Capítulo-39

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Maxwell Pov.

Maldita sea.

Siento como la sangre corre por mis venas, tengo ganas de golpear algo, no puedo creer que ese cabrón se atrevió a tocarla, de tratar de... ni siquiera puedo imaginarlo, con solo pensar que le puso un solo dedo encima, me dan ganas de...

Max, tranquilo, no le hizo nada ya que llegaste a tiempo.

Mi mente trata de calmarme, pero juro que ese idiota se las verá conmigo; detengo la moto en una área específica del camino, bajo de ella y me adentro un poco entre los árboles hasta que veo lo que busco, hay tres árboles, con blancos de tiro, saco mi pistola, reviso cuantas balas tiene, solo cinco, le quito el seguro y apunto al primer blanco, tomo una respiración profunda antes de disparar, halo del gatillo y... fallo.

Concéntrate.

Cambio de posición, me preparo para el siguiente tiro, disparo, pero solo logro darle a la diana, mierda ¿Qué me pasa? No suelo fallar en esto, desde joven fui entrenado y darle al blanco para mí era un juego de niños, me quedan tres balas, son tres blancos... sostengo mi arma con más fuerza, comienzo a imaginar que los blancos son la cabeza de Cornelius y cada uno por una razón.

Esto es por robarme a Teresa.

Disparo y la bala da en el blanco, me acerco al siguiente.

Esto es por Alicia.

De nuevo doy en el blanco.

Y esta es por mí...

Me alejo un poco y admiro los tres agujeros, ya me siento más tranquilo, sacudo mis hombros un poco, levanto mi cabeza para poder ver el estrellado cielo de la noche, llevo mucho tiempo sin detenerme a observar lo bello de la naturaleza, de lo bello que nos rodea, es triste que no nos demos tiempo para apreciar a las personas cuando están vivas, pero cuando ya no están deseamos regresar el tiempo para estar con ellos, porque cuando lo teníamos no los supimos valorar.

Regreso por donde vine, subo a la moto y regreso donde Alicia, supongo que querrá una respuesta de mi repentino comportamiento; aparco la moto al lado de la de ella, dirijo mi vista a la banca en la que estábamos, pero... no está, le doy una mirada rápida a todo el lugar, pero no hay rastros de ella, mi pulso comienza a alterarse.

-¡Alicia! -Grito su nombre mientras me dirijo a la cueva, enciendo la linterna de mi celular por si se está escondiendo. -¡No es divertido, Ali!

Ella no responde, no hay ningún otro sonido que el de la cascada, todo está muy calmado, regreso a donde estábamos para revisar el área, su moto sigue aquí, así que no pudo haber ido muy lejos a pie, con la tenue luz de la luna puedo ver pisadas en la tierra, hay huellas de zapatos que no son las mías, ni las de ella, estoy seguro.

De nuevo no, por favor, no otra vez.

A toda velocidad me dirijo al cuartel, casi choco a un agente pero eso no es importante, dejo la moto por cualquier lado, entro corriendo al área de cámaras, cuando entro me sorprende encontrarme a Jack en ese lugar, porque solo son las cámaras de la agencia, no de ninguna misión o lugar interesante.

-¿Jack? -Digo su nombre en busca de una respuesta, como dramático que es, hace una expresión de sorpresa, pone su mano en su pecho y finge que va a comenzar a llorar.

Detras De Los Lentes De Sol... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora