En la vida lo que rige es el balance, los cambios, aprender de los errores. Mi catharsis ha empezado desde el momento en el que intenté acallar mis demonios, doblegarlos, reprimirlos pero ellos no se van... Oí que la locura se hereda, ¿Los demonios...
Estaba todo minuciosamente calculado, dos horas... Teníamos dos horas desde la rueda de prensa para que toda la puta EUROPOL estuviera detrás de nosotros como perros sabuesos. Llegué a casa y el auto de Andrés estaba estacionado justo enfrente, él estaba rapado y acompañado de un hombre con una jaula, el cual subió conmigo.
- Comisario, voy a volver por ti- Ese gato era parte de mi vida y no pude evitar conmocionarme.
Tomé aire y corrí a mi cuarto, saqué un bolso de viaje y comencé a llenarlo de ropa y artículos esenciales míos y de Leo, justo antes de salir de mi departamento volteé y miré los cuadros en el mueble principal... Germán y yo en nuestra boda; Germán, Leo y yo; mis hermanos y yo. Suspiré y salí sin perder más tiempo.
Andrés abrió el maletero del auto, había una valija y allí dejé el bolso, una vez dentro le indiqué cómo llegar al colegio de Leonor. Era mi día, al final de cuentas no se le hizo extraño a la maestra verme por ahí, sólo tuve que inventar una excusa por la cual la sacaba antes y mi hija estaba junto con nosotros en el auto.
- Cariño, vamos a hacer un viaje los tres, ¿Qué te parece?- Leo estaba confundida, pero emocionada con la idea.
- ¡Me encanta! ¿Dónde vamos?-
- Eso es una sorpresa, pero antes tu madre y yo te tenemos otra más- Sus ojitos brillaron de ilusión, mientras que en los míos sólo había preocupación.
Paramos unas cuadras antes de la estación de trenes y Andrés me dio una bolsa, me crucé al asiento trasero con Leo y la cambié lo más rápido que pude, hice lo mismo conmigo y me puse un poco de maquillaje más fuerte bajo la atenta mirada de una Leonor dubitativa. Besé su mejilla y me puse una peluca rubia.
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- Mamá, ¿por qué te pones eso?- Preguntó Leo acariciando la peluca.
- ¿No le contaste, Alicia? Qué tramposa, es porque quieres ganar el premio tú- No entendía una puñetera mierda de lo que hablaba ese tío, simplemente no podía dejar de mirar hacia fuera.
- ¿Qué premio? Mami no dijo nada de un premio- Me observó con los ojos entrecerrados.
- Escucha Leo, vamos a jugar un juego, se llama... Teatro de verdad- Se volteó para mirar a mi hija e interactuar con ella.- Cada uno va a ser un personaje, va a llamarse como quiera y debe actuar, por ejemplo hablando así- Agudizó la voz y movió la mano haciéndonos reír.- La primera persona que se salga del personaje pierde y la ganadora puede pedir lo que sea.
- TÚ QUERÍAS GANAR, TRAMPOSA- Leo me apuntó acusadoramente con su índice y yo alcé las manos.
- Pero aún no empieza el juego, cariño. Una vez bajemos del automóvil, empieza... mi nombre va a ser Laura-
- El mío... Fabián-
- Yo Sofía, como la princesita Sofía- Agarró su muñeca mostrándonosla.
