Demonio

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Este capítulo es, sin ninguna duda, el más relacionado con Good Omens de todos

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Este capítulo es, sin ninguna duda, el más relacionado con Good Omens de todos. Que lo disfruten 😊

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Neil intuía que algo distinto a lo usual estaba gestándose en el aire; podía sentirlo con la misma claridad con que sentía la brisa y el aroma de las flores. Con cuidado voló hasta el límite de su territorio y se posó sobre la muralla, observando como las nubes pasaban de blanco a gris con asombrosa rapidez.

-Qué extraño... ¿Qué son esas nubes oscuras que tapan el sol? Señor, ¿eres tú creando un nuevo Cielo?

El Señor no le dio la respuesta que buscaba, así que solo permaneció allí parado sobre la muralla que separaba el Paraíso del mundo exterior, una interminable y árida superficie de tierra donde moraban bestias salvajes y demonios por igual. Neil suspiró y pensó en los pobres Adán y Eva, quienes horas antes habían sido expulsados por Dios del paraíso y condenados a vagar por aquel desierto. A lo mejor, pensó, aquella paulatina oscuridad era solo producto del enojo del Señor, y pronto las nubes se disiparían.

"Ojalá así sea", pensó el ángel, cuyas alas temblaron un poco producto de los nervios. "Este sitio es mucho más hermoso cuando se ve un azul interminable cubriendo el cielo".

Como ángel encargado de custodiar el Paraíso, no se le permitía cuestionar las decisiones divinas. La orden del Señor había sido clara, no comer del fruto prohibido, y como Adán y Eva habían devorado una manzana les correspondía ser castigados. Aún así Neil sintió algo de pena cuando vio a lo lejos a las dos figuras humanas caminando lentamente por la arena, probablemente fatigados y con hambre. No estaba hecho para contemplar el dolor, y por lo tanto tener delante a dos seres sufriendo era algo incómodo.

"Al menos he podido darles una luz de esperanza antes que se marcharan" se dijo con otro suspiro.

Mientras él seguía allí parado observando todo, una sinuosa figura se fue acercando a la muralla por detrás. Era una serpiente rosa gigantesca, que reptó en silencio entre la vegetación hasta alcanzar su nivel y erguirse como una monstruosa cobra. Neil la observó de reojo perplejo, pues la gran serpiente se fue transformando ante sus ojos en una joven demonio, vestida con túnica negra y con largos cabellos dorados cayendo por su espalda. La demonio desplegó también enormes alas negras, como desperezándose, y luego le dirigió la palabra con suma tranquilidad:

-¿Es curioso el modo en que Dios hace las cosas, verdad? Prohíbe a los humanos comer del fruto del conocimiento, pero coloca el árbol allí en medio del prado, donde cualquiera puede alcanzarlo.

-Bueno, los métodos del Señor pueden parecernos incomprensibles, pero Él sabe lo que hace- contestó Neil de forma pomposa.- No nos corresponde a nosotros cuestionarlo.

-Bah... supongo que tienes razón.

-Además, el Señor no haría algo sin saber cuál será su consecuencia. Todas sus decisiones forman parte de un plan superior... inefable.

-¿El plan de Dios es inefable?- se burló la demonio, sin dejar de mirarlo de arriba a abajo. Neil asintió y contestó con gran seriedad, ignorando su sarcasmo.

-Exacto. Está más allá de nuestro entendimiento, y sin duda...

-¿No tenías una espada llameante?- interrumpió la demonio de golpe. Neil tosió.

-Sí, bueno...

-¿Qué pasó? ¿La perdiste?

-No, yo... bueno... se las regalé- susurró poniéndose muy colorado y suscitando una sonrisa tierna en la cara de la rubia.

-¿Se las qué?

-¡Se las regalé!- gritó entonces Neil entre avergonzado y orgulloso de su acción.- Hay animales salvajes allí afuera, y hace frío y ella está embarazada. ¡No hubieran tenido oportunidad de sobrevivir!

-Oh, por favor, no es necesario que me des explicaciones, no soy tu jefe. Desobedecer una orden no es algo del otro mundo, yo hubiera hecho lo mismo.

-Bueno, es lógico, eres una demonio. Es lo que haces- comentó Neil tratando de mantener la compostura. Ella meneó la cabeza.

-Meh... solo me dijeron que subiera aquí y causara problemas, no es como que realmente me importe hacer el mal.

-Solo espero no haber hecho lo incorrecto al regalarles la espada- dijo Neil con ansiedad, provocando una nueva sonrisa en su interlocutora.

-Eres un ángel, no creo que puedas hacer algo malo, sabes.

-¿En serio lo crees? ¡Oh, muchas gracias...!

-Crêpe- contestó ella.

Ángel y demonio contemplaron a lo lejos como Adán usaba la espada llameante para ahuyentar un enorme león, reflexionando sobre los eventos sucedidos y sin sentir incomodidad el uno con el otro. Al cabo de un rato de reflexión, Crêpe habló en voz alta como si buscara compartir su idea.

-¿Sería divertido, verdad? Que tú siendo un ángel hayas hecho algo malo al darles tu espada, y yo siendo una demonio haya hecho algo bueno al incitarlos a tomar el conocimiento en sus manos.

-Jajaja, sí... ¡No! ¿Qué tendría de divertido eso?- se rectificó Neil indignado, ante lo cual Crêpe encogió los hombros. En esos momentos las nubes oscuras se agitaron por el viento y unas cuantas gotas de agua comenzaron a caer, gotas que no tardaron en multiplicarse hasta formar una llovizna. Neil, siendo un ángel bondadoso, no dudó en estirar su ala para cubrir a Crêpe y evitar que se mojara. Ella parpadeó.

-Gracias...

-No es nada, solo una gentileza. Así me educaron.

Ambos continuaron mirando por encima de la muralla como si nada más importara, y en efecto así era. No tenían otras obligaciones, así que bien podían pasar el tiempo juntos por un rato más.

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