Capítulo 16

518 48 22
                                    

Andrés nos había visto a Suárez y a mí hacía un buen rato, pero al no hacer nada al respecto entendí que apoyaba mi plan de intentar reducir a Sergio Marquina a ver si nos largabamos a Madrid de una vez por todas. Podía imaginarme las primeras planas de periódicos y noticieros, volvíamos de una fuga con el premio gordo, recuperando nuestra dignidad y con prurito profesional, casi que se me hacía agua la boca de solo pensarlo.

Ante la propuesta de pegarme un tiro en la frente, Andrés se quedó pensándolo más de lo que me hubiese gustado aceptar. Debía entender que estaba frente a su hermano, su única familia y que yo no era más que otra mujer en su vida, pero no pude evitar sentirme un poco mal.

- No- Dijo de repente, sacándome de mis pensamientos - No hay trato-

- ¿Te enamoraste, para variar? Eres un caso perdido Andrés- La decepción en la voz del profesor era evidente, pero Andrés ni se inmutó.

Aquella era una situación difícil, de vida o muerte. Pero yo no lograba concentrarme del todo... ¿Acaso acababa de aceptar, de forma indirecta, que me amaba? Suárez me dió un codazo suavemente al verme distraída, debíamos atacar, ese era el momento.

- ¿Qué pasa con Paula?- Preguntó Andrés consciente de que Suárez y yo íbamos a por el objetivo - ¿Vais a permitir que se quede con su padre, con el abusador... El que le daba palizas a Raquel?- Esa fue nuestra luz verde.

Así logró desestabilizar a su hermanito. Sergio veía a Paula como una hija, sí... Y era consciente de que ahora sin Raquel él debía ser responsable de cuidarla o de otro modo la niña tendría que volver a España y quedarse con Alberto, entonces negó con la cabeza, visiblemente afectado y batallando contra un par de lágrimas... Esa niña seguía esperandolos, inocente y ajena de toda la mierda que había ocurrido.

Entonces en ese momento disparé al techo y aprovechando el shock inmediato, Suárez se abalanzó sobre el profesor. Suárez era un hombre honorable y leal, pero además de eso medía casi 2 metros y a ojo, pude calcular que pesaba al menos unos 20 kilos más que Marquina y no había Kung Fu válido contra tremenda mole y dos personas encañonandolo directamente; Andrés y yo.

- Hijo de la gran puta, por fin- Dijo Suárez con dificultad mientras lo reducía, se veía que le costaba pero finalmente logró esposarlo. Habían sido dos atracos en los cuales había sido burlado y engañado, particularmente en este último, cuando lo desnudaron e hicieron cantar Bella Ciao contra su voluntad.

Tiempo después íbamos a vender esa victoria de una forma exagerada y mucho más heróica de lo que realmente fue, porque así es el ser humano, tendemos a la exageración... En particular esa iba a ser una historia que consideraría contarle hasta a mis nietos, pero la verdad era que ganamos la partida porque Sergio Marquina estaba vuelto mierda psicológicamente en ese momento, de otro modo, si Raquel hubiese estado con vida, el tipo nos habría golpeado y reducido a nosotros tres sin mucho esfuerzo, era el puto Jackie Chan según lo que Alberto le contaba a todos en el trabajo.

- Lo siento mucho hermanito- Dijo Andrés inexpresivo, pero yo sabía que se sentía como un pedazo de mierda.

Mis cálculos fueron correctos y Leo para esas alturas ya habría utilizado internet para subir sus bailes a tik tok, entonces la policía no iba a demorar en llegar y además, Suárez también había hecho el llamado, diciendo que teníamos al profesor y que necesitaba traslado urgente.

Dejamos al profesor esposado, amarrado de pies y con una cinta en la boca dentro de una de las capillas, la cual cerramos con todos los seguros disponibles e incluso le pusimos una silla ladeada por fuera, ese era nuestro nivel de precaución, parecíamos novatos pero no podíamos dejar ningún cabo suelto que le facilitara una huida.

CATHARSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora