Jungkook es el hijo de uno de los mafiosos más peligrosos de todo Corea del sur, pero odia su vida de lujos y dinero sucio. ¿Qué pasará cuando su padre le compre un bello chico para satisfacer su vida sexual?
¿Quien iba a pensar que esos dos se llevarían tan bien?
Justo ahora el morenito y el castaño charlaban con entusiasmo, entre risas y conociéndose poco a poco.
-Apuesto todo a que terminan juntos.-
Pensó Taehyung, pataleando de emoción ante la idea de su mejor amigo y el de Jungkook siendo pareja.
-¿En que piensas?-
Pregunta Jungkook al ver la notable emoción de Taehyung, quien se encontraba recostado contra su pecho.
-En que ¿No crees que esos dos se verían bien juntos? Digo, Nam siempre a querido una bonita historia de amor al igual que Jimin. Ambos son muy lindas personas y son igual de bromistas e insoportables cuando se lo proponen.-
Dijo Taehyung observando como Namjoon hablaba de manera animada con su mejor amigo.
-Ahora que lo pienso, es verdad. Es como si ambos se complementaran.-
-Así es.-
Asintió el rubio.
-Pero tal vez no haya manera de que se conozcan, ya sabes, si tal vez no logramos escapar nunca. Él está atado a mi padre, al igual que yo.-
Dijo con un tono serio y una mirada triste.
-Jungkookie, escaparemos y nos llevaremos a Nam con nosotros. El vivirá su historia de amor de Disney y tú y yo seremos felices juntos. Ya lo verás.-
Dijo con aquella característica sonrisa.
-Espero que así sea.-
Sonrió, dejando un suave beso en el puente de la nariz del contrario, quien se sonrojo ante el dulce acto del menor.
-Eres muy lindo Jungkookie, me vas a matar de ternura. No entiendo como es que logras verte tan rudo a veces.-
-También tan sexy y malditamente caliente.-
Omitió, ya que le causaba vergüenza decir ese tipo de cosas.
-Tú eres el tierno TaeTae. A veces eres como un pequeño bebé que quiere atención y ser mimado.-
Dijo el menor, viendo como su ahora novio se sonrojaba por completo.
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Namjoon continuaba hablando animadamente con Jimin a través del teléfono. Todo era tranquilo, un ambiente bastante agradable. Pero todo lo bueno tiene fin.
El teléfono del moreno sonó de repente, haciéndolo sobresaltar.
-Jimin, tengo que cortar. Te llamaré luego, así guardas mi número.-
Dijo sonriendo, pues siempre había sido bueno ocultando lo que sentía.
-Está bien. Fue lindo haber hablado contigo Nam, me agradas.-