Capítulo 19

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La mañana del Sábado no fue menos tortuosa y gris. Leo sabía que conocería a su padre y dio guerra a más no poder, estaba afectada aún y fue tanta mi preocupación que le pague psicólogo los días posteriores a haberle dicho la verdad, no iba a permitir que cayera en una fuerte depresión así como así. Ambas fuimos a recoger a Comisario en el pet hotel que le habíamos pagado durante nuestra fuga/vacaciones pero ni eso la animó, evitaba mirarme, evitaba hablarme, evitaba hasta tocarme. Incluso Inés hizo una videollamada para animarla un poco y eso al parecer ayudó más de lo que imaginé.

- Princesa- 

- Abuela- Leo sonrió por primera vez en días -¿Vendrás?-

- No no Leito, sabes que tu abuelito está enfermo. Iremos a visitarte otro día-

- Mamá dice que ya no son mis abuelos-

- No seremos tus abuelos de sangre pero sí de corazón. Tu mami dice que podremos ir a visitarte cuando queramos-

Leo me miró por el rabillo del ojo en ese momento, yo escuchaba la conversación mientras miraba por el ventanal enorme de la sala y ella estaba sentada en uno de los muebles con su tablet al frente.

- No quiero estar aquí- Dijo triste.

- ¿Eh? Pero si hoy conocerás a tu papi- Casi le da un embolia a Inés al pronunciar esas palabras, pero le agradecía en el alma por sus intentos.

- NO- Se le quebró la voz a Leo.

- Nena, todo está bien tranquila... Si te portas bien hoy, Óscar y yo iremos a mediados de semana a comer helado, ¿vale?-

La verdad es que a Leonor ya no la podíamos comprar de ningún modo y mucho menos con helado, de nada valía seguir intentándolo. En ese momento Suárez me escribió, dijo que iba a subir a mi departamento, entonces fui hasta la puerta y la dejé entreabierta para que él y sus hijos pudieran seguir y hacer el proceso más ameno.

- Tu eres una niña fuerte ¿no? Esto no es nada, Leonor. Eh, cariño ya tengo que colgar, tu abuelo me llama, tiene una diarrea horrible... Nos vemos, portate bien-

- Adiós abuela- Dijo Leo con el mayor desánimo.

En ese momento entró Suárez con sus hijos, Leo alzó la mirada y los vio entrar, estuvo inexpresiva y bastante analitica... Entonces vi en los brazos de Suárez aquello que había captado toda su atención, era un perrito de esos peluditos blancos, joder. Un cachorro el cual saltó y vino corriendo a saludar a mi hija inmediatamente, movía la colita contento y en su collar venía adherido un papelito que Leo leyó en voz alta, achinando los ojos:

- Pa-ra... Le-o- nor- Dijo emocionada después de como 3 minutos identificando cada letra. Al terminar pegó un pequeño grito que nos hizo sonreír a todos los presentes.

 Al terminar pegó un pequeño grito que nos hizo sonreír a todos los presentes

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