↳ 📷₊˚. ··· Stalker »-Pregame Saiouma-«

↳ ੈ‧₊ CAPÍTULO II

Decir que Shuichi no estaba completamente atónito por la voz del alumno sería una atenuación en todo sentido. La razón de su estupor fue esa de que la persona que había hablado frente a su clase no era una chica joven, como mandaba su primera hipótesis, sino un chico, sin duda alguna. Aunque a la voz la caracterizaba un tono que era apacible y tímido, el timbre era definitivamente algo que él podía reconocer de una persona de su propio sexo.

Estaba a la mitad de terminar un garabato de Chiaki Nanami, la cual estaba salpicada levemente por la saliva del chico de cabellos azules, cuando el deseo de ver al nuevo estudiante comenzó a surgir gracias a la inquietud que le generó su voz.

Le tomó unos momentos, pero finalmente la curiosidad dominó su ser. No solía estar completamente interesado en cosas triviales como estas, pero si tenía que coexistir en una habitación con esta persona por el resto del año, no le encontraba el daño a ver el aspecto físico de otra persona a la que no le hablaría más de tres veces en toda su vida.

Dejó su bolígrafo de lado y levantó la mirada de su cuaderno de dibujo, fue tan leve que probablemente las personas a su alrededor no detectaron el más mínimo movimiento. A pesar de lo difícil que era ver con la visera de su gorra, hizo un pequeño esfuerzo en observar la figura de baja estatura que se encontraba temblando frente a la pizarra, encontrando el tirite del adolescente molesto y patético.

Aunque parecía que esta persona nueva era mala para comunicarse, era evidente que intentó lo mejor que pudo en hacer una presentación decente de sí mismo, pero la mayoría de las palabras que salieron de su boca cayeron mudas ante los oídos del joven Saihara, quien estaba no muy interesado en lo que tenía que decir.

Era un chico con ojerosos ojos color lavanda, despeinados cabellos púrpuras y la constitución corporal característica de una persona petite. Parecía no haber dormido en semanas, y por lo visto la interacción social no era su fuerte, además de que estaba definitivamente en mala forma física, casi al punto de la desnutrición. Los únicos rasgos rescatables del muchacho eran sus suaves facciones faciales que le hacían ver como una muchacha en el pináculo de su juventud y su blanquizca piel que, aunque no tenía un brillo muy saludable, parecía suave y delicada.

Saihara lo clasificó con un chico lindo el segundo en el que le puso los ojos encima. Sin embargo, no es como si le importase mucho este aspecto. Esto debido a que compañeros suyos, como Amami o Shinguji, eran adolescentes extremadamente atractivos, más eso no los hacía buenas personas.

Despues de haber dado una mirada al hombre de poca altura, regresó la vista a su dibujo a medio terminar sin una impresión muy buena del nuevo estudiante, su mente fijándose poco a poco en Danganronpa nuevamente conforme hacía líneas de tinta negra por el papel a rayas. Y mientras sus pensamientos lógicos se iban desplazando con la corriente, Kokichi regresó a su asiento con la cabeza baja, hiperventilado por la ansiedad que le daba hablar en público.

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El tiempo del primer descanso había llegado, con la campana escolar avisando que la tercera hora había finalmente terminado. Tomó solamente unos cuantos instantes para que el alumnado saliera corriendo de forma apresurada del aula, sintiendo la libertad correr por sus jóvenes cuerpos. Y en pocos momentos, el salón estaba casi inhabitado, a excepción del adolescente de ojos dorados.

Shuichi sinceramente no había siquiera caído en cuenta del tiempo en el que sonó la campana por estar en su libreta garabateando y escribiendo, relamiendo sus labios e incluso mordisqueándolos de vez en cuando.

Para cuando fue consciente de lo que ocurría, ya habían pasado un par de minutos y el profesor ya había abandonado el aula, por lo cual su primer razonamiento fue que había quedado en una de las tantas situaciones comunes para él, en esta ocasión era que nuevamente se había quedado fantaseando y soñando despierto en vez de prestar atención a las lecciones.