Beauty blogger

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-No estoy segura de esto, Misha

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-No estoy segura de esto, Misha... quiero decir, me encanta el maquillaje pero, ¿quién va a querer ver mis videos?- cuestionó Crepa a su hermano, que la miraba con una expresión de total seguridad.

-Tesoro, créeme, si yo estuviera buscando un tutorial de maquillaje y te viera en la miniatura, no dudaría en entrar a mirar. ¡Eres una chica muy iluminada, Crepita! Y no me refiero a este aro de luz que compraste, hablo de ti como persona.

-¿Yo... como persona?

-Eres una persona muy dulce, simpática, sabes hablarle a la gente y siempre resulta hermoso escucharte cuando hablas de paletas o labiales. ¿Sabes por qué? Porque es lo que te apasiona, querida, y eso lo hace interesante. Definitivamente debes grabar un video comentando que te pareció esta colección que compraste de maquillaje de My Melody. Romperás récord de visitas.

-Eres muy halagador, Misha, pero no lo sé- dudó Crepa observando la notebook abierta.- Solo mira, hay youtubers mucho más expertas que yo en el rubro de maquillaje. ¿Qué podría decir yo que no hayan dicho ellas?

-Ese es tu problema, querida, te enfocas en ellas y no en ti. No te estoy diciendo que hagas videos para competir con otras youtubers, o para saltar a la fama mañana mismo. Te lo digo porque veo cuanto te divierte probar cosméticos nuevos, y creo que disfrutarías mucho grabándote haciendo una reseña.

Crepa suspiró y se giró para mirar sobre su cama, donde había dejado apoyada toda su colección de maquillaje My Melody: una paleta con seis sombras, lápiz labial y brillo labial, base y rubor, delineador y rímel, además de dos esmaltes. También tenía la colección entera de maquillaje de Kuromi, pero los de My Melody eran más rositas y ella amaba todo lo que fuera adorable. Desde niña, cuando le pedía prestado a Misha sus cosméticos para jugar a la modelo; ahora tenía dieciocho años y había viajado a Londres para ir a la universidad, y estaba quedándose temporalmente en el departamento que Misha compartía con su novio Terry. Volvió a enfocar la vista en su hermano y preguntó, con seriedad:

-¿A tu novio le molestaría que usáramos su cámara para grabar el video? Como es fotógrafo pienso que su cámara debe ser mejor que la mía, que ya está hecha polvo...

-¡Por supuesto que no le molestará, querida, para nada! Terry es un sol, y además lo hablamos ayer y estuvo de acuerdo.

-¿Hablaron de qué... de mí?

-De cómo podíamos ayudarte a lanzarte como beauty blogger, querida- corrigió Misha con dulzura.- Yo le conté lo mucho que te entusiasma el mundo del maquillaje, y que pensaba que grabar algunas reseñas te gustaría. Entonces él dijo que estaba de acuerdo y que con gusto te prestaría sus cámaras y te ayudaría a editar todo.

-No puedo creerlo... ¿todo eso por mí?- balbuceó Crepa emocionada, abrazando a Misha con mucho cariño.- ¡Gracias, hermano, eres el mejor del mundo! ¡Y Terry también, oh, es como ni otro hermano ahora!

-¡Jajaja, le diré que dijiste eso, te lo aseguro! Aunque, oye, si los dos somos tus hermanos, ¿eso no nos haría un poco incestuosos?

Ambos jóvenes echaron a reír y luego se pararon, pues debían organizar muchas cosas. El escritorio del cuarto de Crepa era muy pequeño y detrás suyo había mucho desorden, de modo que instalaron todas sus cosas en la sala, blanca y elegante. El trípode, la cámara, el aro de luz recién comprado y algunas decoraciones de fondo, que Misha sacó de su propio cuarto. Por último colocaron todos los cosméticos de Sanrio sobre la mesita, incluyendo ambas colecciones: la de My Melody y la de Kuromi.

-Haré reseña de ambas- decidió Crepa con los ojos brillando de entusiasmo.- Primero la de My Melody obviamente, pero después haré también la de Kuromi. Me maquillaré lo mejor posible mientras comento, luego me lo quitaré y empezaré con el otro. Oh, ¡espero no olvidar nada! ¿Estoy olvidando algo, Misha?

-Bueno, pues, lavarte la cara- observó Misha riendo.- Debes estar a cara lavada si quieres hacerte un maquillaje nuevo.

-¡Cielos, es cierto! Ohh, no me gusta estar a cara lavada, pero qué remedio... ¡ahora vuelvo, tengo los paños desmaquillantes en mi mesa de noche!

Misha asintió sin dejar de reír y luego respiró hondo para calmarse, pensando en como más podía ayudar a su hermana. Si bien le había dicho que debía hacerlo para divertirse (y era cierto, la diversión era lo más importante del asunto), estaba seguro que tendría un éxito inmediato como youtuber de belleza. ¿Acaso sus fotos en Instagram no tenían cientos de corazones, y su rostro era tan hermoso que hacía lucir increíble cualquier cosa que se pusiera? No necesitaba competir con nadie, porque la fama le llegaría sola. Misha apostaría a eso si tuviera que apostar.

-Bueno, ya está, ¡con la cara limpia! Dios, que nervios... ¿me ayudas a revisar una vez más si todo está en orden? No quisiera estar a mitad del video y descubrir que la cámara no está grabando. Tendría que empezar todo de nuevo.

-Tranquila, por supuesto que te ayudo. Tú solo relájate y repasa lo que quieres decir, sin miedo. Tu pasión por el maquillaje hará que te salgan las palabras perfectas.

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