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–Señorita Marilla –dijo Anne una tarde días antes de navidad, la mujer levantó la mirada y la pelirroja por primera vez en su vida no sintió miedo ante aquella–, mis padres han aceptado mi deseo de estudiar Literatura y letras en la universidad

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–Señorita Marilla –dijo Anne una tarde días antes de navidad, la mujer levantó la mirada y la pelirroja por primera vez en su vida no sintió miedo ante aquella–, mis padres han aceptado mi deseo de estudiar Literatura y letras en la universidad. Es una carrera corta, nada de que preocuparse, sin embargo, la estudiaré en Canadá, en la Academia de Queen's.

–Me siento muy feliz por ti, mi querida niña.

–Pero créame, señorita Cuthbert cuando le digo que si fuera por mí, lo estudiara en una universidad cercana a ustedes, pero es por otra cosa...

–¿Que ocurre? –preguntó ella dejando a un lado su tambor de costura.

–Temo que Gilbert Blythe se esté «Encariñando» mucho conmigo.

Marilla suspiró.

–¿Entonces me estás tratando de decir que no lo quieres del modo como es evidentemente que él te quiere a ti?

Anne se mordió un labio pensando en si debía o no decirle a la mujer lo que verdaderamente sentía, pero fue demasiado tarde, porque ella lo notó.

–Lo sabía –dijo la mayor–, siempre lo supe. Ustedes son tan similares, no sé si eso me preocupa o me alegra, discutirán mucho si algún día llegasen a casarse.

–Pero, señorita, sucede que a Jane le gusta él y creo que su felicidad depende de que Gilbert le corresponda o no. Por eso me marcharé, para olvidarme de él y para que entre ellos pueda surgir el amor –Anne estaba a punto de llorar–. Creo que se harían un bien si llegasen a estar juntos ¿Sabe? Jane es muy buena persona y él sería caballeroso con ella, y yo... yo tengo que estudiar, ser una gran escritora y salir adelante, señorita Cuthbert.

Marilla le dio un abrazo.

–Eres una maravillosa amiga, lo sabes ¿no? No todas harían esto por salvar de la tristeza a alguien especial –la miró a los ojos–. En unos años, cuando su tristeza haya desaparecido por completo, le diremos todo lo que has hecho por ella, te aseguro que se sentirá agradecida contigo, piensa en ello y sé feliz.

Cuando por fin el día de irse llegó para Anne, con el corazón temeroso y temblando por las consecuencias, le comunicó la novedad a Gilbert. Sin embargo, para sorpresa de la chica, él lo tomó con bastante calma. Hacía tiempo que andaba con más seriedad que de costumbre, pero no dejaba de mostrarse encantador, como siempre. Anne se alivió al ver que Gilbert lo tomó con madurez y se dispuso a hacer los últimos preparativos con ánimo un poco alegre porque Jane parecía más animada y Anne creía estar haciendo lo mejor para el bien de todos.

–Hay algo que dejo en tu especial cuidado –dijo a Jane una noche antes de su partida.

–¿Tu cuaderno de escritura?

–No. A Gilbert. Sé muy buena con él, ¿sí?

–Por supuesto, aunque nunca podré llenar tu lugar –respondió Jane–. Sé que te va a extrañar un montón.

A la mañana siguiente, cuando estuvo a punto de abordar el tren y se despidió de Gilbert, éste le dijo al oído:
–Escapar no te servirá de nada, Anne. No te perderé de vista, así que cuidado con lo que haces ¡O iré enseguida a buscarte y te traeré de regreso al internado!

「𝐖𝐨𝐦𝐞𝐧 ; 𝐀𝐧𝐧𝐞 𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐚𝐧 𝐄」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora