↳ ੈ‧₊ CAPÍTULO XIX

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Una semana más y los problemáticos chicos del último año de la Academia Definitiva para Jóvenes Dotados podrían dejar el terrible ambiente escolar de aquellas instalaciones de una vez por todas después de haber pasado tanto tiempo juntos, aunque no en harmonía.

Saihara estaba rebozando de emoción, causa de otro de sus repentinos cambios de humor. Se sentía tan lleno de felicidad y energía que era casi posible que en su cabeza se preguntara si alguien podría morir por una sobredosis natural de serotonina, endorfinas y dopamina.

Su humor estaba relativamente elevado, pues había conseguido un bálsamo labial de uva usado por Kokichi para sus secos labios, en adición a un cuaderno de dibujo entero que el chico tiró en uno de los múltiples cestos de basura de la escuela en la mañana. Su colección había crecido tanto en los últimos meses que se estaba comenzando a quedar sin espacio para poner todos los objetos que admiraba entre aquellas cuatro paredes.

Ahora mismo los objetos estaban en su mochila, la cual rebotaba sobre su espalda cada vez que daba un emocionado saltito en su caminata por uno de los tantos callejones que tenía que pasar para llegar a su casa. Aquella tarde Ouma no iba con él debido a que se sentía tan mal que terminó por desmayarse en medio de una clase y tuvo que retirarse.

Era extraño, debido a que las autoridades en su escuela eran tan corruptas que no solían dejar ir a alumnos a su casa. Usualmente lo hubieran mandado a la enfermería o algo por esa naturaleza, pero era ciertamente preocupante que aquel chico petite estuviera tan muerto de hambre que cayera inconsciente en medio de una lección. Le hacía preguntarse que tan seriamente se había tomado la conversación que había tenido hace algunas semanas, justo después de haber... realizado actos tan impuros.

Siguió el muchacho caminando de forma optimista, sintiendo la positiva emoción recorrer sus venas después de un par de días sintiéndose vacío, enojado y muy triste. Lo único que estaba manteniéndolo vivo a ese punto era el adolescente de los cabellos púrpuras y lo bien que estaba yendo su relación de amigos con beneficios.

Eran los únicos momentos en los que Shuichi podía ser completamente cariñoso con Kokichi, lo trataba con tanto amor y el otro ni siquiera estaba consciente por el ardiente placer que sentía, por lo cual el de cabellos azules se daba el gusto de susurrarle cosas románticas en el oído, de besarlo en los labios como si fuera su pareja. Mientras que para Ouma se trataban de los momentos en los que todas sus preocupaciones y sus traumas se podrían ir por la ventana, en los que era aceptado por su físico y no tenía que estar consciente de lo obeso u horrendo que se sentía.

Ambos tenían algo que ganar.

Era cierto que no le agradaba categorizarse como "amigos con derechos", pero sabía que, si seguían un poco más, pronto caería a sus pies. Si no lo hacía, tal vez perdería la cabeza.

Prontamente una figura lo tomó por el hombro y lo empujó en dirección a una de las paredes del callejón, acorralándolo exitosamente entre la fría superficie y la silueta de una persona un poco más pequeña que él. Fue el impacto que su cabeza dio contra el muro que lo sacó de sus pensamientos tan felices que estaba teniendo.

—Espérate un momento —soltó una voz, perteneciente a la persona que lo tenía rodeado. No sonaba amenazante del todo, pero conociendo de quien venía cambiaba totalmente el contexto de la situación—. ¿Por qué aún le hablas a esa perra morada? —Cuestionó nuevamente la chica de forma hipócrita. Kaede Akamatsu era su nombre.

Saihara no pudo hacer más que quedarse callado, las ganas que tenía de hablar con la muchacha eran nulas. La odiaba tanto, desde el fondo de su corazón, que el sentimiento podía compararse con el amor que le tenía al joven petite en niveles de intensidad.

↳ 📷₊˚. ··· Stalker  »-Pregame Saiouma-«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora