Tenía miedo de despertar y ver a su hermano muerto, era real si lo miraba, si lo asimilaba así, si era consciente de ello. Pero no le quedó de otra. Abrió sus ojos, mirando 4 lobeznos curiosos sobre él, unos dándoles suaves lamidas. Los apartó con algo de recelo y miró dónde estaba. Estaba en la casa de JinYoung.
— ¿dónde...?, ¿qué...? — miró al menor ganarse a su altura, tomando su rostro.
— creí que dormirías más. — habló JinYoung, acariciando sus mejillas. — ¿estás bien?
— YuGyeom... ¿dónde está YuGyeom? — fue lo único que pudo preguntar, algo adormilado. — debo... debo enterrarlo... mi amigo... mi hermano...
— shh... — el chico puso uno de su dedos sobre sus labios, haciéndolo callar. — ellos están bien. Volver de la muerte es algo confuso, y más con 4 lobeznos, pero todo estará bien...
Ahora despertó de golpe, con suficiente consciencia para cazar un venado. "Volver de la muerte es confuso". Por favor, el primer chico que le encantaba y ahora debía matarlo. Era un brujo, no tenía idea.
— tú, ¡tú eres un maldito brujo! — gritó, haciendo que JinYoung retrocediera algo asustado. Iba a atacarlo, pero sus manos las encontró atadas, lo suficiente para moverse, pero lo bastante cortas para no llegar a la otra mano para desatarse. — ¡suéltame!
— hey, escúchame. — le dijo el chico con suavidad. — no es lo que crees.
En el fondo se escuchó un gruñido. JaeBum se puso en alerta, en cambio el menor estaba pacífico. El mayor quedó petrificado al ver a su amigo ponerse de pie frente a él.
— amigo, tienes que escuchar lo que tiene que decirte. — le dijo su amigo, hincándose a frente a él. Im estaba estático.
— él es un maldito brujo, ¿qué mierda te hizo?, ¡despierta, imbécil!
— ¡aún estaría en el infierno si no fuera por él!, ¡escúchalo, mierda!
JinYoung tomó el rostro de JaeBum, intentando calmarlo. Estaba alterado, era lógico, su amigo estaba muerto y ahora vivía, le estaba hablando
— escúchame, no te haré nada. Jamás te lastimaría, no te haré daño.
— eres un brujo, yo debo matarlos. Suéltame. Voy a matarte. — Im tiró fuerte las cadenas, pateando fuerte al chico. — Dios, qué asco, besé a un brujo.
— ¡idiota, ya basta! — YuGyeom lo tomó de las piernas, dándole una bofetada. — ¡él es bueno!, ¡él es bueno!
— ¡son brujos!, ¡él está maldito! — gritó Im nuevamente. Kim, sin más, le metió un trapo en la boca.
— él me salvó, así que lo mínimo que puedes hacer ahora es escucharlo. — le dijo su amigo. — y si te lo digo yo es porque debes hacerme caso.
El chico brujo se ganó a su lado, tomando nuevamente su rostro, esta vez para quitarle el trapo de la boca con gentileza. Una pequeña sonrisa que le ofrecía tranquilidad, pero a su vez le pedía pasividad.
— eres un brujo. — murmuró Im. JinYoung asintió, aleteando con suavidad sus pestañas. — tú lo reviviste. — el chico repitió la misma acción. — pero ustedes...
— ellos secuestraron niños para sus rituales, pero yo no los necesito para los mío. — le dijo con tranquilidad. — soy un brujo de la naturaleza, mi madre lo fue y me lo heredó, y yo lo utilizo para la gente en apuros.
— ese comisario tenía razón. — soltó JaeBum. — debía dejar que te... — antes de terminar la frase, su amigo volvió a ponerle el trapo en la boca.
— él me salvó, me sacó del infierno, así que cierra el orto. — le dijo él. — tienes que escucharlo, es lo mínimo.
— soy un supremo omega. — informó Park. — tengo poderes fuertes, pero me separé de mi aquelarre porque yo no quiero hacer ritos en los que pongo vidas en riesgo, más bien, las salvo. — mostró sus hoyuelos. — para ustedes todo es blanco y negro, es o no es. Yo soy un brujo, y quiero evitar sea lo que sea que esté sucediendo.
— ¿y por qué no utilizaste tus hechizos dentro del bosque? — preguntó YuGyeom. — es decir, me sacaste del infierno, y aún así...
— soy un brujo de la naturaleza, soy parte yo soy lo que la naturaleza me da, y allí todo está muerto, maldito, algo que si yo tomo, me mata. — respondió Jin con tranquilidad. — allí, no puedo hacer mucho, así que confiaré en ustedes para que salven a esos niños.
— acabamos con varias, pero será difícil volver a entrar y traer a los niños. — dijo Gyeom, pensando unos instantes. — y creo que si muero allí dentro mi alma estará encadenada al infierno por toda la eternidad.
El brujo volvió a quitarle el trapo de la boca al cazador.
— confía en mí. — le pidió él, quitándole el trapo. — por favor.
JaeBum se quedó quieto varios segundos, mirando al chico con el que se había besado y pretendía acostarse. Al parecer, JinYoung nunca le había mentido, nunca tuvo intenciones de hacerle daño, quería creer eso, pero era un brujo, y no podía quitarse eso de la cabeza.
— JaeBum, él me devolvió la vida, y eso que nunca me simpatizó. — le dijo su amigo. YoungJae se acercó también.
— él ha sido mi amigo por siempre, nunca le haría daño a nadie, aunque por muy imbécil que la gente fuera con él. — añadió Choi.
— yo confiaré en ti. — le dijo, quitándole el trapo de la boca y quitando las cadenas para liberarlo.
JaeBum miró por varios segundos al menor, pensando en si atacarlo, pues era un brujo, aquello que había jurado destruir, pero a su vez él era JinYoung, un alma pura, que estuvo dispuesto a dar su apoyo en esto. Él era inocente, pero eso era lo que lo hacía culpable. Quería ponerle la mano encima, pero ver esos ojos llenos de confianza en él, de ternura.
No podía matarlo. Él le devolvió la vida a su hermano, y eso era todo. Suspiró y cedió. JinYoung era bueno, sea lo que sea, era alguien bueno.
— y dime, ¿cómo salvamos a esos niños? — preguntó, cosa que dibujó una amplia sonrisa en los labios del menor, y sacándole una buena carcajada a su hermano.
YuGyeom ayudó a su amigo ponerse de pie, abrazándose mutuamente.
— es bueno seguir en el juego.
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Terminando este fic, subiré otro de brujas, pero pero pero, será en la actualidad y será en el mismo mundo, tipo Juego Peligroso, Reflejo del Alma, incluso Crystal Love serán del mismo universo, así que se le hará mención a ellos.
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witch hunter
Fanfic2 forasteros llegan a un pueblo acechado por brujas. Su deber es cazarlas y completar su misión, pero las tentaciones que se presentan en su camino son más fuerte que su fuerza de voluntad.