Capítulo-33

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De repente no soy conciente de nada, por otro recuerdo.

(>~<) Estoy en el mismo escenario del recuerdo pasado, Teresa y yo estamos llorando, nuestros padres están apuntándole al hombre que parece ser el jefe, de pronto a Teresa y a mí nos apuntan con una pistola en la cabeza y gritamos con más desesperación.

-¡¡Mami, Papi!! -Digo con la voz quebrada.

De repente se escuchan dos disparos y el jefe cae al suelo, todos nos fijamos en la persona que ha disparado y es... el hermano de Teresa, el arma está temblando en sus pequeñas manos, se mantiene de pie apuntándole al hombre en el suelo, su padre lo mira sorprendido, pero no puedo seguir mirando, ya que los hombres que nos sujetan nos han cubierto la boca con una especie de trapo y nos cargan hasta salir del lugar; ambas intentamos soltarnos de su agarre con todas muestras fuerzas, pero es inútil, nos depositan en los asientos traseros de una camioneta negra, mis ojos se han convertido en una cascada de lágrimas, miro por la ventana, mi padre sale en mi búsqueda, intento abrir la puerta del vehículo, pero tiene seguro.

-Amárrala. -Le dice uno de los hombres al otro, este se gira en su lugar con una soga en la mano, con mis últimos esfuerzos comienzo a patear la puerta, mi padre parece escucharlos, ya que corre en mi dirección. -Diablos, acelera John, ¡Acelera!

La camioneta se aleja a toda velocidad, el hombre me sujeta y amarra mis manos en mi espalda con la soga, miro a Teresa a mi lado, ella no se mueve, su pequeño cuerpo se desliza hacia el suelo del auto, pero el sujeto que me amarró, evita que caiga, escucho como maldice por lo bajo, ella se ha desmayado. Escucho las sirenas de las patrullas policiales detrás de nosotros, un rayo de esperanza surca mis ojos, pero este va desapareciendo cuando veo que nos estamos adentrando a un bosque y que ya no puedo persivir el sonido de las sirenas; pasan unos minutos, ya no estoy llorando, me duele la cabeza y mi vista es algo borrosa.

La camioneta se detiene, ambos hombres bajan del vehículo, uno de ellos toma a la desmayada Teresa y el otro a mí, nos adentramos en una especie de bunker.

"Nunca nos encontrarán" pienso, comienzo a llorar de nuevo, sin importarme el palpitante dolor de cabeza.

Nos llevan a una habitación, donde hay una cama y una silla de hierro en una esquina, los hombres depositan a Teresa en la cama y a mí me lanzan al suelo, haciendo que me golpee la cabeza muy fuerte, cuando me reincorporo, veo una pequeña gota de sangre en el suelo, intento levantarme, pero necesito mis brazos. Mi cabeza comienza a intentar formular un plan de escape, "mi papi es líder de una agencia de espías, él me preparó para algo como esto" pensé, no hay ventanas, solo una puerta, estoy atada y no puedo hablar, intento aflojar el nudo de mis muñecas, pero eso solo consigue que me lastime, luego recuerdo que Teresa tiene las manos libres, me arrastro como una oruga hasta la cama, con la esquina de esta, aparto la venda de mi boca, suelto un suspiro.

Detras De Los Lentes De Sol... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora