En Seúl para cumplir su sueño: Ser cantante.
La oportunidad de su vida: Los productores Jeno y Jaemin de la empresa estrella emergente del entretenimiento necesitan un solista.
El problema: J & J Entertainment parece más un total caos que la empresa...
No sé si me desmayé o si mi cerebro sólo se desconectó pero cuando me di cuenta estábamos estacionándonos frente a una especie de plaza en un barrio bastante mono lleno de gente, un buen indicio pues si fuera a darme la paliza de mi vida, un callejón habría sido más apropiado. Lo que me llevó de nuevo a una extrema confusión.
—¿Nana? ¿Dónde estamos? —me asomé por las ventanas en busca de una pista, el seguro fue quitado y Jaemin se bajó del vehículo, dio la vuelta y abrió la puerta de mi lado.
—Sólo, ven conmigo —me invitó haciendo un gesto de cabeza con ambas manos en los bolsillos. Está bien, quizás estaba siendo paranoico. Pero entonces ¿para qué me quería? Nunca era posible saber lo que sucedía en la mente de Na Jaemin.
Caminé detrás de él en silencio durante un tramo. Las luces abundaban al igual que la gente que paseaba entre los indicios de una de las primeras nevadas y los restos de las últimas hojas en los árboles sobre el enladrillado de aspecto antiguo. En el ambiente flotaba el aroma a cocoa caliente y comida exquisita de los pequeños puestos que flanqueaban el camino. Una imagen de postal. Seguía sin comprender por qué Nana me había llevado a ese lugar; lo observaba andar con ese aire al parecer despreocupado, con su gabardina larga y oscura, su cabello azulado que era iluminado con los rayos del sol de media tarde y después lo contemplé al voltear sonriendo hacia mí, dejando ver su perfil que era delineado en dorado por los mismos rayos.
Desde el primer día noté lo apuesto que era Na Jeamin, muchos piensan que es incluso más apuesto que Jeno pero, jamás había visto con tanta claridad que también era muy bello. Un poco loco, quizás más que sólo un poco. Sin embargo no tomaba tanto tiempo comenzar a notar que era un ser bello no nada más fuera, sino que su belleza emanaba como luz desde su interior.
Aceleré el paso para alcanzarlo, aún esperaba una respuesta, aunque decidí esperar hasta el momento en que decidiera hablar por él mismo. Mientras, sencillamente caminé a su lado admirando el puro paisaje manchado de tonos de ambas estaciones a la vez que seguían rondando en mi cabeza las palabras que había dicho hace un rato en J & J Ent. "Estoy harto" ¿Harto de qué?
—¿Sabes algo? Amo este lugar, siempre vengo aquí cuando estoy cansado. Pero Jeno no lo sabe —su voz era más ronca y grave de lo usual, lo que la hacia sonar confidente.
—¿De qué estás harto? —expresé mi curiosidad.
—No me hagas mucho caso, me sentí abrumado un momento. Jeno y los demás podrán arreglárselas sin nosotros un par de horas ¿no crees?
—¿Hablas de tu trabajo?
—Algo así, digamos que hay un "pequeño" inconveniente; o digamos, elemento, que me está volviendo loco.
—Entonces... ¿qué harás ahora?
—Pasear —ambos caminábamos a la par con las manos en los bolsillos a un paso lento y disfrutable, sentí un empujón en el hombro propinado por el juguetón chico a mi lado y claro que se lo regresé con más fuerza. No sabía lo agradable que podía ser andar así con el chico a mi lado.
Continuamos de esta forma un par de minutos antes de que Nana volviera a hablar.
—Del 1 al 10 ¿qué tanto crees que me agradas? —lo miré un tanto extrañado dada la naturaleza de la pregunta. Se estaba comportando muy raro, aunque no pudiera decir que me incomodara o molestara.
—No lo sé... ¿un siete? —no pensaba que mereciera más a pesar de que estaba claro que le agradaba en cierto modo.
—Un diez ¿y cuánto te agrado yo a ti?
—¿Del 1 al 10? Un diez también.
—Ya veo —okay, era un comportamiento sumamente extraño pero había descartado la idea de que Junwoo le hubiese dicho algo, tal vez este último incluso lo olvidó ¿no? Estaba considerablemente ebrio.
—Es hermoso aquí ¿dices que nunca has traído a Jeno? —retomé el tema antes de que hubiera un silencio incómodo. Se encogió de hombros.
—Siempre he venido solo.
—Y me trajiste porque...
—Eres adorable —me volteó a ver con esa sonrisa radiante y el tonito tierno que usaba muchas veces que era molesto pero lindo.
—¡Dios! No hagas eso, me avergüenzas —me tapé el rostro intentando borrar la imagen de mi mente. Nana sabía que verlo actuar así hacía subir la sangre a mi cabeza, siendo un ser que fácilmente se enojaba.
—¿Renren está molesto? —aumentó el nivel de lindura (y cringe).
—¡No, no hagas eso, te lo ruego! —soltó una carcajada, pellizcó mi mejilla y se dio por bien servido.
—Jeno odia que haga eso, pero su reacción no es tan graciosa como la tuya. Me dan ganas de hacerlo todo el día.
—Por favor, no- junté las manos a modo súplica jugando, pues en verdad era imposible que me molestara con él.
No estoy seguro, creo que pasaron unas dos horas y después llegamos a uno de esos parques con una pequeña pista de hielo. Tuve una especie de déjà vu, de la vez que parecía tener una cita con Jeno, sin embargo esta vez se sentía diferente, especialmente diferente. Miré a las personas que se deslizaban con ligereza sobre el hielo, eran en su mayoría parejas.
—¿Quieres intentarlo? —escuché de nuevo aquella dulce voz ronca, asentí sin titubear.
¿Sabía patinar? No, pero Jaemin sí y me aferraba a su brazo mientras entre risas nerviosas trataba de acatar las órdenes que me daba para no terminar estampado contra la superficie helada.
—Eres bueno —me soltó de pronto, moví mis brazos buscando el equilibrio pero era difícil, busqué su brazo de nuevo y lo tomé más fuerte.
—No me sueltes.
Y sabía que no lo haría.
Hola cariñitos!
Un capítulo corto y medio soft, pero hacía falta algo de Renmin y se me hace una shipp muy linda 😭
¿Qué pensaban? ¿Que Nana le iba romper la madre a Renjun? Pues no, Nana es un amor.
Besos y una fotito y nos vemos en el próximo capítulo. Byee
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