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Desde muy pequeño, JaeBum fue un chico increíble en el manejo de las armas, pues su padre le enseñaba tiro con arco, a usar una escopeta, rifle e incluso cuchillos. Su padre era el cazador del pueblo, quien abastecía a la gente, y gracias a él tenía una buena vida, hasta que una noche un enorme asalto en el pueblo le costó su vida y la de su madre.

Las brujas se llevaron todo lo que él amaba.

Pero con el paso del tiempo, lograría cobrarles el favor.

Pasó años duros, años críticos en los que no sabía qué hacer con su vida, salvo seguir practicando con armas.

A sus 15 años ya sabía qué hacer con su vida, después de todo,  todo lo quisiera o hiciera, no cambiaría en nada su suerte. Por fortuna, tuvo a alguien a su lado todo este tiempo que lo ayudó a sobrellevar todo.

Ahora, bajo la luz y calor del sol, caminaban juntos a su siguiente aventura a un pequeño pueblo aislado del mundo que tenía problemas con algunas brujas. Quizás encuentren algo bueno.

- llevamos horas caminando aquí. - comentó su compañero. - ¿podemos parar unos momentos?

- siento que cada paso que avanzo no me acerca a ese lugar. - mencionó, deteniéndose bajo la sombra de un árbol. - solo unos minutos. - respondió finalmente.

Su compañero, YuGyeom, tiró su bolso al suelo y salió corriendo hacia el bosque, yéndose por la sombrita. JaeBum se quedó allí sentido sobre una roca, vigilando las armas mientras esperaba a compañero. Estaba cansado, estresado. Comúnmente trataba de evitar las aldeas apartadas, pues le era difícil y agotador llegar a ellas. Esta no era la excepción.

Se quedó pensando hasta que llegó nuevamente su compañero, con noticias.

- encontré con estanque. - le dijo él. - vamos, el agua está fresca y llena de sorpresas.

JaeBum supo de inmediato a qué se refería con ello. Una vida vagando de ciudad en ciudad hacían a un hombre perder el rombo. No es que vaya por un mal camino, sino que el camino era chueco. Por lo general, cuando el menor se refería a sorpresas, era porque había encontrado a alguien... candente.

Con pesadez, ambos tomaron sus armas y caminaron hasta el estanque que el menor señalaba. Al llegar, tiraron las armas al piso junto a su ropa para entrar al estanque, sumergiéndose en sus profundas y transparentes aguas.

- ¿y dónde dices que está la sorpresita? - preguntó al salir a la superficie. - hace tiempo que no tengo fiestas sorpresas.

- está por allá. - respondió, señalando el lugar.

JaeBum dirigió su mirada a donde su amigo señalaba, encontrándose con la belleza hecha persona. Un hermoso chico jugueteando en el agua junto a su enorme mascota. Tenía cabello castaño con reflejos dorados, cintura delgada, hermosa piel blanca y su ropa mojada no dejaba mucho a la imaginación.

- muy bien. - no dijo nada más y nadó hacia el bello chico.

Una vida solitaria junto a su compañero, sin un hogar fijo e ir de ciudad en ciudad con trabajos pendientes realmente era agotador y frustrante, por lo que solo lograba canalizar sus energías consiguiendo parejas para tener sexo. Normalmente algunos aceptaban, pero aquellos que no, no insistía.

Al llegar a él, apoyó sus pies en el fondo, con el agua llegándole hasta la cintura. El chico que antes jugueteaba alegre con su mascota se detuvieron con su aparición. La mascota del chico se ganó delante de él, mostrándole los colmillos.

Un segundo, la supuesta mascota era un lobo, ¿acaso el chico practicaba brujería? El compartir con animales salvajes era un síntoma de brujería. Pero el que el chico se esté bañando en pleno sol lo descartaba, pero lo hacía sospechoso.

- ¿quién es usted? - preguntó el chico, empezando a abrazar a su mascota para alejarlo del cazador. - no lo he visto por esta zona.

-pues... soy solo un hombre que aparece una vez en la vida. - respondió en un tono coqueto. - y por lo que veo, tú eres una belleza exótica que aparece una vez en la vida.

- yo... - el chico se sonrojó tímidamente. Estaba funcionando, así empezaban. - yo debo irme ahora... - ah, no, ese no era el siguiente paso. - adiós.

El chico salió del agua junto a su mascota, sin darle la espalda del todo. Actuó rápidamente y salió del agua, con sus pies llenos de barro y al tocar la tierra se llenaron de hojas secas.

- espera, espera, espera. - habló rápidamente. - empecé con el pie izquierdo, soy Im JaeBum, no soy de aquí, y, bueno, quizás fui un poco exagerado al saludarte, pero, hey, soy solo un forastero.

La mascota salvaje del chico saltó a gruñirle, haciéndolo caer de trasero al estanque. Soltó un quejido al verse lleno de barro y sentir un fuerte dolor de espalda y trasero.

- los forasteros con los que me he cruzado llevaban ropa. - oh, así que era eso.

- oh, entiendo. - empezó a reír ladino. - mi amigo tiene mi ropa, está del otro lado del estanque y él tiene mi ropa. - se detuvo unos segundos. - ¿quieres venir con nosotros? - y el ceño fruncido del chico les dijo todo.

- lo lamento, pero no me arriesgaré. - le dio una sonrisa incómoda. - adiós.

Recogió las mantas que estaban en el suelo y se puso sus zapatos, retirándose junto a su lobo, dejándolo solo con sus hormonas a tope y desnudo.

- él estará en mis sábanas. - se dijo a sí mismo mirando cómo el chico caminaba con su lobo con su ropa mojada, sin dejar nada a la imaginación.

Volvió al estanque y nadó hacia su compañero. Por lo menos sabía que estaba cerca del pueblo, pues si un chico como él estaba por allí y se fue caminando significaba que quedaban solo algunos metros.

- no tuviste mucho éxito por lo visto. - le dijo su amigo mientras se lavaba el rostro.

- creo que le gustan con ropa. - respondió JaeBum. - anda, de seguro estamos más cerca.

Luego de que se secara el cuerpo; se vistió lo más rápido posible y ató su cabello detrás de su nuca. Su amigo simplemente comió algo que estaba en su mochila mientras lo esperaba.

Finalmente retomaron su curso.

witch hunterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora