Capítulo-36

14 5 0
                                    

Alicia Pov.

Mis muñecas están lastimadas por mis fallidos intentos de zafarme de las esposas que me retienen en la cama. Cornelius o Nathaniel, como sea, cuando lanzó su celular y se proponía a continuar con su atroz acto, el mismo hombre que me había traído aquí se adentró en la habitación, ellos solo estaban susurrando, no querían que escuchara lo que estaban diciendo, luego de unos minutos en los que no escucho nada, Nathaniel cambia su expresión a una de enfado, se acerca a mí y me besa, beso que yo claramente no correspondo.

-No te preocupes cariño, ya te acostumbrarás. -Acaricia mi rostro con sus sucias manos. -Ah, cuando regrese continuaremos en ya sabes. -Me guiña un ojo, apaga la luces de la habitación y sale a toda prisa.

-¡¡Maldito, eres un idiota hijo de...!! -No termino mi frase, ya que no vale la pena, si no me escucha, prefiero guardar mis energías.

Mediante avanza el tiempo, dejo de intentar liberarme, lo único que consigo es debilitarme y lastimar mis muñecas; sin poder evitarlo, mis ojos se humedecen, lágrimas ruedan por mis mejillas, con la idea de que nunca podré salir de este lugar, de lo que ese chico me pueda hacer, de no volver a ver a mis padres, a mi fastidioso hermano, a mis locas amigas, que no podré estar en el nacimiento del bebé de Kate, no me graduaré y nunca podré decirle a Maxwell... que pude recordarlo, todos los momentos que pasamos juntos vinieron a mi mente, ahora que lo pienso, él siempre tenía una expresión de esperanza mezclada con tristeza, supongo que esperaba que supiera quién era él.

El sonido de la puerta cerrándose hace que salga de mis pensamientos, por la oscuridad de la habitación y mi nublada visión no puedo ver nada, así que hago la estúpida pregunta de las películas.

-¿Quién está ahí? -Pregunto con mi voz entrecortada, como siempre pasa nadie responde, aunque es algo obvio, si soy un asesino y voy a matarte, no te voy a responder "Soy yo, un asesino, vine a matarte, así que no te muevas"  lo sé muy patético. Otra vez me pierdo en mis pensamientos, supongo que es una manera de distraerme de lo que pasa a mi alrededor.

-Alicia... -Es como un susurro, pero logro escuchar, lo siguiente que siento son los brazos de alguien rodear mi cuerpo, al instante mi cuerpo se tensa.

-¿Q-qué... -No logro decir otra palabra, ya que esa persona estampa sus labios contra los míos, esos labios, al reconocer a la persona no dudo en corresponderle, no es un beso feroz ni muy lento, es uno como de te extrañé y te necesito.

-Lamento haber tardado tanto. -Posa su frente contra la mía, mientras acaricia mi mejilla con delicadeza, lágrimas siguen saliendo de mis ojos, pero esta vez son de felicidad.

-No importa, lo importante es que ya estás aquí. -Le sonrío aunque quizás no pueda verme, me da un beso fugaz y se levanta de la cama para desplazarse por la habitación intentando buscar un interruptor, entonces es cuando recuerdo en qué fachadas estoy. -¡¡Alto!! ¡No enciendas la luz!

-¿Por qué? ¿Qué pasa? -La duda y angustia están muy presentes en su voz.

-Primero libérame... no quiero que me veas. -A pesar de que no pueda verlo, me imagino qué expresión debe tener su rostro.

-¿Te han golpeado? ¿Estás herida? Esos malditos pagarán tod...

-Solo libérame, no preguntes, no me han hecho nada -Le interrumpo, tiene intenciones de replicar, pero procede a quitarme las esposas, no sé cómo lo hizo, al parecer tenía las llaves o una llave maestra, ni idea.

Me siento en la cama, siento como la sangre vuelve a fluir en mis manos, me levanto rápidamente, había olvidado que aún tenía las botas de tacón y si no me hubiera sostenido del cuerpo de Maxwell, estaría con uno que otro diente roto, me subo los shorts negros, toqueteo el cuerpo de mi salvador para saber qué trae puesto, necesito cubrirme, no encuentro el top.

Detras De Los Lentes De Sol... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora