- Traidora de mierda. Nunca pensé algo así de ti-
Maldije en voz baja, puto Suárez.
- Tú renunciaste al operativo, ¿Qué mierda haces aquí?- Me volteé a verle a la cara.
- Las manos a la cabeza, coño- Había un odio indescriptible en su voz.
- Suárez no seas idiota... Hui para poder hundir a Tamayo, yo no iba a poner el culo por la institución y perder todo- Subí mis manos hasta mi cabeza.
- Ya habías perdido todo de todos modos, estás loca ¿no recuerdas? No tienes arreglo, estás destinada a joder todo y a todos los que tocas Alicia-
- Ya, pues me vale una mierda lo que pienses de mí- Error de mi parte haberle dicho eso.
Traía mi arma conmigo pero no era buena idea lastimarlo, mi nombre empezaba a limpiarse en los tribunales de España y si mataba a Suarez me condenaba nuevamente. - ¿Cómo supiste dónde estábamos?-
- Leonor llamó a su abuela ayer en la noche e intercepté ese teléfono tan pronto renuncié. No más parla, tira- Me ordenó, acercó el cañón a mi cabeza y me empujó con él.
En un ataque de valentía me volteé rápidamente, tomé su brazo y forcejeé con él para quitarle el arma. Luego se escuchó un tiro que resonó por todo el jodido Monasterio, hasta las putas palomas se espantaron y salieron volando.
En el jardín Leo y Andrés conversaban sobre asuntos importantes y misterios del universo cuando escucharon el estruendo y ambos voltearon a mirar dentro, alarmados. Leo se levantó de su asiento e inconscientemente fue hacia los brazos de Andrés, quien la cargó de inmediato y desempeñó su arma.
- ¿Es mi mamá?- Preguntó Leonor intentando contener las lágrimas.
Andrés tenía la certeza de que Sergio había llegado y que me había pegado un tiro en el pecho, quedó en shock por un par de segundos intentando regular su respiración. Maldijo su suerte pero ahora debía pensar con cabeza fría, Leonor era su responsabilidad en ese momento y la pondría a salvo antes que nada.
- Vamos a tu habitación, no le puedes abrir a nadie ¿entiendes?- Preguntó entrando al Monasterio.
- ¿Por qué? ¿Ha pasado algo con mi mamá?- Leo estaba al borde de las lágrimas, ese juego ya no valía ningún helado de chocolate en el mundo.
- Hazme caso Leonor, recuerda que aún no nombramos al ganador del juego- Subió las escaleras a toda prisa y una vez en nuestra habitación dejó a Leo dentro.
- Ya no quiero jugar a este estúpido juego, quiero a mi mamá- Lo último lo dijo llorando.
Andrés se conmovió y se acercó hasta quedar a la altura de la niña - Tú eres fuerte como tu madre ¿no? Entonces espera aquí. Fuerte- Levantó el puño y Leo, aunque no muy convencida hizo lo mismo. Estaba confiando en que Andrés trajese a su mamá rápido para poder ir todos de nuevo a casa y terminar con ese estúpido juego de una buena vez.
Andrés cerró con fuerza la habitación donde quedó Leo y empezó a recorrer el Monasterio de forma cautelosa. Había un silencio agobiante, no se movían ni las hojas de los árboles. Llevaba el ceño fruncido, estaba convencido de que iba a encontrar mi cadáver en cualquier pasillo y eso le removía hasta la médula, se sentía colérico, sabía con certeza que si veía a Sergio no iba a dudar en pegarle un tiro en la frente... Ya no era el mismo Andrés de Fonollosa en el atraco a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, en esas épocas pensaba que no tenía nada que perder y en cierto nivel eso era cierto, ahora sin embargo, habiendo abandonado su banda y aliándose con Prieto y conmigo, sentía que volvía a pertenecer a algún lado y no había perdido oportunidad de decírmelo el día anterior, ahora Andrés sentía que me tenía a mí, pero ahora también me habrían arrebatado de su lado y de la peor forma.
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CATHARSIS
RomanceEn la vida lo que rige es el balance, los cambios, aprender de los errores. Mi catharsis ha empezado desde el momento en el que intenté acallar mis demonios, doblegarlos, reprimirlos pero ellos no se van... Oí que la locura se hereda, ¿Los demonios...