↳ ੈ‧₊ CAPÍTULO XXI

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Lo primero que vio fue oscuridad.

Sus ojos rodaron en sus cuencas antes de caer en cuenta de que sus párpados estaban completamente cerrados. ¿Dónde estaba? No era algo que pudiera responder ahora, pero no conocer de su paradero no le asustaba, después de todo estaba convencido de que había muerto.

Así era. Si esto era como el siguiente plano material se sentía, entonces no era muy divino o emocionante, como todo el mundo suponía que era. Su cabeza se sentía pesada y punzante, su ser entero se sentía pesado, como si estuviera cargando piedras.

Cuidadosamente abrió de par en par sus orbes dorados, siendo golpeado con la tenue luz de una habitación. Su cuerpo se sentía entumecido, aunque hiciera el esfuerzo de mover sus dedos no le era posible hacerlo.

A este punto se comenzó a alterar un poco más. ¿Qué le estaba ocurriendo? no podía siquiera pensar bien de la migraña que aturdía su mente. Tampoco podía reconocer el lugar donde estaba. Era cierto que en parte estaba pesado, pero la superficie en la que yacía era suave, casi como estar flotando.

Poco a poco se permitió respirar de forma profunda, hace un par de meses que un pánico como ese no se apoderaba de sus sentidos. Era probable que no estuviera muerto si aún sentía el ardor al respirar, o el cerrar de sus párpados, por lo cual solamente se relajó hasta el punto en el que todo el bullicio de ideas cesó por completo.

Su vista estaba fijada a un punto en específico, aparentemente era el techo de la habitación en la que estaba. Le era familiar ahora que lo miraba bien, si solo su olfato estuviera más fortalecido podría discernir la identidad de la recámara de todas en las que había estado antes.

Su tranquilidad llegó a su fin el instante en el que un ruido ligero, similar al de puertas abriendose, se escuchó a un par de cuartos. Sabía que no era en el que estaba, pues no había sido un sonido lo suficientemente claro como para haber sido producido por algo tan cercano a él.

Gracias a esta distracción su cabeza pudo funcionar de nuevo, poniendo las piezas del rompecabezas de la situación en sus lugares correspondientes. Fue pronto que pudo mover con cuidado su cuello y miró un reloj de pared, el cual marcaba las 4:02 de la tarde.

Inmediatamente reconoció la pared en la que estaba aquel aparato que decía el tiempo, pero antes de poder pensar algo más, bruscas manos comenzaron a tocarlo como si de una muñeca de trapo se tratase, sacudiendo su cuerpo entumecido con vigor.

—¡¡¡SHUMAI!!! —Chilló el chico a un lado de él, el responsable de sacudirlo con tanta alegría. Se veía tan feliz que genuinamente confundió a Shuichi. Esta situación no tenía sentido—. ¡Te extrañé tanto! —Gritó el petite, abrazando con todo lo que pudo al otro, tanto así que el aspirante a detective pudo escuchar el crujido de los huesos de ambos con claridad a pesar de no sentir el contacto.

—Qué... ¿Qué me pasó? —Preguntó sin más, buscando una explicación lógica a lo que ocurría. estaba tan perdido en todo que hasta su intuición no podía corroborar en el caso. Al preguntar eso se permitió recostar su espalda contra el respaldo de lo que parecía ser la cama de Kokichi, comenzando a recuperar las sensaciones de su cuerpo causadas por el estímulo externo.

—Hmmm... Cuando regresé del baño estabas tirado en la acera —Explicó el de menor altura con cierta tristeza, aferrándose al cuerpo del de cabellos azules como si su vida dependiera de hacerlo—. P-pensé que... te había perdido —lagrimeó en un hilo de voz agudo, indicando que lloraría pronto. Efectivamente, Ouma se puso a llorar en el pecho del opuesto solo segundos después, dejando que las lágrimas salieran y mojaran la camisa del más alto.

↳ 📷₊˚. ··· Stalker  »-Pregame Saiouma-«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora