Capítulo 8

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No había nada que odiara más que ir a terapia y empezar a medicarme, me sentía controlada pero cada que sentía un ligero impulso de rebeldía se me venía a la mente la cara de mi pequeña asomada por la ventanilla trasera mientras se alejaba en el coche de Óscar e Inés. Desde ese día hablábamos todo el tiempo por teléfono, me contaba su día, chistes, las peleas que tenía en el jardín... Leo tenía un temperamento fuerte y no demoramos en darnos cuenta de que ese comportamiento era un reflejo de mi problema, tuvo algunas charlas y ejercicios de socialización. De tal palo tal astilla dicen por ahí.

Por lo pronto yo me comportaba como si estuviese participando en Gran Hermano y hubiese una cámara encima mío todo el rato. En teoría, Leo cumpliría un par de meses viviendo con sus abuelos y luego simplemente me la devolverían con el testimonio de mi psiquiatra, un profesional honesto. Luego me encargaría de ir a viajar con ella, recuperar el tiempo perdido y ya, pero las cosas no serían tan fáciles... Adrián Villar y yo llevábamos algunos meses compitiendo sin razón aparente para probarnos quién era mejor inspector y cualquier cosa que estuviera relacionada a él me causaba desconfianza ¿Por qué?, ¿Era simple competitividad? No, era un presentimiento y aunque no dejé pasar por alto dicho sentimiento, aquel detalle que tuvo conmigo semanas después de que me quitaran a Leo, era el presagio del mierdero que se venía pierna arriba y yo lo sabía.

- ¿Qué es esto?- Pregunté sosteniendo una tablilla empacada con papel dorado.

- Chocolate, ahí dice de hecho- Dijo indicando con el dedo índice, levanté la mirada y le miré con desdén.

- Y...-

- Las noticias vuelan, Sierra -

- Joder...- Obviamente ya toda la policía sabía que me habían quitado a mi hija.

- No te agobies, venga- Sonrió, hice una mueca.

Ambos estábamos de pie fuera de mi recepción, yo no tenía deseos de hablar ni ver a nadie pero el hijo'puta estaba ahí al frente mío, sonriendo como siempre, como si tuviese algo que celebrar.

- ¿Por qué haces esto Villar?-

- Para limar asperezas, no tenemos que estar enfrentados todo el tiempo-

- De hecho sí, somos enemigos a muerte coño, que no se te olvide- 

- ¿Has hablado con Tamayo?- Preguntó de repente y negué con la cabeza, lo que me faltaba... Probablemente había salido este gran proyecto del cual no me harían partícipe por todo lo que acababa de pasar.

- Ganaste una batalla nada más- Me acerqué y guardé los chocolates en el bolsillo de su blazer negro, él me sonrió.- No te emociones demasiado-

- Llevaba todo este tiempo pensando que simplemente me odiabas, pero ahora veo que de pronto lo que sientes por mí es temor...- Se mofó mientras sacaba el chocolate nuevamente de su bolsillo, abría el empaque y mordía un pedazo mientras me miraba fijamente a los ojos.

Le miré un par de segundos y empecé a reír -Temor de ti... Claro claro-

- ¿No lo es?-

- No- Aquella pelea sonaba como las que tenía mi hija con sus amiguitas de 4 años en el jardín.

- Entonces pruébalo- Extendió la barra de chocolate hasta mí.- Muerde un poco y demuestra que no temes ser envenenada por el temible Adrián Villar- Inconscientemente me mojé los labios, luego recibí el chocolate y mordí en el mismo sitio donde él antes lo había hecho. Mientras masticaba nos quedamos mirando fijamente... Él fue el primero en desviar la vista.

CATHARSISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora