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Aquel año, Gilbert estudió con mucho empeño y en consecuencia de ello se graduó con honores en la facultad de medicina de Harvard

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Aquel año, Gilbert estudió con mucho empeño y en consecuencia de ello se graduó con honores en la facultad de medicina de Harvard. Todos estuvieron en la entrega del diploma –Ruby desde la distancia le envió una larga carta con sus felicitaciones–, sin embargo, él no regresaría a casa hasta un día después, puesto que tendría que quedarse para la cena de despedida.

–Estarán esperándome ¿verdad chicas?– Gilbert decía «Chicas», pero se refería únicamente a Anne.

Cuando llegó la tarde siguiente, Anne se sentó en el sillón de la sala de estar un rato, ayudó a Marilla Cuthbert con unas cuantas tareas hogareñas y le enseñó a Jane unos trucos para cuando esta fuera a la universidad, si es que finalmente se decidía. El reloj dio las tres y la pelirroja sintió el golpe del aldabón en la puerta un par de veces, suspiró nerviosa, se levantó y fue a abrir la puerta. Se saludaron de manera cordial y salieron juntos a caminar.

En otras épocas, Anne habría tomado a Gilbert del brazo, incluso hubiese dejado que con su dedo índice tocase sus costillas con el fin de hacerle cosquillas, pero aquella tarde todo era... distinto, incómodo, incluso se sorprendió de que su amigo no hubiese protestado, sino que se puso a hablar de temas incoherentes hasta que ambos llegaron a la parte del sendero que abría camino al bosque, donde se quedó callado de repente y Anne con el fin de salvar aquel silencio hizo un comentario bastante tonto.

–Ahora tienes que tomarte unas vacaciones.

–Sí, esa es mi intención –respondió, pero en su tono había algo que hizo que Anne levantara la vista.

Él la miraba con una expresión que no daba nada más que decir: «Ese» momento había llegado.

–¡No, Gilbert, por favor, no...!

–Sí, sí, tienes que escucharme, Anne. No vale nada evadirlo. Tenemos que hablar de este tema, y cuanto antes lo hagamos, mejor para los dos.

–Bien, entonces di lo que quieras, yo te escucharé –dijo Anne, desesperada.

–Te he amado desde que te conocí, Anne –comenzó a confesar Gilbert con la voz entrecortada–. ¡Has sido muy buena conmigo! He tratado de demostrar mis sentimientos un montón de veces, pero solo lo permitiste aquella noche luego de haber tomado vino caliente en el segundo piso, pensé que iba a ser el comienzo de algo, pero después comenzaste a ignorarme de nuevo en ese aspecto y me siento confundido, sin embargo, ahora vas a tener que darme una respuesta, porque ya no puedo seguir así.

–Yo quería librarnos de este momento, y si me fui a Canadá de nuevo fue para evitar que todo esto ocurriese...

「𝐖𝐨𝐦𝐞𝐧 ; 𝐀𝐧𝐧𝐞 𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐚𝐧 𝐄」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora