La mañana del Sábado no fue menos tortuosa y gris. Leo sabía que conocería a su padre y dio guerra a más no poder, estaba afectada aún y fue tanta mi preocupación que le pague psicólogo los días posteriores a haberle dicho la verdad, no iba a permitir que cayera en una fuerte depresión así como así. Ambas fuimos a recoger a Comisario en el pet hotel que le habíamos pagado durante nuestra fuga/vacaciones pero ni eso la animó, evitaba mirarme, evitaba hablarme, evitaba hasta tocarme. Incluso Inés hizo una videollamada para animarla un poco y eso al parecer ayudó más de lo que imaginé.
- Princesa-
- Abuela- Leo sonrió por primera vez en días -¿Vendrás?-
- No no Leito, sabes que tu abuelito está enfermo. Iremos a visitarte otro día-
- Mamá dice que ya no son mis abuelos-
- No seremos tus abuelos de sangre pero sí de corazón. Tu mami dice que podremos ir a visitarte cuando queramos-
Leo me miró por el rabillo del ojo en ese momento, yo escuchaba la conversación mientras miraba por el ventanal enorme de la sala y ella estaba sentada en uno de los muebles con su tablet al frente.
- No quiero estar aquí- Dijo triste.
- ¿Eh? Pero si hoy conocerás a tu papi- Casi le da un embolia a Inés al pronunciar esas palabras, pero le agradecía en el alma por sus intentos.
- NO- Se le quebró la voz a Leo.
- Nena, todo está bien tranquila... Si te portas bien hoy, Óscar y yo iremos a mediados de semana a comer helado, ¿vale?-
La verdad es que a Leonor ya no la podíamos comprar de ningún modo y mucho menos con helado, de nada valía seguir intentándolo. En ese momento Suárez me escribió, dijo que iba a subir a mi departamento, entonces fui hasta la puerta y la dejé entreabierta para que él y sus hijos pudieran seguir y hacer el proceso más ameno.
- Tu eres una niña fuerte ¿no? Esto no es nada, Leonor. Eh, cariño ya tengo que colgar, tu abuelo me llama, tiene una diarrea horrible... Nos vemos, portate bien-
- Adiós abuela- Dijo Leo con el mayor desánimo.
En ese momento entró Suárez con sus hijos, Leo alzó la mirada y los vio entrar, estuvo inexpresiva y bastante analitica... Entonces vi en los brazos de Suárez aquello que había captado toda su atención, era un perrito de esos peluditos blancos, joder. Un cachorro el cual saltó y vino corriendo a saludar a mi hija inmediatamente, movía la colita contento y en su collar venía adherido un papelito que Leo leyó en voz alta, achinando los ojos:
- Pa-ra... Le-o- nor- Dijo emocionada después de como 3 minutos identificando cada letra. Al terminar pegó un pequeño grito que nos hizo sonreír a todos los presentes.
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CATHARSIS
RomanceEn la vida lo que rige es el balance, los cambios, aprender de los errores. Mi catharsis ha empezado desde el momento en el que intenté acallar mis demonios, doblegarlos, reprimirlos pero ellos no se van... Oí que la locura se hereda, ¿Los demonios...