Sirena

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Si el ritmo de este capítulo les parece algo apresurado es porque originalmente es una historia larga (que nunca empecé a subir), así que tuve que comprimir en un solo capítulo lo que debiera haber pasado en varios

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Si el ritmo de este capítulo les parece algo apresurado es porque originalmente es una historia larga (que nunca empecé a subir), así que tuve que comprimir en un solo capítulo lo que debiera haber pasado en varios.

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-Nunca voy a ser un buen surfista, maldita sea- se quejó Neil con un bufido de decepción, mientras arrastraba su tabla de nuevo hasta la orilla. Raven, su hermana, asintió entre risotadas que no le cayeron para nada bien.

-¡Jajajaja tienes razón, eres pésimo! He visto a niños remontando esas olas mejor que tú. ¿Quieres que vayamos a entrenar a una de esas piscinas con oleaje artificial primero?

--¡Ya basta, Raven! No estás ayudando- la regañó Terry, el mayor de los hermanos, mientras ofrecía a Neil una toalla y le palmeaba el hombro.- No seas duro contigo, Neil, lo estás haciendo lo mejor que puedes.

-¡Pero lo mejor no es suficiente, Terry! De los tres meses de vacaciones que tenemos, ya pasaron dos semanas y no aprendí más que a pararme sobre la tabla. No es suficiente. Tendría que contratar a un instructor, pero soy un maldito cabeza dura orgulloso y no lo he hecho.

-A ver, ¿y has probado leyendo el libro que te presté sobre surf? Quizás aprenderte la teoría de memoria te ayudaría a mejorar tu postura- sugirió Nina Luna, la menor de los hermanos. Neil le sonrió débilmente y asintió, sin querer herir sus sentimientos.

-Supongo que no pierdo nada por intentarlo. Podría leer el manual una vez más...

-O, podrías ir a ver al brujo de la playa- sugirió Lilith con malicia. Neil frunció el ceño.

-¿El qué?

-Mientras ustedes paseaban yo estuve oyendo historias en el bar, sabes. Dicen que hay un brujo por aquí que hace magia de verdad. A lo mejor te puede convertir en un buen surfista.

-¡Ah, eso es estúpido!- intervino Nina indignada.- Los brujos no existen. La magia solo es un timo para engañar débiles.

-Esta niña sí que está amargada- comentó Lilith.- ¿Y bien, Neil? ¿Qué dices? Sé dónde queda la cabaña de este hombre. Podríamos ir ahora mismo. Como tú dijiste, no tienes nada que perder...

Neil compartía la idea de que aquello era un cuento para engañar a los turistas, sobre todo cuando vio al supuesto brujo Newt: flacucho, con aspecto de perpetuo asombro, con una playera tres tallas más grande que él. No le parecía en absoluto alguien con poderes mágicos, por lo que recibió con mucho escepticismo sus indicaciones sobre entrar al agua, allí en la misma orilla a metros de su cabaña.

-Tienes que estar en contacto con el agua para poder entenderla. Ahora verás, este hechizo me lo enseñó una verdadera maestra, no puede fallar...

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