunos súbditos y guerreros del mal quedaron y digamos que solo yo tenía el poder para acabar con aquello. Así que básicamente destruí todo el Reino para acabar con la maldad que había allí... La reina ya nos había concedido una segunda oportunidad, pero debido al uso de mi poder yo quedaría sellada hasta que fuera el momento de volver a despertar...

- Ese momento... llegó - murmuró Plut con suavidad. - O más bien fue provocado por un nuevo enemigo que uso el cuerpo que estaba destinado a Sailor Saturn para despertar a una de sus acolitas hace un par de años. - añadió Plut y al ver como las Starlights no se sorprendía como su princesa, sonrió. - Nuevamente nuestra princesa se sacrificó, pero en esta ocasión para traer de regreso a Saturn una vez que ella uso su poder definitivo y luego... bueno sucedieron más cosas antes y después, pero tampoco es necesario decir nada por el momento, solo digamos que debido a intervenciones del futuro que yo debí impedir, el futuro de la princesa fue revelado y causo todo lo que ustedes conocieron y vivieron.

Por y para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora