Drippin'

633 93 3
                                    

No había tiempo que perder ahora, Lucas podría llegar en cualquier momento o bien, Jaemin podría sospechar algo y llamar a Jeno. El poco tiempo que teníamos pensaba aprovecharlo al máximo.

Guié a Jeno al sofá de la sala sin separar nuestros labios ni un instante hasta que estuviéramos frente al mueble, fue entonces cuando coloqué ambas manos en su pecho y de un empujón no muy suave lo hice caer sobre la superficie acolchada. Era el chico de jeans ajustado quien estaba en mi terreno ahora, dispuesto a que lo manejara a mi antojo. De nuevo un sofá sería el único testigo de nuestro pecado, pero eso ya no molestaba mi mente, al menos, no por el momento.

Adopté la misma postura de la última vez: sobre su regazo con una pierna a cada lado de él, quería continuar justo donde lo habíamos dejado, esta vez sin detenerme. Jeno entendió mi idea y automáticamente aferró sus manos a mi delgada cintura. No sabía lo mucho que había extrañado esa fría sensación de sus dedos sobre mi piel hasta que volvieron a recorrer esta vez mi espalda completa, comenzando desde la parte baja y luego comenzando a subir tortuosamente deshaciéndose de mi camiseta en el proceso. Un leve escalofrío.

POV Jeno

Tomé mi decisión, y no estaba dispuesto a arrepentirme, menos ahora que la figura fina que se hallaba sobre mí se estremecía a cada toque de mis manos, me enloquecía con cada reacción de su cuerpo delicado en contraste con su actitud desenfadada; pues, a pesar de su notoria inexperiencia, manejaba la situación manteniéndome enteramente a su merced. No estaba acostumbrado a eso, y de alguna forma, me enloquecia que él lo hiciera.

Cuando me hube deshecho de su camiseta lo atraje hacia mí nuevamente para seguir disfrutando el sabor dulce de sus labios, un gesto del que nunca me cansaría era que colocara sus dos manos en mis mejillas, eran pequeñas y delgadas comparadas con las mías y ligeramente acariciaban mi rostro; era casi cotradictorio pues su boca se movía violentamente con la mía, buscando ese amoldado perfecto con desesperación. Pero eso pronto dejó de ser suficiente.

Esas mismas manos fueron las que empezaron a desabotonar mi camisa a gran velocidad, dejé salir un gruñido cuando sentí su tacto contra mi pecho, me despojé de mi chaqueta con la misma rapidez y la lancé a un costado sin importarme su paradero. Mordí su labio inferior una última vez antes viajar a su cuello para depositar más besos. Como la vez pasada, Renjun ahogó un suspiro en sus labios.

—No, quiero escucharte —susurré aún en su cuello bajando después a su clavícula no dejándole otra opción más que dejar salir aquellos suspiros en mi oído.

Renjun llevaba tan sólo unos pants holgados, de modo que la delgada tela no pudo ocultar por mucho tiempo la erección que empezaba a sentir contra mi propia pelvis. Deslicé mis manos junto con el elástico de la prenda hasta tener acceso a sus caderas mientras el chico castaño terminó de quitar mi camisa y el espacio que quedaba entre los dos se esfumó dejando sólo el roce de su torso desnudo sobre el mío que comenzaba a subir de temperatura.

Renjun no tardó mucho en empezar a mover sus caderas en busca de más placer, arrancándome más gruñidos y evidenciando también un bulto dentro de mis jeans ajustados. Sabía que no lo haríamos ahí mismo en ese sofá, en ese día aunque por dentro moría por llevármelo de ahí directo a la cama, algo me decía que Renjun no estaba listo y me detendría en cualquier instante. Así que seguí avanzando poco a poco pero sin dejar de subir la intensidad.

El vaivén de nuestras pelvis se había vuelto acompasado, a un ritmo uniforme que aumentaba su frecuencia de forma acelerada de modo que llegó un punto en el que simulaba pequeñas embestidas contra su entrepierna mientras me ayudaba con mis manos estrechando su cadera para marcar aquel ritmo. Los suspiros se convirtieron en gemidos que profería por lo bajo y los míos no tardaron en unirse a los suyos cada vez que el contacto se hacía más profundo. Ambas prendas empezaron a sentirse como un obstáculo para la presión que se acumulaba en nuestra parte baja y el sudor comenzaba a perlar nuestro torso desnudo también.

Fue cuando intenté deshacerme del pantalón chandal que Renjun opuso resistencia. Sólo un instante y no a propósito, fue más bien un reflejo, pero la dinámica paró en seco.

—Lo siento, no es que yo...

—Tranquilo, no pienso ir más allá de lo que estés preparado —era adictivo susurrar las cosas en el hueco de su cuello pues cada vez un escalofrío lo hacía estremecer. En ese corto momento de calma pude sentir sus violentos latidos sobre mi pecho producto del aumento de actividad y circulación de sangre que igualmente había subido a sus mejillas haciéndolas lucir sonrojadas y vivas; sus hombros subían y bajaban al buscar el aire que le había arrebatado con la larga sesión de besos mientras sus ojos oscuros miraban directo a los míos. Era simplemente hermoso.

Retomé el vaivén de su cuerpo contra el mío pero esta vez, con un ritmo lento y espaciado. Volví a colocar mi agarre en su cintura, sin embargo ahora mantuve una de mis manos en un lado de su rostro acariciando su mejilla con mi pulgar como la primera vez y atrayéndolo en un beso más profundo y largo. La erección en mis pantalones me hacía sufrir una punzada aguda pero me obligué a concluir con ese único beso infinito y el ir y venir de nuestras caderas juntas; la sensación de los delicados dedos de Renjun acariciando mi cabello fue suficiente para mantenerme sólo allí.

—Mi compañero de apartamento no tarda en llegar —soltó el chico de mejillas rosadas cuando por fin nos separamos—, y será mejor que no nos vea semi-desnudos —rió con un poco de nerviosismo y para finalizar, plantó un último beso en mis labios sedientos que siguieron a los suyos y remataron con otro beso igual.

Cuando nos arreglamos y abrió la puerta para despedirme, su compañero ya estaba ahí, pero ambos habíamos recobrado ya la compostura y decoro así que sólo hicimos una pequeña reverencia.

—Hasta mañana, Señor —pronunció de modo que su voz era formal pero yo conocía el trasfondo real de la frase.

—Hasta mañana, Renjun.

(Missing) Puzzle Piece | | NORENMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora