↳ ੈ‧₊ CAPÍTULO VI

3.4K 213 386
                                    

⚠️

El día que procedió a aquella tarde fue un jueves. Con la mente llena de ideas y analísticas, Saihara caminaba por milésima vez la ruta de siempre, estaba tan acostumbrado a lo aburrido que era su recorrido de la mañana, que se entretenía mejor pensando en otra cosa que no fueran los minutos que le faltaban para arribar al edificio escolar.

En este específico día, su cabeza estaba plagada del plan que había estado produciendo desde la noche del día anterior. Su sueño fue incluso interrumpido por los pensamientos intrusos de este plan, tardó muchísimo en afinarlo lo más que pudo. No era de ninguna manera ideal o perfecto, pero era lo mejor que alguien con tan gran intelecto podía hacer en una sola noche, excluyendo en tiempo que le tomó hacer ciertas preparaciones para garantizar el éxito de su táctica.

Esto no iba a alejar a Rantaro del todo, tampoco alejaría a aquel estudiante de verdes cabellos de la mente de Kokichi, pero lo más probable es que podría satisfacer una de sus necesidades más grandes en el momento. La de tener más posesiones de Ouma entre sus brazos. E incluso, según sus múltiples análisis de la situación, su plan tendría algunos resultados en los que exitosamente su ángel de cabellos morados se alejaría y antagonizaría al de ojos verdes. Esos eran los resultados que deseaba tener de este inofensivo experimento.

Estas perversas corrientes lo mantuvieron separado de la realidad lo suficiente como para distraerlo del terrible camino que recorrió hasta el campus de su instituto. Suspiró con cansancio y se dirigió dentro de la escuela, relocalizando su destino a su casillero, el cual estaba en el último piso de la construcción, un par de pasillos lejos del salón donde él y otros 15 jóvenes tomaban clases diariamente.

Desde su primera reunión con el estudiante que había robado su corazón, ya no solía pasar su tiempo libre antes de que tocara la campana sentado en una de las bancas de los patios exteriores de los terrenos escolares, leyendo sobre las noticias de Danganronpa. Una obsesión que había sido opacada por el creciente amor que le tenía a su mejor amigo. Ahora era más de su estilo llegar a su salón de clases un par de minutos antes de que las clases comenzaran, cuando todavía no había muchos estudiantes y platicar al lado del alumno de ojos lavanda.

Como era costumbre desde hace unos meses, subió escalón por escalón, no tomando importancia a sus pisadas a pesar de que muchos otros alumnos estaban recorriendo esas mismas escaleras y le podían pisar los zapatos en cualquier instante. Nada de eso era de prioridad para aquel muchacho de penetrantes iris color oro grisáceo.

Sus habilidosas manos se pusieron en marcha, guardando los libros que no serían necesarios en el primer periodo de las clases y sacando los que serían de suma importancia para su entendimiento académico. No le tomó mucho tiempo que digamos, debido a que ya tenía una cierta práctica en esto.

El corredor estaba extrañamente sereno como para la hora del día, pero ignorando aquella rara ocurrencia, cerró el pequeño candado que evitaba que cualquier extraño tomara sus posesiones y se dio la vuelta para tomar el camino a su aula y ahí encontrarse con su bello amado.

El momento en el que le dio la espalda a los estantes personales llenos de libros, de atrás de su cuerpo pasos frenéticos se escucharon. Todo pasó tan rápido que ni siquiera su cerebro astuto y con buenos reflejos pudo procesar el repentino contacto.

—¡Saihara-chan! B-buenos días —gritó con entusiasmo, abrazando al otro por atrás con sus débiles brazos alrededor de la esbelta cintura del joven Saihara. Esto hizo que la sangre del muchacho de ojos amarillos se le fuera a la cara, avergonzado por ser abrazado con tanta fuerza contra el cuerpo del opuesto, tanto que casi podía sentir aquellos pequeños pezones presionando contra su espalda de forma tan suculenta...

↳ 📷₊˚. ··· Stalker  »-Pregame Saiouma-«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora